Hace unos días recibí en mi celular un mensaje de una amiga que me invita, en aras, supongo, de la amistad, a registrar mis datos en, supongo, una planilla que ella me facilitará como coordinadora del censo de escritores que, a nivel nacional, adelanta la Red Nacional de Escritores.
Esta red es, según me han dicho, una plataforma creada desde el gobierno nacional para organizar a los escritores y sentar las bases para la anunciada protección social del escritor. Parece, por lo que leo después de una sesión algo morosa de googleo, que se trata de una fundación, y que su directiva ha sido algo movediza, pues entre el 23 de junio y el 16 de julio aparecen dos presidentes: Leonardo Ruiz en junio, y Sael Ibáñez en julio.
La elaboración de un censo genera desconfianza entre los escritores (la mayoría de los colegas a quienes he contactado están de acuerdo conmigo en no registrarse) por una razón obvia: no se puede trasladar sin traumas una estructura burocrática al ámbito creacional. No basta la promesa de un sistema de protección social al escritor para que el censo sea una iniciativa bienvenida, especialmente porque para acceder a tales beneficios hay que inscribirse en una «organización» —estoy usando palabras textuales de los cables oficiales— cuyo carácter no se encuentra, al menos públicamente, bien definido. Aun más: ¿se puede estar en una organización en la que, como todo lo que rodea a las iniciativas oficiales, no se puede contrariar los dictámenes superiores cuando nos parece que éstos deban ser corregidos? ¿Serán escritores o militares —que sí deben respeto ciego a la jerarquía— quienes integren esa organización?
Amanecerá y veremos. Me han dicho que mañana hay, en la cercana ciudad de La Victoria, una reunión con los escritores que participarán de la iniciativa. Si el tiempo me es benigno estaré allí para intentar entender mejor de qué va esto.
Genial, no hay resquicio donde este gobierno omnívoro no quiera meter las manos… ¿Leiste El Maestro y Margarita de Bulgákov? Buena parte del libro es un burla a la burocracia cultural soviética, con énfasis en los escritores.
Voy a opinar en esto porque creo que puede aplicar a cualquier país y no es algo particular de Venezuela. Digo ésto, como opino de afuera, en caso de que el territorialismo, empiece a borbotar.
Yo no se, pero todo aquel typo de «registro» que tiene caracter «oficial», por más bien intencionado que sea en un principio, a mi me apesta a control, sea mediato o inmediato. Clubes literarios hay por todos lados, pero la libertad de asociación está implicita en ellos y son auto-regulados. Después de todo, ¿qué le da una oficialidad titular a un escritor? ¿Un curso universitario? ¿Ser publicado? ¿O será el reconocimiento de otros escritores y lectores de sus pensamientos? Yo creo, y es una opinión bien personal, que es ésta última. Desde el momento en que se aprende a leer y escribir toda persona es un escritor en potencia. Claro, la mayoría no daremos pie con bola, pero la falta de un título oficial de «escritor» no incapacita a nadie para escribir.
Lamentablemente, en todos los gobiernos con tendencias totalitarias, veladas o a la luz, sean de derecha, centro, o izquierda, los primeros en ser buscados y silenciados son justamente los escritores. Especialmente aquellos que tienen las gónadas para opinar en contra de la oficialidad. Encima de eso, ¿hay qué facilitarles la tarea? Yo creo que los beneficios de tal «registro oficial» de escritores palidecen bastante al frente de su utilidad como herramienta de control creativo.
Dixit.
Topocho me quitó las palabras de los dedos: eso de registrarse como escritor suena a gremio de la Unión Soviética o algo similar. ¿Cuándo se ha necesitado pertenecer a un gremio para hacer algo de calidad?
Creo que nada de lo que yo pueda decir le agregue mas amplitud, longitud y altura y los comentarios ya escritos… Solo me queda agradecerles. Visto desde cualquier angulo, es una viciosa ironoia cifrar a un «gremio» como el de los escritores… profesion que se nutre (en el mejor de los casos) del inconformismo y la irreverencia.
