Quien haya visto La última tentación de Cristo y La escalera de Jacob se habrá percatado de lo que tienen en común: en ambas historias el pasado desaparece. Es decir, los protagonistas pasan por una serie de circunstancias para, finalmente, volver a un punto en el que tales circunstancias empezaron a desarrollarse, anulando el tiempo y los hechos transcurridos.
Un precursor (no me atrevo a identificarlo como el precursor) de esta seductora estructura narrativa fue Ambrose Bierce. No digo más, vayan corriendo a leer El puente sobre el Rio del Búho.
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