El doctor Antonio José Cancino Moreno es uno de los penalistas más conocidos de Colombia. El 27 de septiembre de 1995, siendo el apoderado del ex presidente Ernesto Samper, fue atacado en Bogotá, en un atentado del que se salvó, pero que terminó con la vida de dos agentes del DAS.
Sin embargo, Cancino Moreno es célebre por otros motivos menos incidentales. Profesor de derecho en la Universidad de Externado, es además miembro del Instituto Colombiano de Derecho Procesal y miembro de número de la Academia Colombiana de Jurisprudencia. Por añadidura, es un gran lector.
A principios de los 80, Cancino Moreno escribía el punto final de su libro El derecho penal en la obra de Gabriel García Márquez, en el cual invirtió varios años de su vida. Luego el Gabo se ganó el Nobel; seguro de sí mismo y de la importancia de su trabajo, el penalista no se inmutó: se limitó a agregar en una de las páginas preliminares una nota explicando que su libro ya estaba concluido, para eliminar la intromisión de suspicaces. El libro apareció finalmente en octubre de 1983 bajo el sello de Ediciones Librería del Profesional, de Bogotá.
Se trata de una de esas rarezas que poca gente se pondría a escribir. Cancino Moreno, quien define a García Márquez como un «penalista sin formalismos», toma casos de la obra garciamarquiana y los analiza desde la óptica jurídica haciendo la salvedad de que una pretendida «deformación profesional» lo lleva a ver como delincuentes a muchos de los personajes del autor de Cien años de soledad. Y luego declara —como ese abogado-poeta de Bolaño, en Los detectives salvajes, que aspira a ser recordado como poeta más que como abogado— que difícilmente habría mejor fuente para un profesor de derecho penal que la obra del Gabo.
No es cualquier cosita: reúne 90 casos en 530 páginas, con análisis sobre casos muy diversos, como agresión a los animales, pena de muerte, rebeliones, violencia contra empleados oficiales, fraude procesal, delito contra el sufragio y hasta genocidio. Cancino Moreno empieza describiendo una situación desde el punto de vista jurídico y luego pasa a explicar cómo esa situación se evidencia en alguna parte de la obra garciamarquiana. En muchos casos apoya ambas perspectivas con situaciones extraídas del mundo real.
Para ilustrar mejor la cosa, veamos cómo analiza Cancino Moreno la presencia, en la obra del Gabo, del delito de violación ilícita de comunicaciones. El autor empieza haciendo una descripción legal de este delito, donde dice que se halla tipificado en el artículo 288 del Código Penal de Colombia y que prevé penas oscilantes entre los seis meses y los cinco años, variando la gravedad del hecho si la comunicación violada es oficial o si el indiciado da a conocer el contenido de la misma. Luego comenta ese famoso reportaje de García Márquez, «El cartero llama mil veces. El cementerio de las cartas perdidas», que recoge el volumen Crónicas y reportajes, y termina describiendo un episodio de El otoño del patriarca:
Los niños de la «lotería» por orden de Zacarías fueron encerrados en una fortaleza del puerto, antes de ser asesinados. Cuando aún no se había terminado con sus vidas, se presentaron los naturales reclamos nacionales e internacionales para solicitar que se aclarara en dónde se encontraban, pero «…le habían escondido los mensajes de protestas y súplicas del mundo entero, le habían ocultado un telegrama del Sumo Pontífice en el que se expresaba la angustia apostólica por el destino de los inocentes…», de tal suerte que quienes así obraron, y por ese particular aspecto, incurrieron en el delito que se estudia y en el caso del telegrama del Sumo Pontífice, por tratarse de un documento oficial, cabría la aplicación del agravante de punibilidad.
Un libro extraño y en muchas de sus páginas delicioso, y que llegó a mis manos, hace cerca de diez años, por empeño: en una época en que la mitad de mis ingresos provenía de reparar computadoras (aún lo hago de vez en cuando), fui llamado por una librería jurídica; para romper el prejuicio que me hace ver como insoportablemente aburrido todo lo que tiene que ver con el derecho —lo cual me ha traído no pocos problemas con el mundo real—, pasé algunas horas revisando en los anaqueles en busca de algo que me gustara. Obviamente, tuve éxito.
Estoy haciendo una monografía sobre derecho y literatura.
Justamente pienso usar Crónica de una muerte anunciada. ¿Hay algo sobre esta obra en ese libro que comenta? Le agradezco la respuesta.