La característica principal de Wikipedia, ofrecer información que es recolectada y organizada sin restricción alguna por sus usuarios, es una bendición y una maldición.
Dos casos recientes han puesto a correr a su fundador, Jimmy Wales. El primero es el de John Seigenthaler Sr., un antiguo asistente de Robert Kennedy, que apareció señalado en una entrada (que por lo demás se mantuvo así durante más de cuatro meses) como involucrado en los asesinatos de John y Robert Kennedy. El segundo acusa al pionero del podcasting, Adam Curry, de alterar podcasts ajenos. Actualmente las entradas referidas a Seigenthaler y a Curry han sido corregidas, y les han incluido notas explicando las causas del incidente. Wales, quien no dudó en calificar esto como «aberraciones» de algunos usuarios de Wikipedia, anunció que desde hoy se restringirá la creación de artículos para usuarios no registrados, quienes sólo podrán editar los ya existentes.
En la Wikipedia hispana no he visto casos de tal gravedad (claro que tampoco le he dedicado mucho tiempo a buscarlos), pero son conocidas las trifulcas que se arman, por ejemplo, en la página de discusión sobre la entrada sobre Hugo Chávez. Otras entradas menos conocidas, como la que se refiere al periodista y ex alcalde de Caracas, Alfredo Peña, ofrecen igualmente fragmentos apasionados a favor o en contra del personaje implicado (aparte de tremendos errores ortográficos), y alguna, como la que habla de Fidel Castro, ha ameritado que sea protegida «hasta que las diferencias en su contenido sean resueltas en la página de discusión». ¿Más información? Vean la lista de páginas sospechosas de Wikipedia. No confundir, por cierto, con la Frikipedia, en la que el rigor enciclopédico es un pecado.