El otro día en Maracay le comentaba a Fósforo Sequera que después de revisar varios podcasts el único al que me he suscrito es su fantástico Entra en clave. Cualquiera puede decir que eso se debe simplemente a que he sido perezoso en esa área, pero lo cierto es que se pasa un rato muy sabroso con las selecciones del Fósforo.
Obvio que cuando supe que podía escuchar en Internet el programa La Caja del Fósforo, la cosa es una cita todos los sábados. Se transmite a través del servicio Ustream, una maravilla tecnológica de esas que lo impulsan a uno a besar el silicio que pisa. Escuchas el programa, hablas con el Fósforo y con la audiencia a través del chat, puedes twittear tu gusto y regusto por el programa y ves al Fósforo gozando su rumba y compartiendo su sapiencia melómana en el aire, mostrando los extraordinarios discos que pone y descargando con la mesa de la cabina, que –afortunadamente para la mesa– es de mármol. Jazz, salsa, son y otros ritmos muy rumbosos cuyos nombres escapan a mi depauperada cultura musical.
A sabiendas de que mi memoria es un desastre, abrí inmediatamente un «evento» en Google Calendar para que no se me olvide que todos los sábados está el Fósforo en lo suyo. Pero como todos ustedes se van a acordar, avisados quedan: mañana y todos los sábados de 9 a 11, La Caja del Fósforo. Y, para los que viven en Valencia o alrededores y prefieran la radio de siempre, pueden sintonizarlo en 91.5 FM.