Hace veinte años, el 26 de marzo de 2005, se emitió Rose, el primer episodio de la nueva etapa de Doctor Who, con el inolvidable y entusiasta Christopher Eccleston en el papel titular. En esta casa somos fanáticos de la serie, pero siempre hemos dicho que su arranque no fue el mejor: tuvo un primer episodio medio flojo, con unos maniquíes asesinos, y un segundo realmente desconcertante donde los personajes se desplazan miles de millones de años en el futuro para ver en primera fila la destrucción de la Tierra, consumida por el Sol.
Ah, pero el tercer episodio era otra cosa: un cuento de misterio, ambientado en 1869, sobre unos fantasmagóricos seres de gas. Aquí el Doctor, en compañía de Rose Tyler (hermosa, siempre, Billie Piper), consigue la ayuda de una de las mentes más brillantes de su tiempo: el gran Charles Dickens (a la derecha en la foto de aquí abajo, interpretado por Simon Callow). Cuando las cosas se tuerzan, serán una criada con poderes mediúmnicos, Gwyneth, y el propio Dickens, quienes terminarán salvando el mundo.
Los muertos inquietos, que así se titula el episodio en cuestión, es importante por varios motivos. Es el primero en el que Rose Tyler tiene noticia del “Lobo Malo” (Bad Wolf), que será el fortísimo arco argumental con que se inaugurará la nueva etapa de la serie. Es igualmente el episodio en el que “nace” —para el espectador— la grieta espacio-temporal de Cardiff, una anomalía que atraviesa la ciudad galesa y que será determinante para mucho de lo que hemos visto en estas dos décadas.

En una de las primeras escenas, Dickens está presentando en un teatro en Cardiff, ante un público expectante, sus populares recitales de Canción de Navidad. En este episodio también lo veremos preocupado por si su obra será recordada en el futuro —algo que el Doctor de Eccleston le confirmará, un poco como lo haría después Matt Smith en ese famoso episodio sobre Vincent van Gogh—, y lo veremos, cómo no, dándole un giro inesperado a su famosa última obra, El misterio de Edwin Drood, inconclusa pues moriría repentinamente meses después, en 1870, a los 58 años.

Por otro lado, la joven Gwyneth es interpretada por Eve Myles, la misma actriz que a partir del año siguiente, 2006, haría de Gwen Cooper en Torchwood, el spin-off sobre el cuerpo de investigadores tipo The X Files que creara la reina Victoria en el siglo XIX para colectar tecnología alienígena y, además, para defenderse del Doctor, a quien juzgaba un peligro potencial. Ambos personajes, Gwyneth y Gwen, están conectados, aunque esto ya es harina de otro costal.

En ese episodio, Los muertos inquietos, será la primera vez que el nuevo público del siglo XXI verá reunidos los elementos que componen la mitología de Doctor Who desde su emisión inaugural en 1963: lo fantástico, la especulación científica, el horror, el humor, la aventura, los extraterrestres, la Tardis —por supuesto— y, como guinda, un carismático personaje histórico.

Por aquellos años en que comenzó a emitirse Doctor Who, yo era un total ignorante de la serie, el personaje y su mitología. Apenas había visto alguna referencia de las miles que hay desperdigadas a todo lo largo y ancho de la cultura popular. Un día se me apareció este video con la famosa escena del episodio Blink, de 2007, en el que el Doctor es interpretado por David Tennant:
Busqué ese episodio para verlo completo y fue amor a primera vista. Entonces me puse al día: conseguí las temporadas que se habían emitido y me encontré con esta maravilla de serie que lo tiene todo. Me extrañó que el Doctor en la primera temporada fuera interpretado por Eccleston (no sabía entonces que el personaje se regeneraba al final de cada ciclo), y los dos primeros episodios, como ya dije, me decepcionaron un poco, pero por fortuna seguí viendo. El final de esa primera temporada fue épico y ya nunca dejé de ver la serie.
Veinte años después, es curioso pensar cómo un episodio con espectros de gas y un Dickens escéptico terminaría marcando tanto el rumbo de la serie. No sólo por los arcos narrativos que abrió, sino porque le mostró sus cartas a ese público que apenas la conocía. Siempre comparo el efecto que Doctor Who tuvo en mí con lo que le pasó a mi mente adolescente la primera vez que leí un cuento de Cortázar y supe que esos retazos de imaginación absurda que te asaltan en cualquier momento pueden convertirse en una grandiosa creación artística.
Hoy estamos a la espera de una nueva temporada de Doctor Who. Es la segunda temporada de la tercera etapa de la serie y el personaje está en manos de ese actorazo que es Ncuti Gatwa. Como se sabe, la serie recibió el espaldarazo de Disney y eso ha regenerado —nunca mejor dicho— esta obra maestra in progress sobre un personaje que no se conforma con salvar el mundo, sino que ha reescrito mil veces la historia y ha restituido otras tantas el tejido mismo de la realidad.