¿Un gremio organizado por el Gobierno? Para cumplir con sus funciones los sindicatos, los gremios y las asociaciones profesionales deben ser independientes tanto de los patronos como del gobierno. Más aún del gobierno-patrón, típico en Venezuela.
Y la escusa de que por la Red Nacional de Escritores tiene como objetivo darle protección social a estos trabajadores es vergonzo.
¿No sería mejor cumplir con la Ley de Seguridad Social?
Esa que en su artículo 4 dice:
» La seguridad social es un derecho humano y social fundamental e irrenunciable, garantizado por el Estado a todos los venezolanos residentes en el territorio de la República, y a los extranjeros residenciados legalmente en el, independientemente de su capacidad contributiva, condición social, actividad laboral, medio de desenvolvimiento, salarios, ingresos y renta, conforme al principio de progresividad y a los términos establecidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y en las diferentes leyes nacionales, tratados, pactos y convenciones suscritos y ratificados por Venezuela.»
sólo sumarme, Jorge, a lo que se ha dicho ya: ¿una «agremiación» de escritores o una lista de schindler literaria? Que se inscriba Rita, la cantaora…
Me alegra saber que los comentarios que me preceden han dado comentarios tan acertados, porque recogen el espíritu rebelde y esquivo que merece un oficio como el de escritor. Ciertamente, no se les puede «facilitar la tarea», como dijo Andrade. Además, ante la actitud crítica que han asumido la inmensa mayoría de los escritores de este país con el régimen de Chávez, Farruco sesto necesita urgentemente una masa afecta para apoayara no sólo al gobierno, sino a las leyes que el gobierno impulsa en materias que le conciernen a los autores. Y en todo caso, si «El pueblo es la cultura» com afirma el slogan oficial, ¿a que fin querer firmas de autores?
Top, lo leí, aunque hace tantos años que ya no le recuerdo el sabor. Siento, en este caso específico, que tenemos un problema cuando la burocracia se burla de los escritores.
Luis, leyéndote me pongo a pensar si no es un contrasentido que uno deba tener gónadas para opinar en contra de la autoridad. Se supone que la democracia vive del debate. Lo cual nos lleva, claro, a una discusión más profunda sobre el sentido de la democracia.
Iria, vemos cómo el sistema se nutre de sus imperfecciones para justificarse. Lo peor es que hay quienes siguen la línea, cual borregos.
Sobre el comentario de Héctor, además de estar de acuerdo, sólo aclarar a los lectores no venezolanos que el mentado Farruco es el ministro venezolano de Cultura.
A todos, he ahondado sobre el tema en el editorial de Letralia.
hola. Muy cómica la indignación de ustedes porque el gobierno les quiera otorgar casas a los artistas. Patéticas las especulaciones. Por eso me permito hacerles algunas preguntas. Has pernoctado con la imtemperie. Te has encontrado como un chulo botado del burdel por hacer mal tu trabajo sin más refugio que un rincón de la calleja de día y de noche? Te has visto con tu mujer recién preñada sin poder pagar el alquiler? Te has encontrado con la noche de los desmpardos? Te has visto con el divorcio y la muda de ropa y el banco del andén? Tienes dónde meter a tu mujer, a tu mama, a tu familia? Tienes las bolas para armar un rancho cerca del despoblado, allí cerca e la carretera? Les felicito siempre les ha ido bien… En cuanto a eso del totalitarismo. No le tengo miedo a la revolución; la quiero. Creo que es más humanista que el totalitarismo del mercado y cualquier parapeto de la derecha… Bienvenidas las viviendas para los artistas y sus familias. Bendita sea tu amiga, la espía secreta, según entiendo mal, que te dio la planillita. Por cierto, en Fedecamaras y Globovisión desean entregar casas a poetas; no hay que llenar planilla, sólo hacerse un examen de sangre para ver el pedigree de poetas mezquinos y de versitos mezquinos e ingeniosos.