El extraño caso de la palabra poetisa

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Hagan la prueba. En la próxima tertulia literaria a la que asistan, escojan a cuatro o cinco chicas que escriban poesía y salúdenlas alternativamente: «¡Cómo está, poeta!» o «¡Cómo está, poetisa!». Les advierto que podrían terminar siendo los menos populares en la sala.

La palabra poetisa se ha vuelto polivalente. Las mismas autoras que, además de hacer literatura, participan activamente de la lucha por los derechos de la mujer (largo rodeo porque no quiero usar el término feminismo), no se ponen de acuerdo. Para una mitad, decirles poetisa es ofensivo porque consideran que la palabra las minimiza. Para la otra mitad, lo ofensivo es decirles poeta porque, al parecer, les niega su derecho a tener un sustantivo auténticamente femenino que las nomine. Una amiga poeta me dijo en una ocasión que detestaba que la llamaran poetisa porque sentía que le estaban diciendo algo como choferesa.

Sobre este extraño caso explican los académicos mexicanos que las confusiones empezaron con Nebrija, en 1492, cuando en su Diccionario dictaminó que poeta debía funcionar igual para chicos y chicas. Pero la forma realmente discriminatoria la empleó Leopoldo Alas, Clarín, en 1881, cuando escribió:

La poetisa fea, cuando no llega a poeta, no suele ser más que una fea que se hace el amor a sí misma.

Poetisa que no llega a poeta. Ignoro si hubo voces de protesta en su momento, pero los ecos de Nebrija y Clarín han llegado hasta nuestros días en la forma de ceños fruncidos y no pocos destemplamientos. En la mayoría de los casos se olvida el asunto de fondo: independientemente de que sea hombre o mujer, ¿escribe usted poesía o simplemente escribe poesías? Pero, claro, ya eso es profundizar demasiado en subjetividades.

En Letralia uso con preferencia la palabra poeta para referirme a ambos sexos. Ya lo usaba así Rosalía de Castro en 1959, según los datos de los mexicanos. Y, en las tertulias, pues simplemente las llamo por su nombre, y caso resuelto.

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17 thoughts on “El extraño caso de la palabra poetisa

  1. Poetisa y su contraparte bardo significan «persona cursi que divide como si se tratara versos una serie de lugares comunes sobre el amor, la noche, la tristeza y lo bello del arte».

    Esta definición la acabo de elaborar. Ya la mejoraré.

    Si te interesa algo más sobre el tema busca entre las crónicas de Roberto Arlt. Son magníficas.

  2. Para echar un poco de leña al fuego, acá está la definición «oficial» de las palabras poetisa y poeta del DRAE:


    poetisa.
    (Del lat. poetissa).
    1. f. Mujer que compone obras poéticas y está dotada de las facultades necesarias para componerlas.
    2. f. Mujer que escribe obras poéticas.

    ======
    poeta.
    (Del lat. poēta, y este del gr. ποιητής).
    1. com. Persona que compone obras poéticas y está dotada de las facultades necesarias para componerlas.
    2. com. Persona que escribe obras poéticas.

    Ergo, si asumimos la posición de que «persona» dentro de ésta contexto es asexual, el sustantivo vale para todos aquellos que están dotados de las facultades necesarias para componerlas.

    Ahora bien, ¿porqué se creó el término «poetisa»? ¿Será que las mujeres no son personas? ¿Tan difíciles de explicar son que hay que clasificarlas aparte? Soy de la tendencia a creer que el término en sí es un toque de belleza a una labor de amor. Poetas hay a montones, poetisas, como una Delmira Agustini o una Juana de Ibarbourou –para nombrar con mucho honor a dos de mi tierra–, hay pocas.

    Un abrazo,

  3. Me pregunto que hubiese pasado si en vez de actriz, su usara, para el fememino de actor «actriza», por poner solo un ejemplo. A mi no me parece feo poetisa, como si me parecería ese que inventé, quizás por la fuerza de la costumbre. Como con los nombres, uno no será mas o menos famoso por el que le dieron a uno, por puro azar, sus padres, asi mismo la definición – ni el género – hace mejor al poeta.

  4. Así es, Iria, ya ves que compartimos ese punto. Por eso diferencio entre escribir poesía y escribir poesías.

    Luis, revisé el Drae mientras hacía el post. Justamente, es una muestra de cómo el lenguaje puede a veces herir susceptibilidades.

