El otro día yo hablaba de lo que debe ser una verdadera antología (haciendo referencia a esa mala hierba que son las «ediciones cooperativas», y de las que hay más de un autor que pudiera echarnos un cuento sobre cómo le ha ido). Pero parece que hacer antologías se está volviendo una afición peligrosa.
José Antonio Mazzotti es peruano y da clases en el curso de lenguas y literaturas romances de Harvard, los lunes de 10 a 12. No es que yo me la pase allá, lo dice en su página (donde sale hasta su teléfono, peligroso eso). En 2002, el Fondo Editorial del Congreso de la Republica editó su antología Poéticas del flujo: migración y violencia verbales en el Perú de los 80. Ahora está amenazado de muerte.
Así mismo: lo amenazaron tres poetas que, por razones literarias —digamos que su poesía no es tan buena—, no fueron incluidos en la antología. Mazzotti trabajó a finales de los 80 en el suplemento literario del Nuevo Diario, que después de haber sido creado por un grupo de intelectuales y dirigentes sociales pasó a manos de periodistas que, se presume, estaban vinculados al funesto Sendero Luminoso. Amparándose en esa supuesta relación con el terrorismo, los acusadores se lanzaron en una campaña contra Mazzotti llamándolo, claro, terrorista.
La noticia la da Librusa basándose en «Poetas y macartismo», un artículo de Eduardo González Viaña publicado por ellos mismos. Y allí EGV ilustra muy bien la cosa:
En 1607, Francisco de Quevedo emprende un viaje al infierno, y pregunta al demonio si en esas calurosas regiones hay también un lugar para los poetas.
La respuesta es positiva. Cada vate goza de un hermoso salón, con mullidos sillones y una bien enterada biblioteca. Cualquier bebida les está permitida, y ningún placer les está vedado. A través de los amplios ventanales, les llega de rato en rato toda la frescura del paraíso.
Entonces, ¿cuál es el castigo? “Oh”, dice Satanás, “se me estaba olvidando. Aquí al lado, hay otra hermosa sala y, dentro de ella, un diablo que hace crítica literaria. El castigo del poeta es pasarse la vida eterna escuchando los elogios que hace ese diablo sobre la obra de otro autor”.
Hola! Pobre escritor, la mala memoria lo puso en camino de la muerte! Ojala no cumplan esas amenazas!
Saludos desde Los Angeles!
Pocas cosas crean intolerancia de la forma que la palaba escrita lo hace. Muchas veces, gente docta e ilustrada bajan al nivel intelectual de un animal cuando se les enfrenta con hechos con los que no pueden tratar emocionalmente. La violencia siempre es la salida fácil en esos casos. Triste.