Había una vez un poeta, ex millonario y ex hippie, que quería donarse a sí mismo. Zell Kravinsky es además un experto en cálculo y amasó una extraordinaria fortuna en el negocio inmobiliario, para años más tarde regalarlo todo a los pobres. Cuando se habla de regalarlo todo, Kravinsky se lo toma en serio: regaló más de treinta millones de euros y se quedó únicamente con lo que necesitaba para el diario.
Cuando ya no tenía nada qué regalar, pensó que sería buena idea regalarse a sí mismo. Empezó por un riñón. Lo ofreció para salvar la vida de una chica de 29 años, pero su esposa amenazó con dejarlo después de enterarse por la prensa. Obviamente, la misma prensa le preguntó por qué no le había informado tamaños planes a su esposa:
Yo tenía una posibilidad entre 4.000 de morir… No le dije porque sabía que se iba a oponer y no podía permitir que se interpusiera en la salvación de una persona que podía morir. Ahora las cosas están mejor, sobre todo desde que he prometido dejar el plan de la donación de todos mis órganos.
Dentro de un mundo tan materialista y salvaje como en el que estamos viviendo, nace un rayo de luz en esta oscuridad con personas como el Sr. Zell, ojalá se dejaran conocer otros mas que pueden existir como él para ejemplo de que aun hay esperanza de cambio si el ser humano se lo propone. Dando es como se recibe. Y con amor se puede lograr muchas cosas.