No me van a negar que acusar a otro causa placer cuando nos creen. Quien dijo que los niños, los borrachos y los locos nunca mienten, mentía: los niños son embusteros, todo por salvar el pellejo. Aquí, Joel acusa a Jorge: Él empezó. Aunque, a juzgar por su sonrisa, al heredero del imperio parece no importarle semejante acusación.
La foto fue tomada ayer, durante la celebración del cumpleaños de la coautora de mis días. Estos chicos se han vuelto camaradas como hace treinta años lo hiciéramos su padre —mi primo Irving Jiménez— y yo.
Categoría: Cromos
De que los niños mienten, también puedo dar fe. Hace muchos años, bastantes, poco menos de cincuenta, también por salvar el pellejo mentí y perdí una amiga. Pero ese es otro cuento. Aquí la mentira entre estos dos mosqueteros se ve que no causará estragos. Gracias por presentarlos maestro.
tan bellos!
los niños normalmente mienten entre su inocencia… solo por evitar regaños…
un beso!
Jorge, disculpa que vaya con tanta prisa, pero por culpa de un bulo publicado por la cadena Tebeos en el «Tebeo Tvo», las autoridades de la blogósfera intentan capturarme. Por favor, ayúdame a escapar.
Rafv
Estimado blogociudadano. Las autoridades nos han informado de las huellas que Rafv ha dejado en su blog hace un instante. La cadena Tebeos, colaborando con las autoridades, le pide que nos facilite cualquier pista que nos ayude a capturarlo, con el fin de mantener el orden de la blogósfera en paz.
Así mismo, la cadena Tebeos, comprometida con el bienestar social, le pide su colaboración para subsanar las incomodidades que esta cacería pueda causar. Si usted sabe de alguien que se vea emocionalmente afectado por los desplazamientos de Rafv, háganoslo saber. El canal dará una valiosa recompensa: un link tanto para el notificante como para la víctima, en su sección «mando a distancia»
Que tenga muy buenas noches y gracias por su colaboración.
está buenísima la franela, pero a juzgar por sus sonrisas se nota a leguas que hacen un buen equipo ;-), saludos!
Jejeje, eso me hizo recordar mi infancia y las grandes peleas que tuve con mi hermano. Terminábamos hasta sangrando de los puñetazos que nos dábamos.
Hoy, unos cuantos años después, sólo nos reimos cuando recordamos lo necios que éramos.
Hoy un poco más grandecitos y menos inmaduros, somos grandes amigos.