Regresé ayer de San Cristóbal, todavía con el entusiasmo vivo del XVII Encuentro Colombo-Venezolano de Escritores, evento que por sus particulares características integradoras merece el mayor de los aplausos para quienes año a año lo impulsan desde ambos lados de la frontera, agrupados en las asociaciones de escritores del estado Táchira y del departamento Norte de Santander, equipos que acertadamente dirigen el venezolano Luis José Oropeza y el colombiano Ciro Pérez.
Esta edición tuvo un significado especial a causa de la grave situación que se vive en aquellos lares. Política, seguridad pública, terrorismo y estrechez mental han convertido a la frontera en una especie de nuevo viejo oeste. Apenas días antes del inicio del encuentro, un tiroteo dejó como triste saldo la muerte del dueño de un comercio al que estaban atracando, y la de un transeúnte que simplemente pasaba por allí. Y como seguramente ya saben, dos guardias nacionales cayeron ayer lunes, agriando más las cosas entre los gobiernos de Colombia y Venezuela y, lo que es peor, entre el gobierno nacional de Venezuela y el gobierno regional del Táchira, dirigido por el opositor César Pérez Vivas.
Todo esto tuvo su peso en el desarrollo del encuentro, principalmente del lado colombiano, de donde el primer día sólo once escritores habían podido llegar a San Cristóbal, y alguno más en los días posteriores. La ausencia de Ciro y de otros tantos grandes amigos de este país hermano se sintió muchísimo y originó no pocas discusiones, formales e informales, sobre el estado actual de las relaciones diplomáticas entre ambos países, terreno en el que los políticos —como siempre— ponen torta tras torta.
La tristeza, sin embargo, no pudo hospedarse entre los asistentes al evento. Actividades en Colón, Rubio y San Cristóbal, recitales en la Universidad de los Andes, en el Museo de Artes Visuales y del Espacio y en el Ateneo del Táchira, y ponencias en la Biblioteca Pública Central Leonardo Ruiz Pineda —donde tomamos esta foto familiar—, fortalecieron el afecto fraterno entre los escritores de Colombia y Venezuela, quienes se despidieron la tarde del domingo con la seguridad de que en unos meses celebrarán en Cúcuta un nuevo encuentro.
(He dejado las fotos del encuentro en la página de Letralia en Facebook).