El martes 17 de septiembre, Martín Santomé anota en estos simples términos la extraña ausencia de Laura: Avellaneda no vino a la oficina. Siete días después del primer indicio de lo terrible, sólo atina a escribir: Dios mío. Dios mío. Dios mío. Dios mío. Dios mío. Dios mío. Dios mío.
Cuatro meses más tarde, cuando retoma el diario y escribe sobre la muerte de Laura, quizás un poco para aclarar las ideas, digerir la noticia indigerible, conjurar el paso irrefrenable de la vida o al menos de lo que queda de ella, Martín Santomé reflexiona sobre las formas de decir la muerte:
«Falleció», dijo la voz del tío. La palabra es un asco. Falleció significa un trámite: «Una mala noticia, señor», había dicho el tío. ¿Él qué sabe? ¿Qué sabe cómo una mala noticia puede destruir el futuro y el rostro y el tacto y el sueño? ¿Qué sabe, eh? Lo único que sabe es decir: «Falleció», algo tan insoportablemente fácil como eso. Seguramente se estaba encogiendo de hombros. Y eso también era un asco. (…) Cuando estuve en casa solo en mi cuarto, cuando hasta la pobre Blanca me retiró el consuelo de su silencio, moví los labios para decir: «Murió. Avellaneda murió», porque murió es la palabra, murió es el derrumbe de la vida, murió viene de adentro, trae la verdadera respiración del dolor, murió es la desesperación, la nada frígida y total, el abismo sencillo, el abismo.
Hoy don Mario no vino a la oficina. A los 88 años el cuerpo vive en un estado permanente de alerta. Cuatro hospitalizaciones en los últimos dieciocho meses fueron algunas de las aproximaciones que la muerte hizo por los lares de don Mario. Hace un rato la noticia de su partida saltó a mis ojos desde una de las ventanas de información con las que llevo horas trabajando. La primera noticia que encuentro repite esa palabra que quiere ser elegante: falleció. Pero hoy don Mario no vino a la oficina y uno piensa en el derrumbe de la vida, en el abismo. Hoy se me murió don Mario, se nos murió.
:’-(
No he podido sino llorar…
Subió al Universo para seguirnos con su mirada pícara, alegre, recordándonos que no estamos solos y que podemos seguir contando con él.
Daniel Alarcón Osorio
Guatemala
Un digno y merecido homenaje. El mejor para Benedetti. Al usar el paralelismo de sus palabras referidas a la «ausencia» o muerte de Laura y emplearlo para darnos la noticia de la muerte del autor, la noticia sobre su muerte es doblemente fallecimiento y doblemente, ausencia. Me quedo con esta frase y creo que condensa todo el profundo sentimiento que nos alberga a quienes amamos la Literatura y la obra de Mario: «Hoy se me murió don Mario, se nos murió.»
Sí: más bien… se nos murió. Falleció, que es un asco de palabra. Yo prefiero decirle hasta siempre pensando en su extraña ausencia, que no llegó a la oficina porque tuvo que escribir y que de seguro, a estas horas… seguirá escribiendo.
Mis cordiales saludos y mi acompañamiento en estos momentos tristes. «Pero no debemos afligirnos, porque la belleza subsiste en el recuerdo… » W. W.
Alicia Rosell
Claro que no fue a su oficina…
pero está presente, dando vueltas, recitando sus poemas lumínicos que tanto necesitamos.
Cuánto lo vamos a extrañar, es que se nos prendió en las entretelas del corazón.
Adiós,Mario, nos queda tu palabra.
y no vendrá mañana… y no vendrá.
Hoy temprano estaba armando el viaje a Montevideo, a la casa de España para el homenaje a Mario, el que ya se había postergado el mismísimo día en que velamos en la Facultad a Idea Vilariño.
porque ese día lo internaron muy enfermo, y cuando parecía que por fin sería, el homenaje ya no lo verá.
