Después de contar su primer encuentro con Cien años de soledad en esta nota que pasa del porno a la novela negra en un santiamén, Luis Barrera Linares pasa a describir con rigor taxonómico la estirpe literaria de los “acólitos anónimos”: esos tipos que precisan urgentemente de una etiqueta para no sentirse solos en este mundo, que de ancho y ajeno a más de uno se le hace inaprehensible.
Nos aferramos con adicción a tendencias o movimientos para sentirnos más fuertes, apoyados por la sapiencia de quienes encabezan el pensamiento que seguimos. Por ejemplo, hay quienes se ufanan de ser postmodernistas focaultianos, estructuralistas psicoanalíticos o narratologistas genettianos. La misma categoría podría explicarse a narradores y poetas, puesto que no son pocos los que se ajustan la chaqueta estética, con su nombre de guerra. Y lo hacen colgándose (a veces sin darse cuenta) de la solapa o el corsé de alguien que supuestamente ya conoce de la consagración interna y externa: así, la “revolución personal” de algunos escritores se ayuda con el apellido del otro: y entonces, en el espectro latinoamericano, emergen grupos de garciamarcados, vargasllorosos, mutis-lados, allendosos, mastreteros, restreputeados, saramagosos, fuenteovejunos y etcétera para no abundar. Cada país tiene los suyos.
Hay toda una cosmogonía alrededor de este asunto: talleres, tertulias, círculos, formas de agrupación en las que a falta de la clarividencia que da el trabajo constante, sincero y, por sobre todo, humilde, los protagonistas emprenden largas y dolorosas competencias del que pise más colas. Como bien dice Luis, es un fenómeno que se presenta de forma insistente entre los jóvenes, en su creencia de que su irrupción en el ámbito literario producirá “una hecatombe histórica”. El contacto con esto hasta podríamos decir que forma parte de la educación intelectual de todo escritor. El problema es cuando los tipos crecen y el acolitismo persiste.
No sé, malo no me parece, la calidad siempre se impondrá, ver a los «grandes» – y cada quién tiene su grande – nunca ha sido malo. Con respecto al comentario, me pregunto si pasaría si hubiese «BarreraLineados», o quizás hay y el autor los ignora… (Barrera solo no le sirve, por el otro!) Saludos!
megusto mucho blablablablabla
super buena por que mencanto