Desde la primera vez que fui a San Cristóbal como invitado del Encuentro Colombo-Venezolano de Escritores, en 2003, quedé prendado del Ateneo del Táchira, una construcción señorial cuyo magnífico patio interior es descrito hermosamente —aún en los programas de mano, por lo general tan fríos— como el patio de ladrillo y cielo. Y sí, es una descripción justa, pues es entre ladrillo y cielo que ocurre la poesía en el Ateneo del Táchira.
Pero a mí siempre me llamó la atención otra cosa. El viernes pasado fui a presenciar el Recital de Nuevas Voces —varios jóvenes poetas mostrando sus letras y sus promesas— y encontré abierta la puerta que conduce a estas escaleras que unen el ladrillo y el cielo del Ateneo. Desde 2003 hasta ahora, nunca había visto abierta esa puerta, y ante la oportunidad no pude evitar trasponerla y subir esas escaleras de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas.
¡ qué tripeo esas escaleras !
Gracias por compartir las fotos…
¡Buenísimas las fotos! Va link en mi próximo Lo mejor de la quincena.