Cuentan las malas lenguas que, una noche, Jackson Pollock llegó ebrio a su casa y tropezó un frasco de pintura, derramándolo sobre el piso. En la mañana, todavía con el sopor de la resaca, juzgó interesantes las formas que hacían las manchas de pintura y dispuso un lienzo sobre el cual, literalmente, derramó todos los frascos con que contaba en ese momento.
Mi non sancta lengua añade que en ese momento Pollock decidió urdir la artimaña que le salvaría del olvido (apenas acababa de transcurrir algo más de una década desde que Borges publicara su Historia universal de la infamia y, dentro de ella, el relato «El impostor inverosímil Tom Castro»). Vistió de teorías su pintura, declaró, a quien quisiera oírlo, que sus obras eran el resultado de un profundo trance de libertad creativa y de alguna manera se consiguió a su «negro Bogle»: un crítico que respaldara sus trazos. No por nada diría en 1947, en plena eclosión de su fama, que pintar en el piso le hacía sentirse parte de su pintura: yo aventuro que era un sarcasmo con el que se burlaba de quienes halagaban —y compraban— sus obras.
Marla Olmstead no pudo haber llegado ebria a su casa cuando pintó su primer cuadro: tenía dos años de edad. Eso fue hace media vida, porque ahora tiene cuatro años. Según sus padres, pinta como Pollock, y la verdad es que si uno anda desprevenido no sabe cuál de las dos imágenes que acompañan esta nota corresponde a Marla y cuál al viejo Jackson. Lo desmesurado de todo esto es que los cuadros de la niña se están vendiendo —reporta Art News Blog— en 15.000 dólares, y no en 8.000 como indica esta nota de La Razón, quizás basada en datos desactualizados o distintos a los de ANB.
60 minutos quiso saber si la cosa era cierta e instaló una cámara en la casa de los Olmstead, pero la niña se sintió cohibida y en cinco horas sólo hizo lo que uno esperaría que haga una niña de cuatro años. El atribulado papá Olmstead ya publicó en el sitio web de Marla su intención de filmarla en privado para desmentir a 60 minutos.
Marla no sabe escribir, pero firma los cuadros con su nombre. Es sólo una de las cómicas aristas de un hecho que pone en evidencia, una vez más, cuán estúpido es el emperador para no darse cuenta de que lo han timado, y de que anda por las calles mostrando el dudoso esplendor de sus atributos. Conmigo se ríe el autor de la nota en La Razón:
Hace unas semanas, las noticias de la cadena Antena 3 daban cuenta también de la altísima cotización que están alcanzando los cuadros pintados por un mono en Japón. Aquí no hay engaño. Tal vez el truco de las firmas —auténticas— del mundo del arte esté en la mera especulación, tan transparente que sólo vemos los árboles, pero ningún bosque.
Se han hecho estudios matemáticos sobre la obra de Pollock, y resulta que todos tienen un ‘índice fractal’ característico, muy diferente de si se hubieran dibujado al azar.
Otro tema es que la gente compre cualquier cosa. Y recordemos que es muy fácil imitar el estilo de tal o cual pintor o escritor, lo difícil es crear un estilo nuevo.
Partiendo de la base de la autenticidad de la obra de ésta niña, la posibilidad de imitación hay que tirarla por la ventana. Si ella lo pinta es algo exclusivamente de ella. Por el otro lado, como bien se indica, el que la gente pudiente no sepa que hacer con el dinero sobrante, es todo un tema en sí mismo.
Ahora bien, pasando al tema de estilo, hay un artículo interesante que leí hace poco sobre lo que se llama «dibujo automático». El artículo le da cierta validez a cualquier obra artística (por lo menos al dibujo y afines) que parezca, a primera vista, incomprensible. Está en inglés:
http://www.biroco.com/automatic.htm
Por supuesto, eso no quiere decir que vayamos a entender nada, de ninguna obra, después de leerlo…
Luis
Pensar que Pollock pintaba borracho y sin idea de lo que hacia no es mas que la expresion tonta de la ignorancia de su obra. Que haya «descubierto» este método borracho o lo que fuere no significa que se le deslegitime, es distinto creer que todo lo pintaba asi.
