Lucía Etxebarría está clara y no sabe de grises: existe literatura de mujer. Como lo dice en esta nota, así como pensamos en literatura japonesa, de exilio o judía, podemos pensar en una literatura de mujer. Que a veces no admiten ni las mismas autoras, por temor a ser desdeñadas por el ambiente académico.
Sí que existe, desde el momento en que hay una literatura negra en Estados Unidos, porque un negro no lleva la vida de un blanco en estos momentos, una mujer, desgraciadamente, tampoco lleva la vida de un hombre.
Ya sobre ello había hablado, en julio de 2004, en esta entrevista por Illy Nes, publicada en Letralia:
Muchas de nosotras tenemos que mirar hacia fuera para conseguir nuestra autoestima y esperamos de los demás que nos valoren para poder así valorarnos a nosotras mismas, lo que, inevitablemente, nos deja con un regusto amargo de sentirnos utilizadas e invadidas. Y permitimos esta invasión por miedo y por culpa: miedo al rechazo, a no gustar, a no estar a la altura de las expectativas del otro, y culpa cuando no se está. Porque tememos el rechazo de los demás permitimos que violen nuestros espacios y fronteras emocionales.
La autora dice «…una mujer, desgraciadamente, tampoco lleva la vida de un hombre». No entiendo porque usa el término «desgraciada» ¿ acaso desea llevar vida de hombre ?
Las mujeres y los hombres, gracias a Dios, somos diferentes, por lo tanto, no podemos llevar la misma vida. Ahora, si se refiere a Derechos, oportunidades, quizá, aun, todavía exista machismo en ese aspecto.
De todos modos creo que se está avanzando bastante en el asunto, si no, pregúntele a la Jefa de Estado de USA 😉