Qué pena cuando se van los grandes y, además, tan queridos escritores.
Don Mario será una estrella caída en el corazón.
Sara Vanégas Coveña
Ecuador
Sólo no lo vemos. Está en sus versos, en su bondad, en su hombría de bien. Rosario, Argentina, 17/05/09
Tenía la esperanza de que aún nos acompañaría, mí abuela aún lúcida cumplira 97 años en Junio , idem la abuela de mi esposo que cumplió en Abril.
Seguro ha querido Don Mario, cruzar del otro lado para andar la próxima senda…
Un abrazo
Mario Benedetti, la voz que susurró en mis oídos: «Compañera, usted sabe que puede contar conmigo, no hasta dos ni hasta diez». Y conté con ese rostro que jamás estuvo frente al mío, y sus letras me sentenciaron: «Mi táctica es quedarme en tu recuerdo, no sé cómo ni sé, con qué pretexto, pero quedarme en vos». Sus letras sedujeron mis ojos, mis ojos sucumbieron a sus letras: «La mujer que tiene los pies hermosos nunca podrá ser fea, mansa suele subirle la belleza por tobillos pantorrillas y muslos, demorarse en el pubis». Mis dedos hoy gritan Viceversa: «Tengo urgencia de oírte, alegría de oírte, buena suerte de oírte y temores de oírte».
Vilma Edith Pérez
Sonora, México.
Solo queda seguir leyendo sus textos, volver a La Tregua, a sus poemas.
Triste noticia, nos quedamos sin un grande de las letras.
En algunas etapas de mi vida, encontré en la obra de don Mario un olvido a días tristes, hoy me ha llenado de tristeza su deceso, nos quedan, alegremonos de ello su gran talento a través de su obra, pero no deja de darnos tristeza la perdida de una voz que supo transmitir alegría, cariño, amor y tantas cosas nobles que sentimos los humanos a través de su inigualable pluma!
Como no creo en la metáfora vana de la muerte, comparto contigo esta simpleza: Mañana, cuando tome mi desayuno, abriré el libro de sus poemas y charlaré con él, como cada tanto, como siempre…
Decìa el poeta Horacio NON OMNIA MORIAR» NO MORIRE DEL TODO ALGO DE MI QUEDARÁ» y si El poeta Don Mario Benedetti no muriò del todo, nos dejò su Palabra, su luz, sus poemas que aprendimos de memoria en la adolescencia, para asì ir madurando como seres perfectibles… Nos queda «SI TE QUIERO ES PORQUE SOS MI AMOR , MI COMPLICE Y TODO»Solo cruzò el lago, pero no del olvido…
¿Puedes pensar, siquiera, que ya no existe? Solamente ha cruzado la barrera del infinito, separado su cuerpo de su alma. Ahora es eterno, puro e inolvidable como nunca antes lo ha sido. Bebamos en un verso el canto del poeta que se ha adormecido.Hasta que escuchemos su voz retumbar en el silencio de los siglos.
Los poetas nunca mueren, son seres que jamás han sido de este mundo. Don Mario ha cruzado el puentecito escanciador que lo separaba de otras dimensiones más mágicas, como el sueño; este es uno de sus sueños. Estoy segura que desde esas regiones innominadas seguirá existiendo y escribiendo.
Todo lo que se diga, se argumente, se grite o se hable está demás. Se nos murio Don Mario Benedetti, y frente a este desgarramiento de ausencia total ¿qué alegar? nada, es mejor llorar por dentro, silenciar el grito reclamador para que se nos devuelva, «resignarse» dirán los «hombres de mucha fe»… los de poca fe , entre ellos mi persona no nos queda más que su recuerdo en cada obra que leamos de su legado literario al mundo y esta pena que también se la llevará el avaro olvido.
«la muerte invade
de vezen cuando el sueño
y hace sus cálculos»
(Mario Benedetti «Rincón de Haikus»)
Tantos habrán dicho ya que el lenguaje debe tener frío.
