Con mal pie ha arrancado el Premio Municipal Stefania Mosca, con el que se supone que se honra la memoria de quien fuera una de las autoras más destacadas de Venezuela. Organizado por la Alcaldía del Municipio Libertador —el mayor de los cinco en que se divide la ciudad de Caracas—, el neonato galardón fue presentado ayer en la sede de Fundarte por el presidente de esta institución, Freddy Ñáñez, y el presidente del jurado, Enrique Hernández D’Jesús.
Digo con mal pie por la pata metida por Hernández. La nota de Últimas Noticias lo cuenta así:
El jurado de esta edición del concurso será presidido por el escritor Enrique Hernández D’Jesús. El resto de los integrantes, sin embargo, no se dio a conocer en la rueda de prensa ofrecida aer en la sede de Fundarte, porque «no podemos decir cuántas personas van a estar en el jurado, porque los escritores son muy pillos en el país. Si se divulgan los nombres van a querer comprarlos», comentó Hernández.
Uno puede inferir cualquier cosa de esta declaración. Por ejemplo, que en Venezuela abundan escritores pillos como los que aprovechan cargos en el Ministerio de la Cultura u otras instancias para publicar los desafueros que nadie les publicaría fuera de sus fueros. O que en Venezuela el ejercicio de la literatura es tan productivo que los escritores están en la capacidad económica de comprar un jurado —supongo que en este rubro aplican sólo los escritores enchufados al gobierno. Incluso, podría uno inferir algún mensaje subliminal de parte del presidente del jurado al ser el único juez visible. En el imperio de la desconfianza la única manera de acertar es pensar lo peor.
Como no tengo acceso al sitio de pago del diario, aquí les dejo la nota escaneada. Nótese, en el último párrafo, el toque de sensato sarcasmo con que cierra el periodista:
absolutamente vergonzoso este comentario. no sólo denigra a sus compatriotas narradores a quienes acusa de corruptos sino que también denigra a los posibles jurados al sugerir que pueden ser comprables, es decir, también corruptos. Lo que me pregunto, ya que lo dice con tanta autoridad y propiedad, es si Hernández de Jesús ya tiene experiencia previa en compra-venta de jurados.
Lamentable y bochornosa declaración de «El Catire». De muy mal gusto.
Excelente nota, Jorge. Sin duda, juzga el ladrón por su condición. Ahora Hernández D´Jesús pone en entredicho todos los premios en los que ha participado como jurado, porque de alguna parte sacará él esa idea,
Tal vez se generaliza pero tampoco podemos estar ciegos, así como hay escritores y premios honestos existen muchos otros donde el interes económico o el famoso «amiguismo» prevalece por encima de otras cosas. Ni hablar de los casos de plagios. Si bien, no debemos acusar o juzgar a todos de pillos tampoco podemos decir que todos son unos santos y en toda profesión u oficio nos guste o no existe su lado oscuro y la literatura no se escapa de eso.
Insisto, el tema está en que de entrada no puedes presumir que te van a comprar al jurado de un premio. Eso debe ser la notoria excepción. De entrada la literatura quiere creer en el ser humano, para eso se crean esos concursos, no para imaginar que hay gente que se quiere hacer de un premio a la fuerza (de hecho, habla un gobierno que gana a la fuerza). Y, en todo caso, debes cuidarte de hacerte de un jurado vertical, para que no caiga en tentaciones. Yo creo, como dice Adriana Pérez, que Hernández D´Jesús se está proyectando, y eso es lo más lastimoso del asunto. Los pequeños seres, debería llamarse la crónica de este y de otros episodios.
Seguro que, el que tiene hambre en pan piensa…
Este comentario es inexplicable y la verdad es que no le hace favor al nombre de Stefania acompañando un premio. ¿Quién va a querer participar en un concurso que se inicia así?… Yo pensé que fundarte ya ni existía…. con lo importante que fue en su día a nivel editorial y cultural en las comunidades. Hoy es como un fantasma.
Hay una máxima del Derecho que, en todo caso, debe prevalecer (es un artículo incluso del Código Civil): «La buena fe se presume, la mala hay que probarla». Asçi es que, en principio, debe presumirse la BUENA FE. No puede efectuarse un llamado a un concurso literario de esta naturaleza con semejante presunción. Además, la Lógica formal informa, sabiamente, que toda generalización es una falacia.
Por otra parte, quienes formamos parte de la comunidad literaria venezolana y caraqueña sabemos, de sobra, cómo se compran, venden o regalan premios literarios, no se trata de una novedad, no es un asunto político. Pero que queda sólo en la imagineria y no en la boca de quien hace el llamado a participar en un concurso.
Extraña que alguien se extrañe de que los premios puedan ser amañados, práctica de alta incidencia sobre la que siguen habiendo escándalos periódicamente e incluso demandas y juicios. Pero no se suele comentar sino después de dado el premio y ocurridos los hechos.
Lo particular en este caso es que la advertencia es a priori y viene desde el propio presidente del jurado.
Es como anunciar una boda y decir en la tarjeta: «amantes, concubinos u otros compañeros sexuales ocasionales o no, pasados o presentes, de los futuros cónyuges, favor no presentarse en la boda».
Esta nota de Letralia podría pasar a ser parte del sabroso folklore venezolano.
¿Cuánto cuesta el catire?
Es humillante que se trate a escritores como si fueran delincuentes…
Es lamentable desde todo punto de vista, y la desconfianza hacia los concursos no puede ser justificación para que se criminalice al escritor venezolano.
Hoy Alberto Hernández se suma a lo que debe ser una protesta general. Pueden verlo en: El “Catire” Hernández D’Jesús y los “pillos” de la literatura venezolana.
No sólo se puede suponer que los escritores venezolanos son pillos, sino que el jurado es vulnerable y deja comprar así no más.
Es increible pero cierto, yo, que soy una ciudadana de a pié al ver esto solo puedo reconfirmar, lo que ya viene pasando dese hace mucho tiempo. Como no tomar una posición ante estos hechos aunque a uno se le acuse de tomar posturas política.
Yo no me considero ni intelectual ni mucho menos escritora, pero no hay que serlo para tener indignación ante este artículo o nota de prensa. La pregunta que me hago es quien se sentirá tan «digno» como para participar en este concurso?
Puntualicemos:
¿quién sustituyó a una escritora en el jurado del Rómulo Gallegos como si de una monarquía se tratase y sin ser conocedor del género novelístico?
¿qué amigo personal de ese matrimonio y compñaero de juergas ganó el premio?
¡Boah!
¡Vaya vergüenza!
Los demás dijeron todo.
«A confesión de parte, relevo de pruebas», como dicen los abogados…