    Martha, tú estás de acuerdo con poetisa y a la Maga no le gusta. ¿Ven a lo que me refiero? 🙂

  5. el Drae como siempre cagándola con sus definiciones sexistas, machistas, racistas y xenófobas. ¿Cúando tendremos una academia menos carca, más abierta a la evolución del lenguaje y que se olvide de que «fija, limpia y da esplendor»? Quién le pidió a estos señores (porque casi todos son señores, salvo la sra. Matute, creo) que le dieran brillo y esplendor, fijándo los vocablos como a ellos les parece? Que me dejen con mi lengua y que se dediquen a lo suyo, que es perseguir la evolución de la lengua en el laboratorio del habla.
    Ah, y que poeta ya es palabra femenina en latín, así que no hace falta lo de poetisa, porque si nos vamos por ahí, podemos llegar como dice Martha a la actriza y al aberraciones como policío y revisto.

  6. Por eso yo siempre digo que soy «licenciado en..» y cuando me corrigen, muestro el título que me otorgó la UCV. No sé si ahora los diferenciarán, pero habrá que indicarle a quien pone los nombre en los títulos, cuales son femeninos y cuales masculinos. ¿Alguien de nombre Oswilcar o Naudy, es él o ella?

  7. «Fijar las voces y vocablos de la lengua castellana en su mayor propiedad, elegancia y pureza» fue la misión que se le dio a la academia en 1714.

    No es su misión actual, de acuerdo con sus estatutos. Más aún, los estudios y las publicaciones de la Academia hace tiempo que tienden a abandonar lo prescriptivo y orientarse más hacia lo descriptivo y lo funcional.

    Actualizar el DRAE es una tarea compleja y larga. Pero, se están moviendo. Lo importante es que los académicos suelen advertir de las limitaciones del DRAE y recomendar la consulta de otros diccionarios.

    Hace falta que los usuarios abandonen viejos prejuicios en contra de las academias.

    No es culpa de la academia que los hablantes le hayamos dado una carga peyorativa a la palabra «poetisa». Yo diría que es culpa de las «poetisas».

  8. no son prejuicios. El Drae todavía adolece de una carga de sexismo, machismo y «hispanocentrismo» que alarma. Un ejemplo muy fácil de corroborrar es que si un vocablo proviene de alguna zona de América lo indica claramente, pero si es de uso en España, se da por regla general; por ejemplo:

    TAPA

    1. f. Pieza que cierra por la parte superior cajas o recipientes.
    2. f. Cubierta córnea que rodea el casco de las caballerías.
    3. f. Cada una de las capas de suela del calzado, especialmente la que está en contacto con el suelo.
    4. f. Cada una de las dos cubiertas de un libro encuadernado.
    5. f. Compuerta de una presa.
    6. f. Carne de la ternera que corresponde al medio de la pierna trasera.
    7. f. En las chaquetas, abrigos, etc., vuelta que cubre el cuello de una a otra solapa.
    8. f. Pequeña porción de algún alimento que se sirve como acompañamiento de una bebida.
    9. f. C. Rica. Lo máximo, lo mejor. El equipo de Alajuela es la tapa.
    10. f. C. Rica. En las carboneras, leña gruesa que se pone sobre la leña que va a ser carbón para evitar que la tierra se introduzca entre ella.
    11. f. Filip. Tasajo o cecina.
    12. f. Guat. palabrota.
    13. f. pl. Conjunto de mantas y colcha de la cama.
    14. f. pl. C. Rica. trasero (ǁ nalgas).
    ~ de los sesos.
    1. f. coloq. Parte superior del cráneo.
    abrir, levantar, reventar, saltar, o volar a alguien la ~ de los sesos.
    1. frs. Romperle el cráneo.
    2. frs. Darle un tiro en el cráneo.

    meter en ~s.
    1. fr. Impr. Colocar dentro de ellas el libro ya cosido y preparado para encuadernar.

    Fíjense que la acepción 8 se da como acepción general, pero de inmediato la 9 la ubica como un acepción usada en Costa Rica. Y para mñi, que soy venezolano, tan extraño es usar «tapa» para decir que algo es «Lo máximo, lo mejor», como para referirme a una » Pequeña porción de algún alimento que se sirve como acompañamiento de una bebida»; en este último caso los venezolanos usamos el vocablo «pasapalo», cuya definición, desde luego, no deja lugar a dudas en cuanto a la semejanza con la española «tapa»: 1. m. Ven. Bocado ligero que se sirve como acompañamiento de una bebida.
    ¿Por qué los académicos eciden cuándo una palabra debe llevar su sello de origen y cuándo no? Es que siguen pensando que el español es una lengua única de España.
    A este tipo de cosas es a las que me refiero cuando diga que la Academia está envejecida y debe olvidarse de que «limpia, fija y da esplendor».

