Desde que se difundió el asunto este del sida los vampiros andan, nunca mejor dicho, de capa caída. Aunque la leyenda del conde Drácula tal como la conocemos hoy en día —por cierto muy manoseada por el cine— proviene de la novela de Bram Stoker, el mito que la creó es mucho más antiguo.
En el portal Vampiros, que tiene de todo sobre el tema, se explican muy bien las razones y la naturaleza del mito:
El Vampiro representa el punto donde convergen diferentes formas de ver la realidad. La primera destinada a la supervivencia en esta selva llena de depredadores, todos buscando la vitae sagrada para así preservar nuestra especie. En segundo lugar tenemos la interrogante que siempre ha perseguido al ser humano: ¿qué hay después de la muerte?, el temor a ella misma, y la búsqueda de la vida eterna hacen que el vampiro adquiera en distintas épocas un gran atractivo, incluso en tiempos en donde sigue predominando el racionalismo.
Yo aventuro una más: la sensualidad del poder. El vampiro es casi invulnerable, y las maneras de vencerlo son tan inaccesibles que lo convierten prácticamente en una suerte de dios. Beber la sangre de las víctimas le da el poder de controlarlas y de decidir sobre sus vidas y sus muertes. ¿No es eso lo más preciado por quienes aspiran al poder?
No des ideas… nos podrían poner un impuesto ensangre…
Y aún con todo, el vampiro sigue siendo el hombre-cosa-mounstruo que seguirá temiendo la luz y (m) amando mujeres. Dicho con todo respeto.
los seres humanos no dejan de sorprenderme
con los vampiros no hay sorpresas, sabemos que quieren chuparnos la sangre hasta la muerte o mantenernos esclavos, dependientes de ellos.
saludos.
Pues hoy si que has escrito un artículo que le interesaría a Buffy. A más de la sensualidad del poder creo por allí está el poder de la seducción. Te dejo un saludo bloguero y me voy que empieza a salir el sol.
El sentido vampírico se nos depierta a algunos cuando en la univesidad solo queremos estudiar en la noche, por aquello de que «rinde mas», cuando en realidad es cierta fascinación por la noche por la noche misma, no es una generalización, pero ocurre con mucha frecuencia.
me va el tema de los vampiros…creo que conoci uno y aun me dejo conectada
Yo aventuro otra más: La penetración. El erotismo del vampiro, más que esas adiciones estéticas que le han sido conferidas por el cine (especialmente luego de Entrevista con el Vampiro), reside en la posibilidad de acceder, con violencia y sangre, al cuerpo.
Elizabeth Báthory, y las cerca de 750 doncellas que descuartizó para bañarse con su sangre… La menciono porque eso sí que es el mal… Lo otro al parecer era un hombre desequilibrado y dolido que se dedicaba a empalar gente contraviniendo los anatemas homosexuales…