A mediados de los 90 llegó a San Francisco el chico JT Leroy, de 14 años. Viviendo en las calles y drogándose con cualquier cosa, Leroy huía de una madre siniestra que lo empujaba a ofrecer sus servicios sexuales a los camioneros de su natal Virginia Occidental. En ese torbellino, el chico contrajo sida y habría tenido una muerte sórdida en las calles a no ser por Laura Albert y Geoffrey Knoop, una pareja que lo tomó bajo su protección.
Con Albert y Knoop, Leroy empezó a asistir a una terapia con el psicólogo Terrence Owens, quien lo estimuló a escribir sus desgarradoras historias. Owens le mostraría más tarde los textos de Leroy a su vecino, el editor Eric Wilinski, y a través de éste a la poeta Sharon Olds, el escritor Dennis Cooper y, muy importante, la agente literaria Ira Silverberg. Para 1996 el aún adolescente Leroy publicaba sus textos en revistas y antologías y al año siguiente su novela Sarah obtenía el favor de un importante editor.
A partir de allí Leroy recibiría el apoyo moral, y el importante apoyo económico, de una extensa pléyade de personalidades de la sociedad estadounidense, y especialmente del cine, ambiente en el que se hizo íntimo de Tatum O’Neal, Carrie Fischer y el director Gus Van Sant, con quien produjo el filme Elephant. Su novela El corazón es mentiroso fue convertida en un largometraje en 2004.
Un niño prodigio, autor de sonoros best-sellers e infectado con el virus de inmunodeficiencia adquirida, que logra imponerse a su tragedia y convertirse en un respetado autor afectado con una timidez patológica heredada de su tormentosa vida. Ese es el tipo de historias que cautivan a cualquiera.
El problema con Leroy es que no existe. Aunque desde siempre ha habido dudas respecto a su talento y a las oscuras circunstancias en que emergió de los abismos, fue a finales del año pasado cuando el periodista Stephen Beachy, del New York Metro, desarrolló una exhaustiva investigación en la que descubrió que Leroy fue un invento de Laura Albert y Geoffrey Knoop. Este 9 de enero, The New York Times publicó sus conclusiones sobre «uno de los misterios literarios más bizarros de la historia reciente»: en sus escasas apariciones públicas, JT Leroy era interpretado por Savannah Knoop, la media hermana de Geoffrey.
Varios hilos terminaron por descoser el complejo tejido de Albert y Knoop. Un periodista descubrió ciertas incongruencias en la descripción que Leroy hizo de un viaje a Disneylandia París. Luego se publicó en Internet una foto de Savannah Knoop y, al mostrársela a varios de los «íntimos» de Leroy, todos lo confirmaron: se trataba de la misma persona.
De estos «íntimos» la más enojada parece ser Ira Silverberg, la agente de Leroy:
«Un buen engaño es una cosa maravillosa», me escribió por correo electrónico esta mañana la agente literaria Ira Silverberg. «Estoy a favor de ello si no hiere a nadie». La falsa identidad que «JT Leroy» presentó al mundo, sin embargo, está muy lejos de ser un «buen engaño» en lo que a Silverberg respecta. «La gente fue engañada de manera brutal: (Leroy) jugó su carta del sida para obtener apoyo, dinero, conexiones. Eso es simplemente inaceptable y condenable desde el punto de vista moral».
Por supuesto, como destacan en sus comentarios los lectores de esta última nota, Silverberg no dice nada sobre el destino que tendrá de ahora en adelante, «desde el punto de vista moral», el dinero que gana por los best-sellers de Leroy.
La confirmación de la historia vino de la mano de la separación de Laura Albert y Geoffrey Knoop, en diciembre pasado. Según Knoop —quien, muy al estilo estadounidense, ya firmó un contrato para convertir este engaño en una película—, el personaje fue inventado por Albert para saborear las mieles del éxito.
Un resumen de la historia en español ha sido publicado por la BBC.
Pese a las investigaciones que han permitido conocer la verdad sobre esto, quedan muchas preguntas aún sin responder. Owens, el psicólogo que se supone instó a Leroy a contar sus historias, no ha confirmado hasta qué punto estaba involucrado, y se limita a admitir que la mayoría de sus entrevistas con el chico fueron hechas vía telefónica. Aunque se ha determinado que Albert fue la creadora del personaje, y pese a lo que en este sentido afirma el Times, flotan dudas en el ambiente sobre si es también la autora de sus relatos y novelas, y se señala en este sentido a escritores cercanos a Leroy, como Dennis Cooper. ¿Sabían Ira Silverberg, Gus Van Sant y el resto de quienes brindaron su apoyo a Leroy, que éste era en realidad Savannah Knoop?
La realidad supera a la ficción… como siempre
que tal! El otro dia alguien hizo una alusion a Leroy y yo no entendi. Hablabamos en ese de momento de Frey, el escritor de «One million pieces», que mintio en su memoria.
que interesante lo que cuentas, pero como puede ser tanta maldad, ademas es un texto bello
pero si comparo con Borges tiene un parecido.
La vida nunca deja de sorprender
agradezco tu aporte y ayuda.
Culturas es un espacio para compartir y aportar
gracias por apoyar a la cultura
saludos de Guerreiro da Luz & Freyja
Profesor, después de leer este texto, y recordar que cada vez que vengo, vuelvo a casa enriquecida, me pregunto como puedo dejar pasar tanto tiempo entre visita y visita.
Mil perdones en verdad, pero finalmente soy yo la que más me pierdo.
Le dejo mi saludo respetuoso
Por cierto, hay una novela venezolana que apareció hace unos seis años donde existe una situación similar.
La novela se llama LA EXPULSIÓN DEL PARAÍSO, el autor es Ricardo Azuaje y la editó Memorias de Altagracia.
Allí, un autor experimental se inventa una mujer atormentada, que ha sufrido un padre maltratador, y que escribe libros en los que incita a las mujeres a volver sus casas para evitar la escalvitud del mundo contemporáneo.
Un libro irónico y sabroso que anticipa estos que acabas de contar.