Hay noticias que tienen suerte. Es el caso del descubrimiento que hizo la arqueóloga mexicana Jimena Chávez respecto al empleo de niños aztecas en labores de guerra, y que le ha dado la vuelta al mundo como puede verse en esta nota y en esta otra.
Sé que no me han pedido mi opinión, pero a la luz de la contemporaneidad no deberíamos mostrar tanto aspaviento por aquellos aztecas malucos que mandaban a sus pequeños a guerrear. Actualmente hay 300.000 chamos peleando en diversos conflictos armados alrededor del mundo, según la ONU, cálculo que por supuesto podría quedarse corto.
En Sierra Leona podemos encontrar niños de diez años ostentando rangos militares. En Uganda, donde se desarrolla una guerra civil, tienen unos coquetos guerrilleritos de ocho años de edad como el de la foto en colores que encabeza esta nota. Latinoamérica también tiene sus guarderías de sangre con pequeños soldados que, ¿por qué no?, podrían considerarse descendientes de aquellos próceres aztecas en miniatura. Ah, y no sólo es un asunto de negros y latinos: en la fotografía en blanco y negro al principio de este párrafo, dos chiquillas empuñan sus armas rusas en 1934. Nótese que sonríen (se cree que la sonrisa es una de las principales cualidades de la niñez).
A las niñas de la foto no se les ve con mucha destreza cogiendo el fusil. Parece más una foto propagandística del régimen. La propaganda, otra guerra.
Si esas niñas llegan a disparar esos fusiles de la forma en que los tienen agarrados la culata les sale por la espalda…
Estoy de acuerdo con Jorge, aunque nos horrorice el hecho del uso de niños como guerreros o como ofrendas a algún dios de la guerra algunos siglos atrás (sea en el antiguo imperio Azteca o en Esparta), es aun más asqueante que en nuestra «civilizada» era la práctica siga tan viva como entonces.
Luis
Hoy coincidimos con el tema de la niñez violenta: un terrible asesinato aqui en Miami inspiró mi post…el asunto es, problmeas que se supone «adultos» en manos de menores, que no tienen edad para tomarse una cerveza, que ironía.
Lo que más me ha gustado del post (que me ha gustado mucho) es que hagas notar que esos niños, en su horror, sonríen quizás porque tienen el derecho de hacerlo. ¿Nosotros tenemos ese derecho? Me gustan los posts que hacen pensar. Gracias.