Muchos de los descubrimientos mas revolucionarios en arte y ciencia se han dado por «serendipity». Que la gente reflexione sobre ellos luego y avance teorias es donde esta el genio creativo y cientifico.
Cualquiera que haya visto N°2 se dara cuenta de que no se puede aludir al «azar», es una cuadro cuya fuerza avasallante muestra el grano de un artista.
Que un nino logre hacer esto, por otro lado, me parece un poco tirado por los cabellos. Creo que el arte es siempre la expresion de vida o sentimientos que dudo una nina de 4 anos sea capaz de expresar, cualquier teoria freudiana o piagetiana del desarrollo mostrara que el ego del nino no permite una separacion reflexiva lo suficientemente grande como para lograr una expresion estética.
Que el cuadro sea «bonito» no lo niego. Y me parece excelente que la gente los compre a 15 mil dolares para que entonces la «artista» pueda comprarse el kit de barbie. La gente tiene el derecho de gastar su dinero en lo que sea, el Codigo de Da Vinci, o la pintura de una nina que chorrea témpera desordenadamente.
Vicente.
Coño, Palimp, no tenía ni idea de lo de los estudios matemáticos… eso sí, lo del bote de pintura que comenta Jorge bien podía haber sido la punta del iceberg, ¿no crees?
Yo me leí hace poco «La palabra pintada» de Tom Wolfe y me quedé asustada de cómo Greenberg y compañía eran capaces de sacarse teorías y fractales de la manga cada dos por tres… así que en este caso, por más que me encante Pollock, soy escéptica total.
Aunque tarde, abundaré un poco en el tema.
a) Me encanta la obra de Pollock, me interesa poco si el descubrimiento del dripping le llegó borracho o por inspiración divina; también Kandinsky llegó a la abstracción al ver un cuadro suyo del revés. Como dice Vicente, lo importante es el descubrimiento. Como también decía yo, lo importante es crear un estilo nuevo; imitarlo con más o menos gracia (no me importa si por una niña o por un señor con barba) es un plagio sin ningún interés artístico.
b) El análisis de Pollock está aquí:
http://www.investigacionyciencia.es/articulos.asp?prod=470&art=7&listaDeBusqueda=Si
He leído un par de veces el artículo y es de fiar. El autor analiza la dimensión fractal de las pinturas de Pollock; algo totalmente legítimo matemáticamente, no es ninguna teoría ni paja mental. Mide también el índice fractal de una pintura hecha ‘al azar’: un lienzo conun bote de pintura y el viento moviéndolo. Los índices fractales son diferentes. Si se comparan los índices fractales de todas las pinturas de pollock se ve que son similares; esto nos está indicando que no hubo azar, que el artista definía los rasgos de su pintura.
c) Curiosamente, el autor genera pinturas ‘estilo Pollock’ con un programa de ordenador (ciertamente más impersonal que la niña), con diferentes índices fractales. Presentadas estas pinturas a diferentes personas y preguntando cuales son las que más les gustan, son preferidas las que tienen un índice fractal similar a las de Pollock. Esto nos indica que no sólo hay una mano de artista, sino que Pollock escogía las pinturas ‘más agradables’ a la vista.
Joder, me deschapeurizo eguein.
Lo
Joder, me deschapeurizo eguein.
Lo que yo quería decir es que probablemente Pollock no pensaba en Fractales cuando pintaba, sino que eso es un análisis necesariamente a posteriori que puede llegar a descubrir el por qué de que la obra de Pollock resulte tan gratificante a la vista! En cualquier caso, me voy a leer el artículo. Mille grazie por la información!!!
Abrazos!
El artículo no está completo en la web pero te lo puedo mandar si te interesa. Seguro que Pollock no pensba en fractales, pero pueden usarse para analizar sus pinturas. Los escritores no pensarán en frecuencias de palabras, y éstas se usan para investigar sobre la autenticidad de un escrito (ya que las frecuencias de ciertas palabras algunas veces sirven como ‘huella dactilar’ de un escritor).
En todo caso, siempre es interesante debatir estos temas.