La pregunta de las 64.000 lochas

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Rafael Marrón acaba de publicar esta recopilación en la que varios autores, muchos de ellos venezolanos, dan su definición de poesía. Marrón advierte que se trata de una parte de un trabajo más extenso.

Nuestro Adriano González León es parcamente efectivo:

Poesía es toda actividad literaria con imaginación.

La definición de (nuestro, también) Eugenio Montejo está entre las que le asignan carácter místico a la poesía:

La poesía es la última religión que nos queda, substratum de lo que fue en algún tiempo lo sagrado de la tierra.

Octavio Paz siempre deslumbra:

La vocación poética comienza con un amor inusitado por la palabra, por su color, su sonido, su brillo y el abanico de significados que muestran cuando, al decirlas, pensamos en ellas y en lo que decimos. Este amor no tarda en convertirse en fascinación por el reverso del lenguaje, el silencio. Cada palabra, al mismo tiempo, dice y calla algo. Saberlo es lo que distingue al poeta de otros enamorados de la palabra. Desde el principio el poeta sabe, oscuramente, que el silencio es inseparable de la palabra: es su tumba y su matriz, la tierra que lo entierra y la tierra donde germina.

Me causó gracia la de Percy B. Shelley, a quien al parecer nunca lo atacaron depresiones destructivas de esas que tanto encantan a los poetas:

La poesía es el recuerdo de los momentos mejores y más felices gozados por las almas mejores y más felices.

Y con él parece estar de acuerdo Neruda:

La poesía es siempre un acto de paz. El poeta nace de la paz como el pan nace de la harina.

Fernando Pessoa los contradice desde su sapiencia sufriente:

El poeta es un fingidor, que finge completamente, hasta finge que es dolor, el dolor que en verdad siente.

Paul Valery se pasa de obvio:

La poesía es un arte del lenguaje.

Pero definitivamente la que más me gustó (pues dice tanto sobre cuán superfluo puede ser definir la poesía) es la de Jean Cocteau:

Sé que la poesía es imprescindible, pero no sé para qué.

Y, quizás sin proponérselo, Marrón mismo, en la dedicatoria de su trabajo a su amigo Abraham Salloum Bitar, fallecido, da una definición hermosa:

La muerte de un poeta siempre es prematura.

A quienes leyeron completo el trabajo de Marrón y quedaron con ganas de leer más, les auguro horas de lectura en Artes Poéticas, una recopilación del Libro de Notas.

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10 thoughts on “La pregunta de las 64.000 lochas

  1. Hola mano, bueno, ya publiqué mi primer post, que de seguro hará alguna pupita. No seré yo el mono ese que no quería disgustar a nadie, pero en fin, ahí vamos. No sé, recuerdo, se me ocurre…

    «La poesía es la forma más elevada de pensamiento»

    Ernesto Sábato.

    Y cuidado con confundir silogismos con poesía como:

    Si la luna hace arepas a fuego de leña, da leche de cabra ordeñada y arropa a sus hijos por la noche, entonces la luna es como mi madre…
    Finalmente es bonito, ¿no?

  2. Hola Jorge… puedes poner otra vesz el link de Marrón porque creo que no funciona… me interesa leer esa recopilación… Y por cierto felicidades por tu aniversario de Letralia y gracias por lo del editorial 123 que en mi despiste y por el viajecito que me eché lo vine a leer fue hoy :p…

  3. Carmelo, ese blog tuyo aparece y desaparece a cada rato. A veces puedo entrar y otras veces no. Sobre definiciones, me gustó la indefinición que proclama Martha Beatriz, se parece a aquel pasaje de Sobre la misma tierra en que uno de los personajes de Gallegos dice: «¿Pero por qué hay que darle un nombre a todas las cosas?», haciendo referencia a esa otra forma de poesía que es el amor.

    Kira: nada que agradecer con lo del editorial; al contrario soy yo quien agradece tu magnífica exposición, de la que simplemente me serví como si hubiera sido un pabellón con barandas. Sobre arreglar el link de marrón: done.

  4. Quisiera contactarte y a Marrón para solicitarles un texto sobre la obra de Abraham Salloum para que acompañe algunos poemas suyos en una revista literaria de México. Soy la madre de Gabriel, su hijo.
    Agradeceré en todo lo que vale su apoyo. He tratado de contactar también a Wilfredo Machado quien lo acompañó en la Revista Aurea para que también escriba un texto pero no he podido contactarlo.Afradeceré también si pudieran enviarme su correo electrónico.
    Muchas gracias.
    Silvia

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