El 27 de junio seis estudiantes de la Universidad Santa María —el mayor de ellos una chica de apenas 26 años— fueron brutalmente atacados por veintiséis funcionarios pertenecientes al Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, la Dirección General Sectorial de Inteligencia Militar y la Policía de Caracas. Los seis estudiantes fueron golpeados y acribillados y los funcionarios, para ocultar el crimen, «sembraron» armas en el vehículo en que se desplazaban los chicos. El diario El Universal ha reunido toda la información sobre el caso.
Creyéndose protagonista de un chiste del más negro humor, el vicepresidente de Venezuela, José Vicente Rangel, ha dicho a sus colegas —Rangel es periodista— que los excesos policiales son historia de vieja data en el país, desde antes del gobierno actual. Es decir: como nosotros no somos los únicos criminales, el crimen no es tan grave como lo pintan.
En diciembre de 2003, Cagua vivió un caso similar que se describe en esta nota del mismo diario. Cuatro policías municipales mataron a tiros al joven Gustavo Castellanos, de 23 años y estudiante universitario, tras una persecución a través de media ciudad que terminó cuando el joven, al llegar a la plaza Sucre (no la Bolívar como dice en el diario, pues en Cagua la plaza principal es la Sucre), se bajó del vehículo aparentemente para alcanzar a un tío suyo que se encontraba por casualidad en un cajero y que presenció cómo el joven Castellanos era asesinado.
Es inevitable el nudo en la garganta ante la evidencia de que el daño es irreparable. El gobierno venezolano ha prometido justicia, pero ya no hay lugar para la justicia cuando no podemos distinguir entre el ciudadano de bien y el criminal. ¿Qué sentido tiene «eliminar todo el CICPC» —como dijo el presidente Hugo Chávez ayer en su programa televisivo dominical—, si siempre tendremos sobre nosotros la espada de Damocles del abuso de poder? Y aun más, ¿resucitarán los muertos con ello?
Sobre el caso de los estudiantes de la Santa María se han extendido Kira y Mandrake, entre muchísimos otros. Vale la pena también leer el post de Yoly, compañera de estudios de los jóvenes asesinados. Y si hay algún interés en saber quiénes son los asesinos, Jolly Good ha publicado la lista completa, en la que podemos ver que uno de los policías fue lesionado (por cierto, por uno de sus compañeros).
En principio le tememos a la policía, por allí hay que sacarlo, porque entre ellos no solo se consiguen funcionarios que comenten «equivocaciones» (si le creemos a la versión de los hechos del universal todo comenzó con el policía herido), sino con verdaderos delincuentes de uniforme. Me indigna la razgadera de vestiduras: los gobiernos lo saben, lo aceptan, lo alcaguetean: recuerdo el caso famoso de la Panadería «La poma» de Sabana Grande, eso que si eran delincuentes salieron vivitos y coleando en una jaula y aparecieron muertos horas después en el Hospital Vargas. Estos «pobres» funcionarios simplemente se dejaron atrapar con las manos en la masa.
Ojalá se pudiera hacer algo más aparte de escribir una nota. Qué pesadilla de horror debieron haber vivido esos muchachos. Y entonces viene el presidente y dice que hay que sacar a los funcionarios con prontuario en los distintos cuerpos como si se estuviera desayunando con la noticia… La verdad es que hay que tener cara… Cuanto irá a aguantar la gente y por cuanto tiempo se creerá el cuento de que los que rodean al alto gobierno los tienen engañados y no se enteran de nada… En estos días no creo en Dios ni en nada y me causa más horror aún pensar que no tendrán un cielo adonde ir. Demasiado dolor.
el crimen de Gustavo fué en una situación casi idéntica a la de los estudiantes de la USM, y ahora vienen a darse golpes de pecho como si no supieran que esto tiene mucho tiempo.
Saludos.
Eso toda la vida ha pasado, es verdad, pero cuando alguien trabaja para un «jefe» que tiene en su vocabulario palabras como «convertir en polvo cósmico» al oponente; «enemigos de la patria» a los que no piensan como él; «venceremos» o «los aplastaremos» para referirse a una contienda electoral, se entiende que estos desquiciados se sientan con más lbertad para actuar. Esa es una realidad insoslayable
Los términos «inteligencia» y «militar» me parecen incompatibles (por el momento)…
Esta claro que en este fatidico hecho ocurrido ya hace cinco años, hubo unos muertos y unas heridas; SI hay CULPABLES, pero también hay INOCENTES, que aún continuan privados de libetad, en espera de justa justicia por el pronunciamiento de la sala penal del TSJ… dejando ver claramente un retardo procesal y denegación de justicia… pienso que los inocentes, quienes ni siquiera estuvieron en el lugar y en el momento en que ocurrieron los hechos deberían dejarlos en libertad y seguir la pena a los v erdaeros responables … los hacedores de justicias aque se ocuparon de este caso, saben quienes son …
Ya basta, hay que dartle a cada quien lo que se merece, al culpable que pague y al inocente su libertad… aunque ya van cincoi meses privado de libertad ,,,
corrijo, el ultimo parrafo… no son cinco meses, son cinco años…