Al escritor estadounidense Robert Sheckley se le considera uno de los padres de la literatura moderna de ciencia ficción. Entre sus cuarenta novelas, que en su momento se vendieron muy bien, se encuentran Immortality Inc., Status civilization y Alien Harvest, éste último un libro por encargo que representa la quinta parte de la conocida saga del bicho extraterrestre cuasi-invulnerable.
Sheckley atraviesa actualmente una de esas situaciones que uno no le desea ni a su peor enemigo. Fumador empedernido —tres cajas diarias, según reporta esta nota—, fue internado hace un par de semanas, por insuficiencia respiratoria progresiva, en una clínica de Kiev, ciudad donde asistía a un evento literario.
Pero las clínicas de la capital ucraniana son tan caras como las de por aquí, así que ahora Sheckley debe un dineral que aumenta a razón de 1.000 dólares diarios. Ya sus libros no se venden como pan caliente (en alguna época fue éxito de ventas, también, en Ucrania) y la familia del escritor carece de recursos. Un seguro que tenía contratado no lo cubre desde que recogió el visado ucraniano, además de que la compañía es inubicable, y su pensión estadounidense tampoco porque se encuentra en territorio extranjero. Para colmo, la presencia de la hija del escritor obliga a la Embajada a no intervenir pues se considera que ya la familia se está haciendo cargo (aunque esto materialmente no sea posible, como es el caso). O sea, Sheckley y el Pato Lucas.
En la página oficial de Sheckley se hace un breve esbozo de la situación y se dan coordenadas —como esta— para quienes puedan ofrecer ayuda económica. Además, se han abierto cuentas en Ucrania y Rusia para recolectar fondos que permitan resolverle la situación al escritor.
Esto es típico en la vida de los escritores, muchas ideas en la cabeza, muchas palabras en las manos, pero poco dinero en los bolsillos o en el banco. ¿Qué clase de entidad fue la que lo invito que no cubren ellos con tales gastos, con parte de los mismos, o gestionan por lo menos los decuentos de rigor?
Un abrazo Jorge y estoy al pendiente de saber si has pasado por Suicidiario y saber qué opinión te merece.
Sí cubrieron parte, Bogato, lo dice en la nota a la que hago referencia. Yo no lo incluí porque se me estaba haciendo innecesariamente larga mi nota.
A tu blog ya lo visité y me di cuenta de que hay que mirarlo con tiempo. Tiene sustancia harta, y también alta. En estos días te escribo sobre eso.
Lo leí en pjorge y me pareció alucinante; más delirante que muchas de sus historias. Espero que todo acabe bien.