Hace poco más de un año publiqué en Letralia un editorial sobre las antologías fraudulentas que pululan por la red (que por cierto me valió alguna carta destemplada de «antologistas» de estos que te cobran por publicarte). De la misma calaña son esos concursos en los que hay que pagar una cuota de participación. Por lo general, se declara desierto el concurso pero todos los participantes reciben cartas diciéndoles cosas como: «Oye, qué bien escribes, nos ha gustado muchísimo, mándanos 50 dólares para incluirte en una antología que estamos por publicar…».
Más de un incauto cae, en principio porque se apela a la fibra sentimental del escritor: decirle que ha sido leído y considerado. Les tengo una mala noticia a quienes caen en esto, y es que ninguno de ustedes ha sido leído. El concurso fraudulento, la antología fraudulenta, no son sino una forma elaborada y sofisticada del más puro y duro spam.
Comento esto porque me he topado con Nunca con Jamais, un comité de afectados de una editorial fantasma española, Jamais, que cuenta exactamente el mismo drama. Un supuesto ejecutivo de la editorial los invitó a participar en un concurso; luego les envió a todos cartas del tenor: «No ganaste pero qué bien escribes» y finalmente les cobró a varios de ellos por publicarle sus libros (aunque en lo personal dudo que haya publicado nada):
Cobra al autor por imprimir, distribuir y promocionar su obra, pero en muchos casos el libro no se edita o no se distribuye dándole la publicidad adecuada, y la mayoría de las veces el autor-pagador no percibe la parte proporcional acordada por la venta de ejemplares de su libro, ni siquiera tiene constancia escrita, y el editor está obligado por ley entregarle un certificado acreditativo, de que han sido impresas el número de obras que figuran en el contrato.
Vale, apoyemos a estos colegas que han sido engañados en su (excesivamente) buena fe. Y, una sugerencia a quienes lean esto: no le paguen a nadie para que los incluyan en antologías ni para participar en un concurso literario. Antologías y concursos deben ser cosas que reconozcan tu mérito y no pueden por ende exigirte sumas de dinero.
Los fraudes corren que vuelan sobre el papel.
Jorge, te envío otro descubrimiento ya sabido y resabido:
http://groups.msn.com/Centrodenegociospoeticos
Saluti.
Gracias, Iv. Hay algo ahí que me gusta en el discurso: consideramos más honrosos a los ladrones de banco. En lo personal creo que debemos ser tajantes: nunca pagar por aparecer en una antología ni por participar en un concurso. Y si decidimos sufragar la edición de nuestros propios libros, ir por nuestros propios pies hasta la imprenta.
Hola, Jorge, buenos días. Qué sorpresa volver a oír del tenebroso «Centro de estudios poéticos» en este sitio… Por lo demás, aun con toda la fascinación impuesta por nuestra cultura de la voracidad: con todo lo simpáticos que deberían parecernos (digamos) Jacopo Belbo y sus colegas fraudulentos de El péndulo de Foucault, no dejan de ser lo que son.
Aprovecho para invitarte, con tus lectores: tengo una pequeña convocatoria en la bitácora, y podría interesarles. Salud…
Los afectados por la estafa de Jamais son cientos, diseminados éstos por España y toda Hispanoamérica. Convendría airearlo más todavía para que todos los afectados hagan las reclamaciones pertinentes; aunque no sé de dónde sacará el dinero el tipo, si es verdad que está en la ruina. En cualquier caso sugiero a los estafados que entren en la página de msn: Nunca con Jamais para informarse de todo y acceder a los artículos de los periódicos españoles donde se trata el tema (incluso la entrevista que le han hecho al menda).
Saludos y suerte
Una de las estafadas (María)
Es increible que siempre todo esto suceda, ya no estamos ni tranquilos aquellos que tenemos sueños y esperanzas de poder crear con nuestros mundos literios, un mundo de escaparate para la gente, es doloroso, pero tambièn recuerden colegas que no por ser tan imaginativos al escribir, vamos a ser tan imaginativos en la realidad, escribe con abundancia, soñando, elevando tus ideas a donde otros no pueden llegar, pero despues debes de poner los pies en la tierra.
gracias.
Un poeta y escritor conocido solo por sus amigos
Quiero por la presente, felicitarlos por la lógica y ética postura que han
adoptado respecto a estos medrosos y deleznables sujetos que comercian
vilmente, haciendo uso de los defectos y carencias de muchos escritores..
Este año participé en un concurso de cuentos, que publicó como aviso pago,
la hoja literaria de La Nación, en cuyas bases no pusieron ningún elemento
que pudiera hacerme pensar que era una invitación para colaborar en
ediciones cooperativas. Pasado un tiempo recibí una melosa nota de
felicitación por la calidad de mis escritos. Daba casi la impresión que mis
humildes ficciones, eran producto de una imaginación que mostraba
particularidades cercanas a geniales, según las exageradas ponderaciones del
dúo que firmaba.
La nota era firmada por un hombre y una mujer. Anexo a ella me enviaban un
afiche comercial en colores en donde detallaban los diversos precios que me
costaría la publicación de mis relatos en un libro de antología a punto de
editar. En esa oportunidad les escribí a ellos una nota diciéndoles lo que
pensaba del mercantilismo ofensivo y avieso que habían usado. Le escribí
también una carta al diario La Nación, al que considero corresponsable de la
fechoría, ya que en mi caso, la presencia de un aviso en un medio de prensa
del prestigio de ellos, me dio alguna garantía de seriedad que los hechos no
convalidaron.
Supongo que alguien modificó su conducta por mis cartas, nunca más vi
aparecer el mensaje mentiroso, o sea que pudieron suceder dos cosas. O los
señores organizadores cambiaron el nombre y prosiguieron con el engaño, o La
Nación no quiso seguir publicando avisos que llevaban artimañas flagrantes.
¡Los felicito y disculpen «la charla». Atte OCTAVIO G. CARRANZA TORRES
Gracias por el dato, Jorge. No sabia de la existencia de este tipo de Satrapas.
Lamentable…
Gracias por la nota. Y pensar que muchas veces estuve tentado a llamar a uno de los tantos anuncios que se publican en los distintos diarios, felizmente nunca llamé a ninguno o ahora sería uno mas de los engañados.
Saludos..