Un rasgo distintivo entre un escritor con futuro y otro sin futuro viene dado por el uso de la herramienta.
El escritor con futuro usa la herramienta de manera natural, convirtiéndola en una extensión de su cuerpo: él y la herramienta se funden en un solo ente. Así, puede usar la herramienta sin darse cuenta siquiera de que la está usando.
El escritor sin futuro, en cambio, abre la caja de herramientas y dice: «Hoy voy a escribir en tercera persona… De pronto incluiré aquí un flashback… Más adelante haré una metáfora…». Y así.
Categoría: Siendo un escritor
Ciertamente nadie puede escribir con premeditación, pienso que un requisito para que una obra tenga sazón es que sea hecha en momentos de inspiración
Si no lo matizamos, tendría que estar en desacuerdo con tu planteamiento. Al contrario de Scott, yo no creo en la inspiración. Creo que un escritor decide que herramientas usar, no se lo dictan las musas.
Estaría de acuerdo contigo si lo que quisiste implicar es que un escritor no sigue un manual de instrucciones.
No se trata de comenzar con un capítulo circular, poner a volar a algún personaje, y salpicar el texto con algunas sinestesias, para que el producto sea realismo mágico.
Se trata de que el escritor ya ha estudiado tanto sus herramientas que sabe cuales usar para contar esta anécdota, para expresar esta emoción, para construir a este personaje, para comunicar esta idea precisa.
Sin consultar el manual de instrucciones sabe cuál es el punto de vista adecuado, cuál es el tono, cómo describir, cómo incluir el diálogo.
El escrito sabe. Aprendió a hacerlo, no es un don.
Estimado Jorge, estoy de acuerdo en que en un escritor «con futuro,» para utilizar los mismos cánones que usas tú, algunos aspectos que son más bien técnicos se dan de una manera más natural, acaso tácita. Como buen ejemplo citas la persona que narra, la inclusión de una metáfora, etcétera. Sin embargo no creo que se llegue a ese nivel de inconciencia sin una etapa previa de esfuerzo y práctica, y sobre todo, lectura. Personalemente, mi escritor de cabecera es Mario Vargas Llosa. A pesar de que sus libros están escritos de una manera impecable, confieso que sólo algunos me dislumbran (La ciudad y los perros, La tia Julia y el escribidor, La fiesta del chivo… son los que mejores recuerdos me han dejado). Pero es su pasión por una narrativa bien llevada lo que me emociona: su entrega total al texto, ese empuje narrativo que arrastra como una locomotora al lector. Me parece que él es un escritor sumamente consciente de la estructura, del lenguaje, del tiempo, y de todos esos aspectos de la ingeniería novelística que son lo que en realidad da vida a una narración. Tal vez aún más que la historia misma. Se trata de adoptar una actitud de disciplina, supongo. Y como él dice siempre, pero con otras palabras, se trata de encontrar la forma más eficaz de contar el cuento para que convenza. Aprovecho para sumarle un tipo de escritor a tu clasificación. Aparte del escritor con futuro y del escrtiro con futuro está el escritor con posteridad. Y bueno, si queremos ser aguafiestas, está también J.K. Rowling. Habría que inventar una categoría sólo para ella (Escritores con bolsillos abismales? Escritores o tsunamis de propagandas?) Disculpa, tal vez no era yo el que escribía. Por unos momentos la envidia se pudo haber apoderado del teclado: no sé si escoger el pudor o la arrogancia si me llega a leer algún día la décima parte de los lectores de Harry Potter. Saludos, Ro.
Rectificacion: El escritor con futuro y el escritor sin futuro…
Ro
Me inclino más a pensar en que se nace con una habilidad para narrar, y que los recursos van apareciendo debido a esa habilidad. Se puede hacer un buen texto con predeterminada intención de utilizar tal o cual recurso, pero la magia… Dudo que los grandes escritores se puedan «hacer».
Iria, disculpa creo que no me supe expresar bien en un primer momento, lo que quise decir era presisamente que no hay un manual que te indique como proceder a escribir un poema, un cuento una novela, etc. Creo que eso es lo bueno de esta profesión: que pocas cosas están predeterminadas, esto es tan así, que no hay nada más horrible (en mi opinión) que el autor que trata de imitar el estilo de otro, porque termina cayendo en patéticas e inevitables copias.
