El sábado cerramos el 1010 hablando de Letralia, literatura, edición, tecnología y demás temas divinos y humanos, algo de lo cual puede verse en el video de aquí arriba. Héctor y Daniel hicieron sendas presentaciones de mí y de mi trabajo que brillaron por su amabilidad. No puedo dejar de destacar aquí que a los tres nos une un sentimiento de fraternidad que se ha venido cultivando a lo largo de más de diez años de ver juntos las mutaciones del medio, hacer extraños experimentos –afortunadamente exitosos en su mayoría–, revolver aguas y analizar tendencias, además, claro, de reunirnos para disfrutar, de cuando en cuando y en persona, de eso que el otro día identificara Triunfo Arciniegas como lo mejor de la literatura: el delicioso placer de la amistad.
El cierre del 1010 fue para mí precisamente eso, el reencuentro con varios amigos. Llegandito me tropecé con Carlos Villarino –compañero de recital en la Semana de la Narrativa Urbana de 2006–, nos fuimos a tomar un café y en eso llegó Gabriel Payares. Mientras veíamos cómo se acababa con malos pasos el sueño de la Vinotinto de ir al Mundial de 2010, aprovechamos de hablar de proyectos y buenas letras. Ya en el Centro Cultural Chacao vi –por primera vez en varios años de correos que han ido fomentando nuestra amistad– a Joaquín Ferrer, quien además de escritor es fotógrafo, algo muy conveniente pues, llegado el momento de pasar al escenario, le pedí el favor de tomar las fotografías que registran el evento, y que ya pueden verse en la página de la revista en Facebook (es preciso estar registrado para acceder a ellas).
Allá vi a Pedro Enrique Rodríguez, quien tiene una buena noticia en ciernes, y a sus chicas Alejandra y Emiliana; a Angélica, quien ocupada de la cámara me vio durante todo el evento pero sólo pudimos saludarnos al final; a Lennis, generalmente incansable pero esa noche cansada después de media semana de correcorre; a Salvador Fleján y a Carla Cordero, a quienes agradezco la amabilidad de esa noche; al siempre explosivo Arnaldo Valero y a Carla Durán, quienes llegaron directamente desde Mérida, esa ciudad que me es tan entrañable; a Enza García Arreaza, que aseguró me enviará pronto unos textos inéditos para Letralia (lo pongo aquí para insistir en ese compromiso); a Luis Barrera Linares y a Carlos Sandoval, con quienes me hubiera gustado conversar un poco más –pero ya se sabe cómo es la dinámica de las reuniones–, y a Susana Sussmann y Carlos Rosi, amigos muy queridos con quienes compartí la alegría de su bebé por venir.
También a algunos a quienes no conocía personalmente, como Gisela Kozak –nuestra guía en la noche caraqueña a lo largo de unas ocho cuadras–, Paola Romero –grata e intensa conversa borgiana tuvimos–, Ana María Velázquez –poesía y mitología–, Astrid Lander –a quien leo con atención y sé que lo seguiré haciendo–, Mary Rodríguez Herrera –quien tuvo la amabilidad de regalarme un ejemplar de sus Poemas guardados–, Ricardo Ramírez Requena, Blanca Rivero, Ximena Sequera, y a los homenajeados de la noche, José Sánchez Lecuna y Norberto José Olivar, finalista y ganador, respectivamente, del Premio de la Crítica a la Novela del Año 2008. (De seguro he olvidado a alguien, mis disculpas de antemano).
Como siempre, la reunión después de la reunión fue lo mejor de la noche: con varios de estos amigos pasamos algunas horas para rendirle tributo a ese delicioso placer del que ya escribí más arriba. Novela histórica, los jurados y sus decisiones, periodistas escribiendo novelas, profesores aburridos y otros no tanto, y la poesía de Bud Spencer, fueron algunos de los temas por los que nos paseamos, aparte de un comentario de Gabriel sobre algo que tenía que ver con Juan Liscano, y que la algarabía general no le permitió completar nunca, dejándome con la intriga. Aquí, impunemente robadas del Facebook de Ximena, cuatro fotos de ese posmomento:
Enza García Arreaza, Paola Romero, Ximena Sequera y Carla Cordero, sonrientes y con rima.
Salvador Fleján y Rosalba Méndez, conmigo en el medio.
Allá a lo lejos, Carla Durán; con el dedo acusador, Arnaldo Valero; Gisela Kozak, Ricardo Ramírez Requena y Blanca Rivero.
Haciendo un brindis, como se debe.
Me alegro muchisimo de que Usted se haya divertido asi, tan bien! SALUDOS! YELENA DE RUSIA, DE MOSCU.
Querido Jorge:
Después de nuestro encuentro -porque fue primer encuentro, no re-encuentro-, saqué mis libros y me puse a releer -ahí sí no fue la primera vez- Borges. Hay algo de laberinto también en nuestra forma de leer a nuestros autores favoritos, en cómo pasamos de un tema a otro; de un poema a un cuento, de una cita a un verso, y de vuelta otra vez al origen. Te recomiendo releas el ensayo «El tiempo» en «Borges Oral», creo que es uno de los ensayos más filosóficos de nuestro amigo J.L.
Espero tus impresiones.
P.
Desde aquí, en la angelena Alhambra, los acompaño en el festejo, muy merecido.
Hermosa, nota, Comrade.
También es muy hermoso y merecido el homenaje a ese recorrido inteligente y constante que ha sido Letralia todos estos años.
Nos debemos un postreunión pronta y líquida.
Un abrazo hasta las inmensidades de Cagua.