    No son ganas de criticar. Es verdad que están constantemente haciendo adiciones y enmiendas; que, sin embargo, no son suficientes, pues la primerqa conciencia del que hace un diccionario en español (y esa parece ser la política de la academia ahora) es que ya no es una lengua de la península ibérica sino una lengua que abarca tres continentes, como mínimo, y que hay que tratar como tal.

  9. Interesante tema. Me gustaría saber qué opinan las principales voces femeninas de la lírica hispánica acerca de este tema: ¿poeta o poetisa? En su libro “Todo asusta” (Caracas, Lírica Hispana, 1954), Gloria Fuertes deja claro que ella de “poetisa” nada. ¿Y de “poeta”? ¿Preferiría «versificadora», “hacedora de versos”?

    HAGO VERSOS, SEÑORES!

    Hago versos señores, hago versos,
    pero no me gusta que me llamen poetisa,
    me gusta el vino como a los albañiles
    y tengo una asistenta que habla sola.
    Este mundo resulta divertido,
    pasan cosas señores que no expongo,
    se dan casos, aunque nunca se dan casas
    a los pobres que no pueden dar traspaso.
    Sigue habiendo solteras con su perro,
    sigue habiendo casados con querida
    a los déspotas duros nadie les dice nada,
    y leemos que hay muertos y pasamos la hoja,
    y nos pisan el cuello y nadie se levanta,
    y nos odia la gente y decimos: ¡la vida!
    Esto pasa señores y yo debo decirlo.

  10. Yo, por todos los argumentos ya esgrimidos prefiero poeta para ambos géneros. Los sufijos siempre expresan un ligero cambio, una modalidad de la palabra original…y así el ‘iza’ me suena a que es como un poeta pero no tan importante, como si dijéramos -disculpen el atrevimiento- ‘artistoide’ o ‘musiquero’ (palabras que, por demás, suelo usar para marcar justamente esas diferencias).

    Otro asunto. Ando en busca de poetisas poetas. Esto es, de mujeres en las que la poesía se dé sin reparos. Poetas-mujeres-grandes. Podrían darme unas cuantas sugerencias?

  11. A mi me parece bien el termino Poetisa para referirse a una mujer poeta, es lo mismo que Heroe, el termino femenino es Heroina. Pienso que a la palabra se le dota de sensualidad, romanticismo y tiene una mayor relevancia, la hace brillar mas, como de mas importancia que poeta. Es mucho mas atractivo decir la poetisa que decir la poeta. Se pueden usar los dos terminos segun la situacion, como he dicho mas arriba, mujer poeta queda mejor que mujer poetisa, pero cuando haces referencia a una mujer poeta como «la poetisa Patti Smith…», queda mejor que decir «la poeta Patti Smith», por poner un ejemplo.

  12. Hay términos que dan para aclarar femenino y masculino según como se utilice cada término de lugar a ser usado como ambiguo. como en el caso POETA, pero en particular
    adoro el termino poetisa para definir a la poeta mujer … habla de dulzura femeneidad sensualidad emociones que solo conocemos las mujeres y los hombres lo saben que expresamos de distinta manera … ¡ es un honor ser POETISA, en este caso que da lugar al termino femenino ¿porque no usarlo? ¿MACHISMO?

  13. A mí me gusta la palabra poetisa, quizás porque me recuerda por su sonoridad a la palabra sacerdotisa (del templo de Isis). En realidad una palabra no tiene en sí misma nada de malo. Poetisa no entraña subvaloración, lo que sucede es que se ha pronunciado en múltiples ocasiones de un modo peyorativo, como si la mujer que escribe poesía fuera menos Poeta que el hombre que escribe poesía. Como si ella llegara a la actividad poética por una especie de desviación extraña y él (el varón) por vocación, talento, genio. Éste creo que es el problema. En realidad habrá personas a las que les guste la palabra poetisa y otras prefieran poeta. Creo que lo que se discute cuando en una reunión o tertulia presentan a una mujer como poetisa no es el término sino el concepto que subyace. Quizás con el tiempo se pueda llegar a erradicar esa sensación de incomodidad que puede provocar la palabra en algunas personas y situaciones cuando dejen de mirarnos a las mujeres poetas o poetisas como bichos extraños.

    Ana Muela Sopeña

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