Se lamentaba Augusto Monterroso, en Tríptico, de que nos ha tocado vivir una época en que se edita demasiado, lo cual ha terminado contaminando la afición por la lectura con un nada encomiable hábito de comprar libros, bajo la desviada certeza de que la inteligencia de un hombre ha de ser medida por la cantidad de libros que atesora.
Así que un día don Augusto decidió deshacerse de los libros inútiles. Empezó retándose a quedarse sólo con los realmente importantes, pero lo asaltó la cobardía: «¿A cuántos sofismas acudes diariamente para ocultarte que eres un cobarde?», escribió el maestro. «Yo soy un cobarde. De los varios miles de libros que poseo por inercia, apenas me atreví a eliminar unos quinientos».
Mientras revisaba sus saturados anaqueles, Monterroso se maravillaba de cuánto se ha escrito. «¡Qué increíble cantidad de poesía, qué cantidad de novelas, cuántas soluciones sociológicas para los males del mundo!». Y, sin embargo, cuánto de esto no es más que alimento para el rigor decorativo, simples objetos que llenan los espacios vacíos en ese espacio ambiguo y multiforme que llamamos biblioteca.
En la particular basura intelectual de Monterroso se incluían textos de política «en el mal sentido de la palabra, toda vez que no tiene otro», sociología, economía, historia, astronomía y métodos para adelgazar, para dejar de beber y para no embarazarse. Luego le sobrevino la incertidumbre de qué hacer con tantos volúmenes inútiles. No iba a quemarlos («Se acepta que la Inquisición quemara gente, pero la mayoría se indigna de que quemara libros», advierte don Augusto), tampoco quería donarlos a lúgubres bibliotecas que nadie visita; así que los fue obsequiando a amigos que paulatinamente descubrieron que tampoco los necesitaban y fueron devolviéndoselos por correo.
¿Cuántos libros nunca leerás? ¿Con cuántos estarías dispuesto a fugarte del mundo, oculto en una isla desierta?
De cómo me deshice de 500 libros, que al final, no los despachó. Genial de Monterroso. En mi caso, siento que hay libros que me acompañan a lo largo de mis distintas vidas. Sí, he tenido varias en estas, gracias a Dios, y no he muerto en el intento. Algunos libros de esas vidas pasadas son de pronto facilmente desechables. Otros, en cambio, se quedan, y nos obsesionan y volvemos a ellos. No me angustia la cantidad de libros que se publican, me angustia la cantidad de libros malos que pueda comprar por error y con los cuales pueda perder el tiempo. Lo mismo pasa con los blogs. Hay blogs muy malos con los que uno suele perder el tiempo. El tuyo, no es de esos, no creas que es una indirecta.
Salud, como siempre es grato leer tu blog.
Salud.
Estoy segura que dejaré de leer muchos. Me fugaría con unos cuantos de Gabo – si, parece respuesta de Miss Venezuela -. Yo siempre presto los libros por eso de que poco hacen en un estante en vez de estar alguien aprovechándolos, aunque a veces no los devuelvan o los devuelvan en mal estado.Y Fedosy, si hay libros y blogs que lo hacen a uno perder el tiempo…dependiendo de que libros y que blogs para cada quién: para una ancianita romántica una novela de Corín Tellado tiene mas valor que «Don Quijote», asi mismo los blogs. Abrazos
¡Ja! Por fin una en la que ya he pensado la respuesta. Hay infinidad de libros imprescindibles y la tarea de decidir de cuáles deshacerse resultaria tan difícil para mí como le resultó a don Monterroso , pero si la cuestión es elegir uno, yo elijo por pura arbitrariedad personal, la obra completa de Cesar Vallejo que editó Archivos. Ese libro me basta a mi lado.
Temo que yo me iría con muchos libros. Cada mudanza es un suplicio porque hay que cargar con toda la biblioteca.
A pesar de que muchos libros no los voy a leer, ahy muchos que me son entrañables y me resultaría muy difícil deshacerme de ellos.
Y eso que los quinientos libros eran veinte. Yo no veo tan nefando el fetichismo bilbiográfico, de hecho de aquellos que considero imprescindibles ‘atesoro’ todas las ediciones que puedo.
Por lo demás, la vida no da para más de cinco mil libros. Hay que resignarse a dejar sin leer la mayor parte de la gran literatura.
Yo sí tengo varios que estoy por botarlos en algún momento. El mas nefasto de todos: La biografía de Don Francisco. Me llegó traidoramente escondida en un trío de libros «en oferta» que tenían en la Librería Nacho. Los dos libros que lo ocultaban eran buenos, o al menos leíbles. Este tercero ni siquiera lo he abierto. Quise lanzarlo por el balcón en lo que lo ví, pero temí que la nariz de Don Francisco aporreara a algún transeúnte. Lo puse en el cesto de la basura y la señora que limpia lo sacó pues pensó que por equivocación se había caído, imagino que pensó que tan excelsa biografía no podría haber sido tirada a propósito. Desde entonces se me esconde cada vez que hago ‘limpieza’ en mi pequeña biblioteca. Sé que sabe que lo quiero botar, pero no lo encuentro con la frecuencia necesaria.
Recuerdo haber leído esto y haberme reído un montón, pero creo que la visión de Zaíd es más optimista: Toda biblioteca es un proyecto de lectura, y en todo proyecto hay, por supuesto, libros no leídos y que, probablemente no se leerán nunca. Pero ahí están, haciendo acerbo.
Comparto el punto de vista de Fedosy. Creo que hay libros que nos resultan importantes en cada una de nuestras etapas de vida (o en las vidas anteriores, como mencionaba Fedosy), al igual que otros permanecen allí, siempre listos para ser leídos. Todo esto no solamente aplica para libros y blogs, aquí tambien incluyo la música o, mejor dicho, los discos.
