Marcelo Guerrieri sí que está sacándole el jugo al formato blog. En su blogonovela Detective bonaerense, Aristóbulo García —jefe de “Investigaciones Interpol Latin America”— viaja a Suecia persiguiendo a Arañita, un maleante fugitivo. Se establece en Uppsala, donde se hace pasar por escritor para evitar que su presa se le escape. En aquella ciudad atiborrada de bicicletas García pasará frío, transcribirá las notas que toma del caso y cebará algún mate sobre un lago congelado, todo sin entender ni jota del idioma pero confiado en que sus mañas lo llevarán a descubrir el paradero del fugitivo:
Arañita, perdiste la mano antes de recibir la baraja. Un tipo que se tiene que ir hasta la otra punta del mundo para esconderse, es un tipo que no sabe esconderse. Pensamiento de principiante. En cualquier momento pisás el palito, se te rompe la tela, se te escapa la mosca, Arañita.
Ya la historia es interesante, pero lo que quiero mostrarles es la forma como Guerrieri le ha mordido todos los salientes al relleno del formato. La trama se enmaraña a lo largo de las vivencias de García, su pasión redescubierta por la literatura, los casos resueltos anteriormente, las declaraciones de quienes guardan alguna relación con el caso, alguna noticia del mundo real y las pistas que podrían llevarlo hasta Arañita. Y todo eso lo hace Guerrieri valiéndose de enlaces (hacia capítulos anteriores de la novela o hacia recursos externos) y fotografías (en las que se apoyan las pistas del caso). Un experimento al que hay que seguirle la pista.