Días atrás Fernando Báez me contaba por teléfono algunos de sus planes para poner en marcha la anunciada modernización de la Biblioteca Nacional, que pasan como es lógico por digitalizar y poner en manos del público la mayor cantidad posible de libros (puede leerse: poner en manos del público la mayor cantidad posible de cultura) de los fondos de la institución. Fernando tiene la intención de arrancar principalmente con libros antiguos y ediciones de autor, pequeñas joyas que nunca recibieron la atención de editores profesionales ni mucho menos la difusión masiva, pero que constituyen una parte insoslayable de nuestra cultura.
Casualidad (¿sí?) que por estos días a Microsoft le dio por darle muerte a su proyecto de crear una biblioteca en línea que compitiera con Google Books. Armada con un dispositivo que parecía traído del futuro, un escáner que se tragaba los libros a razón de 2.400 páginas por hora, Microsoft ya tenía procesados y catalogados más de 750 mil libros y 80 millones de diarios, como cuentan en FayerWayer. El viernes decía Satya Nadella:
Basados en nuestra experiencia, prevemos que la mejor forma de que un motor de búsqueda ponga a disposición del público el contenido de los libros será indexando los depósitos de contenido creados por editoriales y bibliotecas. Con nuestras inversiones, la tecnología para crear estos depósitos ahora está disponible a un costo menor para quienes tienen interés comercial o la responsabilidad de digitalizar libros. Nosotros seguiremos el curso de la industria y evaluaremos oportunidades futuras.
Si el grueso de la producción editorial contemporánea pasa por una computadora, ¿por qué no aprovechar el trabajo de los demás? Me olvido de la porción de la cultura que aún no ha sido digitalizada y me ocupo sólo de la que ya lo está. Si un bloque de información no está digitalizado es porque a nadie le interesa. Y si a alguien le interesa, pues que se ocupe de hacer el trabajo sucio: yo me encargaré de indexar la información. Esta parece ser la posición de Microsoft, y es que el índice es el poder.
Aunque sigue siendo temprano para adivinar cuándo ocurrirá, la digitalización de la cultura es un proceso inminente. A la mayoría de nosotros esto nos suena innecesario (cuando no más propio de los elevados ámbitos de la ciencia ficción), pero a nuestros hijos y a nuestros nietos les dará urticaria cada vez que tengan que enfrentarse a información no-indexable. Y con toda la tecnología de que dispondrán, sencillamente procederán. La razón de que esto sea así es tan, pero tan sencilla, que ya en 1971 había sido prevista por un muchacho de 24 años.
Cómo se desarrolle ese proceso es el meollo del asunto. Obviamente no será una empresa, ciclópea y todo como Microsoft, la que estará llamada a llevar la batuta, pero tampoco se eximirá el sector privado de participar. En todo caso, con el tiempo veremos en la vanguardia a cada vez más gente de edad similar o menor a la de Fernando, y con su formación. Gente que no verá en tales transformaciones un peligro, sino una adición que funcionará como un lubricante para el acceso a la información y el desarrollo de la cultura.
La torpeza, la terquedad, la necedad, la disfuncionalidad es no digitalizar.
Digitalízome, luego existo.
http://malditaweb.blogspot.com
http://nuevodiccionarioalterado.blogspot.com
http://elreyteclear.blogspot.com
http://williamchatespeare.blogspot.com
en la actualidad muchos profesores ven la digitalización de publicaciones como una amenaza, pues argumentan que los jovenes no sabrán seleccionar la información correcta o que sólo es para copiar los trabajos. Pero, tal práctica no nació con las computadoras, e incluso quienes se dedicaban a tal tarea en la antiguedad realizaban un verdadero arte. Por eso, en lugar de ver a los caballos del Apocalipsis entre las biblioteas, lo mejor es ver los beneficios. Aprender a discriminar la información dentro de la acelerada red informatica remitirá a una cultura al alcence de un mayor número de usuarios en menos tiempo. !Es excelente leer sobre estudios más objetivos al respecto¡