Lo importante, trasciende. El resto, creo que es moda. Así de simple.
Felicitaciones por tu blog, muy enriquecedor e interesante.
Paz y jazz.
Tremendo. Enorme abundancia, ¡Tanto qué leer!. ¿Tanto hay qué leer? En la línea del genial Monterroso, me preocupa elegir QUÉ LEER y CUÁNDO. De ahí el compromiso de Vds., ayudarme a encontrar esos puntos culminantes. En eso estamos, tarea siempre inacabada.
Saludos cordiales a todos.
Creo que hay libros importantes en diversas etapas de la vida, o en distintas vidas, tal y como lo mencionaba Fedosy. Sin embargo, los que son realmente importantes o trascendentes, logran acompañarnos por el resto de la vida, dispuestos a ser leídos una y otra vez.
Felicitaciones por tu blog, realmente interesante.
Paz y jazz.
Alargo un poco una de tus citas del texto de Monterroso, que me encanta:
«¡Qué increíble cantidad de poesía, qué cantidad de novelas, cuántas soluciones sociológicas para los males del mundo! Se supone que la poesía se escribe para enriquecer el espíritu; que las novelas han sido concebidas, cuando menos, para la distracción; y aun, con optimismo, que las soluciones sociológicas se encaminan a solucionar algo. Viéndolo con calma, me di cuenta de que en su mayor parte la primera, o sea la poesía, era capaz de empobrecer al espíritu más rico, las segundas de aburrir al más alegre y las terceras de embrollar al más lúcido.»
Yo soy un comprador impulsivo de libros… lo admito… Pienso que son mejor que cualquier otra cosa, mejor como compania, mejor como decoracion, mejor como herramientas caseras, mejor como alimento de fogatas, mejor para las cosas de la higiene… Aparte que no hay sensacion mas gratificante que haber terminado un libro y saber que tienes de donde escoger el proximo, sin caer demasiado bajo en la soledad.
Yo he decidido hace tiempo no sobrepasar los 200 libros, he regalado muchos, libros inútiles que deberían desaparecer, me he quedado con los clásicos, he omitido de mis estanterías libros que aún no entiendo como alguien pudo escribir y lo peor como pude haberlos comprado, pero creo que con la edad uno aprende y ve lo que necesita
Un saludo
Bueno, que disculpe Gabriela, pero primero esa frase no es de Zaid, es de José Gaos: «Todo biblioteca personal es un proyecto de lectura». Y esta frase además Zaid la ataca por el lado irónico. Luego de citar a Gaos, dice que tener a la vista libros no leídos es un fraude para los visitantes. Lo que me parece realmente interesante de este ensayo es cuando Zaid dice que para no perpetrar tamaño fraude, se inventaron los libros que no son para leer (los que yo entiendo como libros «bonitos, grandotes y caro»). Son libros que se pueden exhibir sin sentimiento de culpa, pues nadie te va a preguntar jamás «¿Ya lo leíste, qué te pareció?».
Salud, y espero que el dato le sirva a Gabriela.
Perdón, no es Gabriela, es Cristina.
Mi oficio de librero en Buenos Aires de ejemplares nuevos y usados, me permite ver de que libros se desprende la gente cuando tiene sus bibliotecas llenas. Basura, nunca se desprende de nada bueno, y porque digo así, por el valor de reventa. Los mejores lectores son los que buscan libros usados de grandes pensadores, Historia o grandes novelistas. Pero ultimamente aparece poco, nadie larga nada, ni Monterroso ni los que viven en Argentina. Ello sólo se produce cuando el gran lector llega al final de sus días y la familia ve en los libros a los culpables de separarlo de ella y los malvende, pero los malvende con gusto, odiandolos no querioendo verlos mas. Ahí es nuestra fiesta, se nos hace agua en la boca, pensando a que lector ofrecer este ejemplar, aquel ejemplar, anticipando la sonrisa que se reflejará en su cara. No es fácil conseguir libros buenos y los buenos lectores no tienen mala literatura. Ya quisiera comprarle la biblioteca entera a Monterroso. Jajaja ¡Qué festín!
El amigo Bastián, desde la tierra interminable, ha dado una opinión realmente valiosa. Así es, la gente suele dejar los libros basura. Sin embargo, me ha pasado que en más de una librería de viejo he encontrado buenos libros, pues creo que se debe a que precisamente, quien ha salido de ellos, no era el dueño del libro o cuestión, y no tenía ni la más mínima idea de lo que estaba deshaciendo.
Salud desde la tierra donde los Atreyus escasean.
he aquí mi joven lista:
http://spaces.msn.com/members/gussanita/
pero ya digo que me fugaría a formentera con los cuatro fantásticos de boris vian: «la espuma de los días», «el otoño en pekín», «el arrancacorazones» y «la hierba roja».
Creo que fue Humberto Eco quien dijo que no alcanzaría la vida promedio de un humano hoy en día, para leer aquellos libros imprescindibles para poder aspirar a un nivel cultural aceptablemente decente.
¿Como entonces contar con tiempo para uno mismo decidir cuáles son esos 500 libros que guardamos en casa y que resultan «inútiles»?
Y, es verdad, tengo libros que nunca he leido. Pero me engaño diciéndome que será mi hijo quien aproveche la riqueza que yo dejo a un lado por «no contar con tiempo» para la misma.
Saludos.
tu que eres blogueta y en el aire las compones con tus 500 libros no leidos te pemito que me realizes un buen surcido sin bajarme los calzones