La Fundación Juan Rulfo hizo circular el sábado un comunicado donde fustiga a los organizadores del premio Juan Rulfo, que se concede cada año en la Feria de Guadalajara y que anoche le fue entregado a Tomás Segovia.
La cosa es un poco difícil para la FIL, y parece que anoche Segovia perdió los estribos ante la prensa, acusando a los periodistas de chismosos e inventores.
El reclamo de la Fundación Rulfo está fundamentado en tres motivos principales: según ellos, los organizadores del premio han usado el nombre de Rulfo para sus propios fines, han maltratado a los herederos de Rulfo y, por último, no tragan lo de Segovia el 1 de agosto, cuando dijo que nadie sabe de dónde salía el talento del autor de Pedro Páramo.
Los organizadores de la FIL no tienen aún una postura oficial, e imagino que esperarán a que pase el vaporón de la feria, una de las más importantes del mundo, para sentarse a conversar. Porque la cosa, según la veo yo, es conversable. En realidad Segovia, cuando un periodista le preguntó sobre la influencia de Rulfo en su propia obra, dijo esto:
Ya te imaginarás la respuesta básica, al recibir el Rulfo, que es uno de los novelistas y cuentistas más grandes del mundo, pero también contestaré de modo anecdótico. Yo tuve la beca del Centro Nacional de Escritores al año siguiente de que Rulfo la tuviera; ya lo conocía de vista, pero en una ocasión él hizo una lectura de las primeras versiones de Pedro Páramo, que entonces se llamaba Los murmullos. Para entonces tenía una idea vaga de quién era Rulfo, pero al leerlo me quedé deslumbrado. Además, siempre he pensado que él es un tipo de escritor muy peculiar. Creo que es el tipo de escritor que tiene el puro don; es decir, es un escritor misterioso, nadie sabe por qué Rulfo tenía ese talento, porque en otros escritores uno puede rastrear el trabajo, la cultura, las influencias, incluso la biografía. Pero Rulfo es un puro milagro, nadie sabe por qué tiene ese talento. No tuvo una vida muy deslumbrante, no fue un gran estudioso ni un gran conocedor. Él, simplemente, nació con el don.
A ver, díganme dónde está la ofensa.
Joder, y perdón por la expresión, pero ya me gustaría a mí que alguien me ofendiese así…
Totalmente de acuerdo, la ofensa inexistente. Yo también quisiera que se me ofendiese así, toda proporción guardada, para la genialidad de Rulfo
Cierto, amigo LETRALIA. Más bien lo presenta como un ser místico. ¿Se puede pedir más?
Algunos periodistas piensan que deben vender ejemplares y conseguir lectores sin importar la forma… malo, malo
Me parece que por mas que uno estudie, investigue y haga lo que quiera, si no naces con el don, es imposible escribir… por cierto, lei tu cuneto de la muchacha esperando en el carro mientras los amigos estaban en la discoteca, me gusto mucho.
Es una locura que existan polémicas de este tipo. Tiene que haber algo detrás, pero creo que no llegaremos a saberlo.
Siempre se espera del escritor un enciclopedista, quizás porque muchos posan de devoradores de libros y en toda entrevista hacen citas y enumeraciones.
Juan Rulfo es genial con El llano en llamas y Pedro Páramo. En alguna oportunidad Gabriel García Márquez dijo que había «desarmado» Pedro Páramo, y como quiera que lo armaba era perfecto. Aprendió de eso, para escribir.
Buk, Lety, Kbulla, tan de acuerdo con ustedes que, tal como dice más abajo Bubastis, me es difícil imaginar que sólo la declaración de Segovia sea la causante de la rabieta de los Rulfo, quienes han dicho más tarde que su decisión de quitarle el apoyo al premio es irrevocable.
Tecno, aunque es cierto lo que dices (criticable que el periodismo se convierta en una fábrica de salchichas), pienso que en este caso específico poco han tenido que ver los periodistas. Más bien veo que ha habido, por un lado, un error de interpretación por parte de los Rulfo, y por otro, algún problema subyacente que ustedes y yo ignoramos.
Joanna, gracias por hablar de gente que nace con el don y luego mencionar mi «Alarmas». 🙂
Julio, creo que lo que dijo Segovia fue desafortunado en ese sentido (considerar que el talento de un escritor tiene que ver con el academicismo), pero, ¿no lo exalta al decir que tenía el puro purito don? Insisto, con Bubastis, en que aquí hay un bicho encerrado.
Hay que ser zopenco para interpretar las palabras de Tomás Segovia de manera tan retorcida. Cualquiera, con dos dedos de frente, se sentiría halagado con la mitad de lo que Segovia dijo de Rulfo.
Cómo que dónde está la ofensa. Pues en eso, en decir que «No tuvo una vida muy deslumbrante, no fue un gran estudioso ni un gran conocedor». Y claro que lo fue! y que se puede rastrear el trabajo, la cultura, las influencias, la biografía. Lo que Segovia dice es que Rulfo era inculto.