El Metro de Caracas es un símbolo del crecimiento de la ciudad. Lo es hasta el punto de que se ha convertido, como Caracas, en un espacio hacinado, turbulento, en el que el ciudadano arriesga a diario la vida pero también construye su historia y su porvenir. Tras los torniquetes que dan entrada a esa ciudad subterránea de escaleras mecánicas, andenes y vagones, discurre el relato cotidiano de la otra ciudad, la que implosiona allá arriba, la que olvidó los techos rojos, esa que sólo con la terquedad de sus buenas gentes se salva de los pillajes que, a todo nivel, la acosan.
Hace algún tiempo que escribo una serie de crónicas sobre el Metro de Caracas. Son textos muy breves, pequeños paisajes humanos basados en la historia real de esa entidad multifronte que es el pasajero. No es un compendio de denuncias al uso ni un reporte de cifras estadísticas, sino la vivencia cotidiana de quienes allá abajo se encuentran, se tropiezan, se ríen y se sufren.
Desde ayer estas Historias del Metro aparecen en el portal Prodavinci, a cuyos responsables doy gracias por recibirme. Saldrán cada tres semanas en entregas de tres crónicas cada una. Espero verlos a todos por allá, habitantes de la Caracas subterránea o de cualquier otro paraje.
Me gustaron tus “silencios” en el Metro.
Constituyen un “paso del estrecho” obligado para muchos ciudadanos; por eso se detecta un cierto ambiente de resignación entre los viajeros.
Otra “presencia” llamativa, pero imprecisa, son los problemas que se arrastran y aquellos con los que se van a encontrar.
Entre el estruendo, con audífonos o no, se adquiere ese matiz del ensimismamiento.
La aglomeración y el anonimato se dan la mano en estos núcleos urbanos.
Uno echa de menos los oasis.
Saludos cordiales.
Jorge, quisiera pedir autorización para utilizar las tres historias del metro en mis Lecturas de tabaquería http://www.lecturasdetabaqueria.com
La lectura no es profecional pero es con mucho respeto :). Gracias de antemano
Ayayay. esto de no saber escribir a máquina. En el comentario anterior no es «profesional», mucho menos como la escribí. Discúlpeme tremendo error 🙁
Por supuesto, Mauricio, están a tus órdenes; muchas gracias.
Jorge, ya quedaron publicadas. Muchas gracias por la gentileza 🙂 http://www.lecturasdetabaqueria.com/