El próximo 16 de marzo Francisco Ayala cumplirá 100 años. Ha de ser una experiencia extraña para él ver cómo una pandilla de niños —alguien con diez décadas encima tiene derecho a considerar como un niño a cualquier cuarentón— organiza una «comisión nacional» para celebrar su centenario.
Ayala fue homenajeado el viernes en el Ayuntamiento de Granada, que lo nombró hijo predilecto de la ciudad, distinción que le fue impuesta por el presidente Zapatero. Y la Fundación Francisco Ayala, que viene postulando al escritor al Nobel de Literatura desde 1996, volvió a hacerlo este año. El ex secretario de la fundación, Manuel Ángel Vázquez Medel, le concede a esta postulación un carácter reivindicativo. Cito esta nota de Estrella Digital en referencia a las declaraciones de Vázquez Medel:
Vázquez Medel es uno de los impulsores desde 1996 de la candidatura del escritor granadino para el premio Nobel de Literatura y que la Comisión Asesora de la Fundación Ayala volvió a formalizar en las últimas horas ante la Academia sueca.
Las posibilidades de que lo obtenga —«me consta que ha estado a punto de conseguirlo»— son una incógnita para este catedrático de Literatura, porque «hay muchas propuestas meritorias».
No obstante, Vázquez Medel consideró que darle el Nobel, en su condición de «superviviente del siglo XX», paliaría «muchos agravios con otros escritores no premiados, como Jorge Luis Borges, que veía en Ayala a uno de los grandes de las letras hispánicas».
El que Ayala no sea ya un premio Nobel era algo de lo que se lamentaba Saramago hace pocos días. En fin, que Saramago se queja de muchas cosas, y en su afán de convertirse en vedette intelectual se vuelve repetitivo. Si mi opinión contara en este asunto, muy bien, que le den el Nobel y cierre así su vida con broche de oro. Pero, ¿un Nobel reivindicativo? En todo caso creo que llegar lúcido a los 100 años, y ver que detrás de uno hay una vida larga y meritoria, ha de ser una gloria mucho mayor que la de recibir el Nobel, un premio que a fin de cuentas fue entregado una vez a alguien «por su oratoria».
De Ayala me gustó mucho la novela «Muertes de perro». Lo de Borges ya no lo palia nadie. Es vergonzoso que no le dieran el Nobel. Aún más que recibiera el Cervantes compartido con Gerardo Diego, un poeta menorcísimo al lado del argentino. La verdad es que cada vez me interesa menos este último premio: me parece inconcebible que sólo la mitad de los premiados sean hispanoamericanos y que el resto sean españoles, cuando la literatura más valiosa se está haciendo en las Américas. Al menos este año se lo han dado a Pitol.
Yo no quisiera que mi edad influyera en un premio, o mi estado de salud, o mi discapacidad: que no se lo dén por lástima, como el Oscar de Pacino por «Perfume de mujer».