Al parecer se está poniendo en boga dejar en ridículo a los encargados de la seguridad en los museos: en mayo Bansky añadió una obra suya a una muestra en el Museo Británico; el jueves pasado fue el chileno Luis Onfray quien, según él para demostrar cuán vulnerable es el Museo de Bellas Artes de Santiago de Chile, se llevó la pieza «El torso de Adele», de Rodin.
La pequeña escultura de bronce de 47,5 centímetros está valorada en 400.000 euros y fue devuelta el sábado por Onfray, a quien dejaron en libertad condicional mientras se realizan las investigaciones. Su abogado asegura que no ha sido un robo con mala intención, sino que se trata de un «proyecto de investigación» de Onfray. Hay una amplia reseña sobre el caso en El Mundo, pero si se quieren reír un rato vayan a leer la que publicó La Cuarta.
Bansky y Onfray serían los nietos predilectos de Marinetti y su fobia a los museos.
Mis brazos en forma de abrazo para vos Jorge.
Desternillante lo de La Cuarta: «Se trataría de un proyecto que el mateo tiene archivado en su computador». Simplemente genial (eso sí, he tenido que buscar «mateo» en el diccionario).