Hace poco me preguntaba una amiga mexicana cómo hacer para “desinscribirse” de la fe católica, pues quiere que su nombre desaparezca de los anales de la Iglesia, lo que es llamado apostasía. Lo cierto es que existen procedimientos para hacer esto, aunque por lo general son bastante engorrosos y no siempre la solicitud recibe respuesta por parte de la muy romana institución. Quizás todos estos obstáculos justifiquen la alegría de las chicas de la foto.
En España hay todo un movimiento al respecto. Uno de los casos interesantes es el de Ángel Rubio, un psicólogo y músico de cincuenta años de edad que quiere que sus datos sean eliminados de los archivos eclesiásticos, y que atribuye a la “crueldad de la educación católica” los terrores nocturnos que sufría de niño. Rubio ha solicitado en vano varias veces su apostasía, ha recurrido a la ley —ha demandado al Arzobispado de Madrid por 60.000 euros— y ni así lo ha logrado:
Ángel, con el apoyo jurídico del Cogam y de Izquierda Republicana, presentó una reclamación ante la Agencia de Protección de Datos, por no tutelar sus derechos. “El arzobispado alegó que, según el Concordato de 1979, los archivos de la Iglesia son inviolables”, relata Gerardo Vizmanos, el abogado. “¿Cómo va a estar un Concordato por encima de mis derechos constitucionales y de una ley orgánica que protege mis datos?”, se pregunta Ángel.
Así que mi amiga lo tendrá difícil, sospecho. En todo caso, conviene preguntarse si tiene sentido proceder con una apostasía. Si al aspirante a apóstata le preocupa lo que haga la Iglesia Católica con sus datos, nunca tendría manera de corroborar que los mismos fueron eliminados (a menos, claro, que vaya al Vaticano en plan Hudson Hawk). Y si le ha dado por convertirse en ateo, la no creencia en Dios anularía el tomarse en serio cualquier relación anterior con el catolicismo. ¿No?
Creo que en Venezuela se puede, pero no hay un precedente ni un expediente abierto al respecto. En la constitución se habla de la protección y manejo de los datos personales. Así como se puede pedir ser eliminado del nefasto registro de morosidad de las tarjetas de crédito, se podría hacer con la iglesia.
Pero nah………… no es para tanto. Al menos le engordamos el registro un poco
Hola! He llegado a este blog por casualidad y me ha gustado. 🙂
Yo estoy esperando a ser excomulgada de la iglesia católica (soy cristiana pero paso de instituciones, pienso que «sola scriptura, sola gratia» como Lutero…), y lo solicité enviando una instancia a la parroquia donde me bautizaron sin previo consentimiento de pequeña. Ahora estoy esperando respuesta. No sé si será el procedimiento correcto, pero por intentarlo…
Saludos a todos.
Si ya es difícil borrar a muertos e inexistentes del padrón electoral venezolano, como será sali de los registros de la iglesia.
Esos casos que refieres a mi me suenan a paranoia o a delirios de grandeza ¿o es que entre tanta gente que se llama igual quien va a saber que ese eres tú?
Lo que no sé, Jorge, es si la iglesia católica venezolana recibe algo del Estado por la cantidad de feligreses que tenga. Si eso es así, cosa que no me extralaría, me gustaría que borraran toda referencia a mi persona dentro de esa religión que no profeso. Estoy en mi derecho. Todo el mundo está en su derecho. Ya está bueno de esta dictadura de una iglesia que no tiene nada que ver con muchos de nosotros. salud