La Asociación Británica de Veterinarios se está quejando de que, estimulados por la película Shrek, los niños están haciendo que sus padres les compren burros. El problema, según se comenta en esta nota de la BBC, es que luego el sanchopancístico equino queda abandonado a la buena de Dios. Y alertan que un burro no es cualquier mascota, pues amén de los cuidados que hay que prodigarles, llegan a vivir hasta treinta años.
Pero como todo problema tiene solución, un grupo de amantes de los animales (no, no quise decir zoofílicos) ha creado el Santuario de los Burros,
un verdadero paraíso en el que los mamíferos cuentan con calefacción y atención permanente. De hecho, el Santuario es una de las organizaciones de caridad que más donaciones recibe en Gran Bretaña: tan sólo en 2003, los británicos le entregaron más de US$20 millones.
Le estoy enviando esta nota a Fernando Vallejo para cuando se gane su próximo premio.
Guao! Eso es consumismo, y si burro en vez de ser un burro, fuera un sirviente? comprarían esclavos? 😛
Supongo que sí, Especialista, pero quizás sería mejor… Cuando los niños se aburrieran de jugar con sus esclavitos, éstos serían reunidos en refugios donde serían tan bien tratados como los burros británicos de esta nota…