Pero yo creo que sólo se ha ido su sombra.
Hoy se ha ido quien me llevó de la mano por los caminos de la poesía, quien con su emotivos versos llenó mis horas profundas, quien un día a la luz de unos ojos claros se me presentó como el poeta que gritaba mi alma. Te vas. Hache, otro como vos, ha quedado impactado cuando le he dicho «Murió Mario Benedetti», yo, a este lado de la orilla, he recordado el primer libro que tuve en mis manos: Primavera con una esquina rota. En tu honor esta noche descansaré mis ojos en tus letras impresas, ahora quizá desde otro lugar etéreo puedas entender que a través de vos empecé a añorar el sur. Añoro un lugar en ese sur.
Oh, la muerte celebra a su nuevo huésped, va cargado de versos, con tantas historias humanas, que humanizan la historia. Ha muerto Mario defendiendo la alegría, la misma que nace de los versos comprometidos, con el arte y la sociedad, los mismos versos que a golpes de sueños se vuelven mariposas.
Ha muerto Mario Benedetti, tembló la poesía, se estremecieron los neutrales. Hoy nadie inclina banderas, nadie está a media asta, todo el mundo se levanta y aplauden al maestro, el que un día pintó el mundo de los sueñós, con versos.
Después de la alelgría
después de la plenitud
después del amor
viene la soledad….
Don Mario sabía de soledades, del amor, de las mujeres y la vida. Cantó a todas ellas y en silencio recitó los mejors versos. ¿Qué es la muerte? Se llora, se extraña al ser humano. A don Mario se le escucha: ….te dejo con tu vida, tu trabajo, tu gente. Con tus puestas de sol y tus amaneceres….
Mejor herencia…¡imposible!!!!
Laura Hernández Muñoz
Guadalajara, México
Hermoso, Jorge.Gracias
Cuantos buenos ratos nos ha hecho pasar este tipo.
¡Cuanto hemos aprendido con èl!
¡Que bueno que haya gente que pase por la vida para dejarnos tantas cosas buenas como las que él ha dejado escritas!
Igual hoy me busco un rincón tranquilo, pero no para salvarme, sino para recitar unos versos en honor a Don Mario.
No vino a la oficina….murió con las botas puestas. Sus poemas ya quedan inmortalizados, no podrán ser corregidos una vez mas…su vida continua de otra manera, sus escritos ya no se discuten…ahora son hitos para nosotros…..
Como uruguaya, debo decir, que el país perdió no sólo a un hombre, sino a un idealista, romántico, pensador creciente por las situaciones nuevas que le iban tocando vivir, un ser que se sobrepuso y marchó.
Hoy, aunque su físico no esté más entre nosotros, tenemos la dicha, la alegría y el gran honor de saber lo que fue y lo que seguirá transmitiendo, traspasando las barreras de «la muerte».
Sólo un paso nos separa ahora de él, el paso seguro y certero que todos tenemos, mientras tanto seguiremos deleitándonos con sus obras y tan sólo diremos… hasta dentro de poco.
Se me encogió el alma. Aunque sea ley de vida, no acabamos de tomarnos en serio a la Muerte hasta que ésta nos toca en el hombro, o nos roza de paso a su misión. Quevedo diría que somos unos incrédulos, unos necios. Y tendría toda la razón del mundo. No queremos creerlo.
de tu nota te digo Jorge que como siempre, es un placer «conversar» con vos a nuestro modo, literariamente, y del «viaje» de mario, sólo puedo decir que como tantos otros poetas maravillosos q ya no están – su gran amiga entre ellos q también nos ha dejado (Idea..) – seguirá vivo al menos en mí corazón, en los estantes de mi biblioteca, en uno u otro copete de algún texto q escribí o que aún no nació…Buen viaje gran poeta!!
