Cuando uno viene a estos encuentros una de las cosas más interesantes que puede hacer es conocer celebridades. Claro, entendiendo por celebridades toda esa gente cuyo trabajo vienes admirando desde hace años.
En la foto de arriba estoy con Consuelo Triviño, quien hoy estuvo hablando del Rinconete del Cervantes, un recurso de orientación para el navegante que ya lleva sus buenos diez años en línea. Además de ser una competente profesional y una mujer de carácter muy dulce, Consuelo es una excelente novelista cuya La semilla de la ira fue bien tratada por la non sancta lengua de Harold Alvarado Tenorio en Letralia 188:
Una auténtica novela de época, deliciosa en su ritmo lento y circular; una obra de arte tejida con esmero a partir de las investigaciones que la novelista ha realizado durante los más de veinte años que lleva viviendo en España, luego que en Colombia le fuera negada la sal y el agua en varias de las universidades donde quiso prestar su concurso.
La foto fue tomada por otra celebridad, Héctor Perea, quien presenta su libro La vía digital mientras escribo esta nota.
Otra celebridad, aquí abajo, para cerrar la nota: Joaquín María Aguirre, editor de Espéculo, publicación que nunca me canso de recomendar. De hecho, Joaco me recordó ayer que llevo diez años recomendándola, pues en 1998 fue incluida en «Las cinco mejores revistas literarias en Internet», una especie de ranking que hicimos entonces con la ayuda de nuestros lectores.
Con Joaquín coincidíamos ayer, en dos sitios distintos —él ante el público y yo en la entrevista que me hizo Radio Nacional de España—, sobre el absurdo del tópico según el cual los textos que se publican en Internet deben ser breves. ¡Pardiez!, gritábamos ayer casi al unísono. En el único medio donde no tenemos restricciones de espacio, ¿vamos a publicar píldoras? Que la información corra libre y que la lea quien quiera.
La foto es de Marta Sanuy, quien, oh casualidad, acaba de sentárseme al lado.
Dime con quién andas y te diré quién eres, celebridad 🙂
Un placer, Jorge. Buena imagen de dos quijotescos editores. Con todo afecto, Joaquín Aguirre