Hay polémicas que se resisten a morir y cuando crees que ya no se hablará más de ellas, alguien les da un empujoncito y empiezan a mover de nuevo sus patitas.
Aquí un caso. Iván Thays lleva un registro pormenorizado de aquella polémica andinos/costeños que se suscitó tras el encuentro de escritores peruanos realizado en Madrid en mayo pasado. Esta es una polémica que cada dos por tres se pone a patear frenéticamente.
Pero no es esa la única polémica cucaracha de estos días. Otra que tiene problemas para acabar de morirse es la relacionada con el otorgamiento del Rómulo Gallegos al español Isaac Rosa. Mula Verde Review ha publicado esta entrevista a Gustavo Guerrero, el crítico que desde las páginas del diario El País abrió la espita. Guerrea Guerrero:
Desde su nacimiento este premio es político y basta ya de estar diabolizando la palabrita y pensando que mezclar literatura y política es como mezclar agua y aceite, o el sexo y los negocios. Pero hay niveles de politización distintos. Lo que ha habido en el pasado ha sido intentos por influir en el jurado y orientar sus decisiones. Y eso ocurre con frecuencia en todos los premios de esta importancia. Pero lo que no ha ocurrido antes es que se componga un jurado tan monolíticamente orientado ideológicamente como éste. Decir lo contrario es caer en la trampa de seguir rescribiendo nuestra historia reciente con el guión de la caverna de Alí Baba. Los hechos son estos: hemos pasado de un jurado de 2003, heterogéneo y abierto (allí estaban Christopher Domínguez Michael, Marcela Serrano, Fernando Ainsa, Víctor Bravo y Vila-Matas) a un jurado de 2005, que es todo pro-castrista y pro-chavista. Y esto sí que es nuevo y grave. Para usar una comparación que se mencionaba el otro día, te digo que el jurado que premió a Abel Posse bien habría podido premiar a Rosa pero el jurado que ha premiado a Rosa jamás le habría dado el premio a Abel Posse.
La entrevista fue publicada originalmente en WebArticulista, donde tienen un dossier de la polémica, aunque a mi juicio incompleto pues obvia voces contrarias a la de Guerrero. Que las hay, como la de Belén Gopegui, el chiste/chisme de Lisandro Otero o algunas que serían hasta divertidas a no ser por la gravedad del asunto, y porque uno como que aprecia más que los argumentos sean rebatidos con argumentos. Y, yendo a los extremos, convendría publicar alguna que otra noticia: por ejemplo, la sospechosa estimación de que El vano ayer era el primero en la lista de «libros preferidos» en Venezuela (el segundo sería El código Chávez, claro) cuando la verdad era que aún no se había publicado en el país. O inclusive alguna suspicacia, como notar que en el registro que hace el ente convocante, el Celarg, de la entrega del premio, se obvia el discurso del vicepresidente José Vicente Rangel, quizás por las razones que comenta Carmen Guédez en su Tinta Indeleble.
Una de las voces contrarias a Guerrero, y que además encierra un argumento interesante, es la del crítico Ignacio Echevarría, citado por el mismo Thays:
Si lo que se pone en duda es la legitimidad del jurado, como parece que es el caso, entonces la pública impugnación del premio debería haberse hecho cuando el jurado en cuestión se hizo público, dando igual, a partir de entonces, qué novela resultara ganadora. Ahora bien: ocurre que los agoreros del Premio Rómulo Gallegos tenían su favorito, y la denuncia sobreviene a partir del instante en que se confirma que su favorito no ha salido vencedor.
Y es que así son las polémicas cucaracha. Estoy seguro de que ésta del Gallegos se prolongará hasta que se anuncie el jurado de la próxima edición, en 2007, cuando seguramente pataleará con más fuerza. ¿Cuántos estaremos aquí para verlo?
¿No lees Isla de Robinson? Altazor tiene unos posts acerca del tema que son excelentes.
Uno muy bueno: «Albricias por Isaac…«
He estado deambulando por tu blog con mucho placer, y te he sumado al mío.
Tecno, lo leo desde hace poco, justamente encontré el enlace en tu blog.
Gracias, Verónica. Empiezo a seguir el tuyo, también.