Una nota muy linda y elegante, Jorge. Sólo si se va a hacer con el suficiente cariño y respeto vale la pena escribir una nota que ya estará siendo reflejada por todos los diarios del mundo. Y eso fue lo que hiciste: más que informar, dejar un testimonio de cariño y respeto. Con tu permiso, la cuelgo en mi fb para compartirla con mis contactos. Un abrazo.
Realmente «se nos murió», porque sus poemas ya son de todos nosotros.
Me gutsó mucho la nota.
Estimado Jorge:
Lamento la muerte de Don Mario, me adhiero a tu tristeza y a tus sentidas palabras de homenaje para él.
Ya lo encontraremos, compartiremos con él largas jornadas y seguiremos de largo sin temor a que nos falte la luz o que llegue el ocaso.
La primera expresión fue llorar, luego pensé, como tantas veces antes, ¿quien me explicará que es lo que siento y decirlo con tan simples palabras?. Me he quedado sin maestro, aunque siga encontrando en sus palabras, mis respuestas.
Hermosa nota, Jorge.
No tengo la rabia de benedetti cuando se nos… murieron al Ché.
Hay es una muerte enseñoreada, que debe andar con la tristeza avergonzada.
Lenín Pérez
Muy lindo, Jorge… la tristeza parece ser sinónimo de algunos escritores uruguayos (Onetti, por ejemplo). Gracias por escribir y recordar a un buen tipo, que hoara está más allá…
Pablo
Sé que no ira a la oficina,
más su pluma está presente
en cada un de nosotros
los escritores del mundo.
Toda palabra todo motivo
será su corazón latente
en cada una de nosotros
Hoy el dia está gris
no es que el otoño ha llegado
son nuestros ojos inundados por
el llanto más dejemos que su pluma
escriba para siempre hoy no llegué
a la oficina porque me han llamado
desde arriba… te respetare siempre
maestro, honesto, simple, compañero,
ciudadano del mundo, vecino de todos.
hasta siempre compañero,
Yolanda Nogueira
escritora Uruguaya
Ha muerte el autor de No te salves, a los veinte años me aprendí los versos y los recité a solas en mi cuarto hasta cansarme porque yo quería salirme de casa de mis padres y salí con los viersos en la boca y no me salvé… Ya casada los recité en noches sin puertas ni ventanas, no quería salvarme, y no me salvé… Divorciada, los declamé en parques, en fiestas, reuniones y tardes literarias, seguía sin querer salvarme… Hoy, cuando llegué a la oficina, una compañera quiso comentarme la muerte del poeta y yo no dije nada, le di la espalda y me seguí de largo musitando, no te quedes inmóvil al borde del camino, no te llenes de calma, no te salves ahora ni nunca no te salves, no te llenes de calma. Ahora, con su muerte, ¿permaneceré a salvo?
don Mario se ha ido, pero su presencia siempre estará en sus versos, por que en cada uno de ellos nos hizo vibrar el alma. se que donde este, sera una inspíracion para los que sueñan escribir como él.
Gracias, Don Mario
No puedo decir casi nada, pero recuerdo estos versos de Federico García Lorca, asentados en Poeta en Nueva York:
Todos comprenden el dolor que se relaciona con la muerte,
pero el verdadero dolor no está presente en el espíritu.
No está en el aire ni en nuestra vida,
ni en estas terrazas llenas de humo.
El verdadero dolor que mantiene despiertas las cosas
es una pequeña quemadura infinita
en los ojos inocentes de los otros sistemas…
Se murió Mario Benedetti.
Pero con él no se fueron para siempre mis primeros sueños de amor en el colectivo.
Ni sus aforismos contradictorios y provocativos.
Tampoco se esfumaron los perfumes ciudadanos de libertad mezclados con besos en cualquier esquina de Montevideo.
Y menos todavía ese amor sin tregua.
¿Sabían que Martín Santomé y Laura Avellaneda siguen amándose en un paraíso en el que nadie juzga por edades ni segmenta corazones en virtud de las virtudes?
