«He de confesar que no es sencillo agarrar por los cuernos al toro de la memoria», dice Marina Castaño justo antes de agarrar al toro de la memoria no sólo por los cuernos sino además por el rabo, las patas y otras partes, y contar en un largo artículo, publicado por una revista del corazón, una serie de intimidades amatorias de Camilo José Cela, con quien estuvo casada desde 1991 hasta la muerte del escritor en 2002. La web de la revista publica sólo un fragmento, pero, para que nadie se preocupe, ha obtenido una desmedida resonancia en los medios internacionales.
Sólo tuve conocimiento de tres o cuatro de sus múltiples relaciones, cuando el número había sido muy superior, como también lo era el número de hijos naturales esparcidos por el mundo, que en su mayoría eran varones, y todos, o casi todos, llamados Camilo o Camilo José.
Tal es el tenor del artículo, que incluye cachos, hijos regados, peripecias sexuales y otras guarradas entre las cuales, por cierto, se cuelta hasta un affaire en Venezuela, pero del que la narradora sale siempre bien librada, como explica EFE en esta nota:
Castaño cuenta pormenores de su vida en común con Cela y asegura que el «profundo amor» que hubo entre ambos estaba basado «en dos puntales férreos: el respeto y la fidelidad».
La revista publica también, en esta edición, «50 detalles que bordan tu look», «Los esmaltes que dan vida a tus uñas» y algo sobre la prenda estrella del verano —¡el vestido troquelado, sin duda!—, entre otros interesantes ensayos.