Isaac Rosa tiene treinta años y es el ganador del premio Rómulo Gallegos, por el que recibirá 100.000 dólares, una medalla de oro y un diploma, además, claro, del significado simbólico de aparecer en una misma lista con nombres como Vargas Llosa, García Márquez, Úslar Pietri y Bolaño.
El autor de El vano ayer, la novela ganadora, es un hombre afortunado. Con tanto escritor por ahí quejándose de las dificultades para publicar, es importante leer lo que cuenta Rosa en esta entrevista:
Las dificultades han sido pocas. Mi obra anterior está publicada en pequeñas editoriales, independientes, no por rechazo de las grandes, sino por razones propias de cada libro que sería aburrido explicar ahora. En cuanto a El vano ayer, el proceso ha sido rápido, y supongo que afortunado: tras un primer intento con una editorial que se encontraba en proceso de cierre, envié el manuscrito a Seix Barral, y en poco tiempo me llamó el director literario, Pere Gimferrer, que es quien realmente supo leer el libro antes que nadie. Poco después firmé contrato, y hasta hoy.
Tal vez, más que ver el caso de Rosa como «fortuna», al leer la entrevista encuentro que su necesidad de escribir, que suena a que lo hace sin complacer a otros, es tal vez su suerte, no acepta etiquetas, no admite influencias directas. Cuando dice que es un lector tardío, lo que lo hace también un escritor idem, ánima a muchos entre los que me incluyo. Nunca es tarde…
Bueno, el término «fortuna» es un jueguito que me permití. La fortuna de ganar, la fortuna de ser un escritor de valía y la pequeña fortuna de los 100.000 verdes que acaba de meterse en el bolsillo. 🙂 Lo que sí me parece es que fue un batacazo, nadie se lo esperaba. Yo, como Carmelo, apostaba por Juan Villoro.