Y esos versos que Serrat supo instalar en nuestros oídos con música de un hoy que le quedaba tan bien a Mario.
Porque la modernidad lo sorprendió moderno. Qué atrevido!
Su actualidad sobrevenia de la inmortalidad de sus ejes inspiradores.
Y esa simplicidad tan suya y tan nuestra.
Y su fama era producto de haber puesto la poesía en las manos de todos los cualquieras de este mundo.
Mariposas naciendo en los delantales de sencillas amas de casa de un paisito verde.
Vientos de libertad empujando hacia la dicha de reconocer el horizonte desde un depto. de 2 ambientes sin balcón ni teléfono.
Nos mostró el oprobio de la cárcel, la soledad, el sinamor, los desarraigos. Pero en tono de humanidad.
Le debo a sus versos haberme enamorado por la calle, distraída, bajo la lluvia, en la facultad y en la oficina.
Porque el amor era de todos y en todas partes.
El amor no muere, ¿verdad, Mario?
Nos contaste que puede ser un cómplice necesario para la felicidad.
Y aunque ya no soy tan joven, me he visto últimamente rondar alguna plaza con tus palabras en mi cabeza y con pájaros volando libres hacia tu mar.
Virginia Bonard
Hoy don Mario se quedo en casa, se quedo adentro, primero cerro las ventanas, luego extendio las persionas y al final las cortinas blancas imprimieron un sello de esperanza en la extensa habitacion que nos lleva desde la tierra hasta el cielo…en ese transito sereno de nuestro mundo terrenal al etereo, Mario ahora contempla el cielo de frente y el azul no es un sueno sino la puritita realidad.
Hoy vuelve a este segundo Pedro y el Capitan, la obra de benedetti que me salvo la vida y que me separo de la muerte, Pedro al morir se transforma y resucita, el Capital sigue vivo pero muerto en vida. Quiero creer que Mario es como Pedro: su obra seguira viva y su presencia continuara inspirando a cientos de miles de hermanos y hermanas alrededor del mundo.
Mis ventanas estan ahora mismo abiertas de par en par y pido para que el viaje de Mario siga su curso natural, paz infinita!
¡Que tristeza me causa su muerte! Parece dormido, tranquilo, a dónde vas Mario?, me queda la alegria de saber que en cada palabra, en cada hoja, en cada libro, en cada poema, en cada novela, en cada cuento, siempre, siempre, siempre vivirá Benedetti!
Trasmite una ternura infinita hacia el hombre que fue hombre y poeta , poeta y hombre…
Mari D’Alessandro
Hace tiempo grabé este poema de Mario en su voz, hoy lo traigo aquí porque lo siento cada día.
recordando a Benedetti
Pepa Mas Gisbert
(Del libro Poemas de otros, Laura Avellaneda)
los nombres se me caen
yo misma estoy cayendo
usted de todos modos
no sabe ni imagina
qué sola va a quedar
mi muerte
sin
su
vi
da
Benedetti fue muchas cosas, pero sobretodas las cosas, se empeñó en ser poeta. Y lo fue. En homenaje entonces, leamos pues sus poesías y recordemos sus versos.
Me gustó mucho la nota.
No sé, es curioso que nadie quiera mencionar el hecho de que Benedetti apoyó con tesón a verdaderos canallas como Castro y Chávez. Tanto poema blando de estilo cantautor facilongo, ocultaba la presencia de alguien que amaba a los poderosos que esclavizan países con sus botas.
Admiro a Celine, a Benedetti, a Cela. Los admiro en sus libros.
Sólo allí.
Mejor leerlos.
No inventarnos en ellos el ángel que nunca fueron.
Bella nota Jorge, pero ciertamente y años después cuando tropezamos con ella sabemos que él no murió, porque a diferencia de Avellaneda que fue escrita, Mario escribió y ahí estriba una de las formas de la inmortalidad