Ciertamente, la escritura se sirve de muchas herramientas ¿las metáforas no son herramientas?, así las considero yo, no sé que opines tú.
Oye Iria, se me olvidaron algunas cosas: me parece muy interesante la discusión y pienso que precisamente por eso de que el escritor no predetermina dónde comenzar, dónde terminar, etc es que se suele decir que los personajes se adueñan de las obras.
Ahora, con respecto al final de tu comentario, debo decir que respeto tu opinión, pero considero que la madera de escritor, poeta, pintor o cualquier arte es innata, se tiene o no, se nace o crece, no sé, con el don, lo que sucede es que se perfecciona con el estudio, la utilización correcta de los elementos necesarios: instrumentos musicales, escritura, ortografía, gramática o técnicas de pintura, según sea el caso. Digo esto porque sé de muchos que han estudiado, por ejemplo: letras, educación mención castellano y literatura, han hecho postgrados en el área y escriben correctamente, en el sentido de utilización del lenguaje, más no son originales o capaces de escribir una buena obra, por el simple hecho de haber estudiado para ello. No hay una escuela para ser artista ¿Entiendes mi punto?.
Excelente discusión.
Podriamos darle una vuelta más y decir que el escritor con futuro escribe con las entrañas.
Un saludo
No Portnoy, yo diría que se escribe con la combinación manos-cerebro. (Las entrañas sirven más bien para procesar nutrientes).
Luego te contesto Lycette, que ese comentario va a ser un poquito más largo.
Yo partía de la premisa que propone Jorge «puede usar la herramienta sin darse cuenta siquiera de que la está usando»… es decir la escritua como algo instintivo, algo innato… claro que hay que usar las manos y el cerebro, pero sin ese toque «visceral», de nada sirve la escritura.
Ah, Iria, ¿no consideras al corazón parte de tus entrañas? 😉
Lycette, estoy de acuerdo en que cada uno de nosotros tiene aptitudes innatas. Hay quienes tienen habilidad natural para dominar lo verbal, otros tenemos una habilidad moderada y hay algunos que sólo con mucho esfuerzo logran usar el lenguaje eficientemente. Supongo que estos últimos no son buenos candidatos a escritores, pero quienes están en el extremo superior de la habilidad verbal no tienen más probabilidad de llegar a ser buenos escritores que quienes estamos en el grupo de habilidad moderada. Eso sí, siempre nos van a ganar en los trabalenguas, los chistes, las adivinanzas y otros juegos de palabras.
También estoy de acuerdo en que las escuelas no hacen artistas. Las escuelas de educación preparan para la docencia. Y las escuelas de Letras para los estudios del lenguaje, el análisis y la crítica literaria. Esa formación que se obtiene en los cursos de las escuelas de Letras es útil para el escritor, pero no es imprescindible ni es suficiente. Los talleres literarios y los estudios independientes son otros espacios para obtener el mismo dominio de las herramientas de escritura.
Leer textos teóricos; leer textos literarios, para disfrutarlos y para analizarlos; practicar con las herramientas; usarlas en la escritura creativa; someterse a la crítica. Así se aprende.
No creo que haya ninguna magia en la escritura. Trabajo y talento, en ese orden.
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Caro Portnoy, el corazón forma parte de mis entrañas y, afortunadamente, bombea con precisión la sangre en la cual van los nutrientes para mis distintos organos.
Mis instintos, mis emociones y mis razonamientos, están muy junticos en el cerebro. ;>))
«El narrador es un personaje ambulante lleno de libros, ama los libros y su lenguaje és rico en texturas y pinturas diversas, vive su vida lleno de literatura, necesita conocer la vida en profundidad y al ser humano para poder plasmarlo en sus narraciones,siempre está acompañado y nunca esta solo pues tiene a los libros»
«El escritor escribe, para escribir no se necesita más que una pluma, un boligrafo o un papel»
«El creador inventa nuevos mundos imaginarios»
Hay quien nace con la maldición de ser escritor, es una carrera que no se hace en 5 años en una facultad-¡lleva más de la mitad de una vida intentar escribir algo que aprueben los demás!
Se me olvidaba esto que acabo de decir es una opinión personal, no es una opinión universal, por otra parte hay muchos escritores y cada uno de nosotros escoge a sus escritores, son sus o nuestros escritores favoritos
a los cuales defendemos a capa y a espada son hombres y mujeres que nos ayudan a ver el mundo de otra forma
de una forma más amplia, nos ayudan a imaginar y a salir de la cotidianidad
a pensar y a tener juicio critico y a pasar el tiempo en la Tierra sin sentirnos nunca solos, si uno necesita
rezar coge una biblia o un libro tibetano o el libro de su propia religión…si quiere ser más alto o más guapo tendrá un libro en el mercado que le hablará de ese asunto, aunque el asunto sea absurdo para la mayoría, para ese ser que necesita conocer como mejorar su altura o como embellecer su piel malograda por el sol habrá un libro que le contará como mejorar sus intereses…yo siempre llevo conmigo un libro en la mano y en este momento llevo el de la Auto escuela…
¡saludos cordiales a los bitacorianos!
Creo que un escritor se va haciendo con la práctica, además de poseer el «don» del contar algo, la imaginación, pero sin práctica podría llegar a ser muy difícil escribir decentemente. Digo porque no imagino que alguien, que incluso tenga el don de la palabra, se siente un buen día, y de la nada y sin ninguna práctica, produzca una obra maestra, o medianamente buena.
Escribir escribiendo.
Muy interesante la discusión generada y lamento no haber podido intervenir hasta hoy.
Iria, la inspiración es más un asunto semántico que otra cosa. Obviamente no se trata de un dictamen de las musas (ni de escritores muertos, como ha dicho alguien que no recuerdo), pero sí hay momentos específicos en que las ideas hacen conexión con tu ánimo, y es allí cuando, en combinación con la experiencia que ya tengas, las cosas salen mejor. Somos humanos, no máquinas, y aun los mejores escritores no escriben bien a toda hora pues en la creación, se sabe, inciden factores externos. Y, Lycette, la «inspiración» (entendiéndola como la he descrito) no es nada si no manejas la herramienta.
El punto es que la herramienta se internaliza, se vuelve parte del escritor (del que tiene futuro, siguiendo mi planteamiento), pues de otra manera no es otra cosa que conocimiento técnico completamente vacío de calidad literaria. La lectura, el esfuerzo y la práctica que menciona RobertoS son parte de ese proceso de asimilación, pero es sabido que hay quienes por mucha lectura, esfuerzo y práctica que le pongan, nunca escriben una buena línea. Si por conocimientos técnicos fuera, todo licenciado en letras sería un gran escritor. Y sabemos que no es así (como ya indicó Lycette).
Es allí donde yo sitúo en dos niveles distintos a ambos tipos de escritores: los que internalizan la herramienta (esos que terminan usándola sin mirarla siquiera) y los que se dan contra un vidrio eternamente tratando sin éxito de que la herramienta funcione. Aquellos tienen el savoir faire, éstos tienen sólo un dominio del aspecto teórico al que le falta eso que Lycette llama sazón.
Una cosa sin la otra no funciona. No se puede escribir sin conocimiento de la herramienta, pero tampoco se puede escribir sólo con este conocimiento. El escritor que usa la herramienta de manera natural no la desconoce, sólo la usa de manera natural. Este escritor no necesita recordar que lo que está usando se llama sinestesia o metáfora como yo no necesito conocer el funcionamiento de las bujías para que el carro arranque.
Sería interesante conocer si es que existe una estadística que indique, de los más grandes escritores, cuál tuvo estudio y cuál lo hizo de manera «natural» por llamarlo así. Seguramente hasta las matemáticas demostrarán que para eso, como para cualquier arte, se nace, e insisto en la magia, perdón, nada se compara con la velocidad o la apacible calma del paisaje sobre el volante, me importan un comino las bujías.
Por favor, dejen de teorizar acerca del proceso creativo. Dediquense a escribir, nada más. Umberto Eco dice en sus apostillas a «El nombre de la rosa» que: «A veces las páginas más esclarecedoras sobre los procesos artísticos fueron obra de artistas menores, que no sabían producir grandes efectos, pero si reflexionar muy bien sobre sus propios procesos…»