El domingo murió en San Francisco de Macorís la escritora Hilma Contreras, quien en 2002, medio siglo después de publicar su primer libro, se convirtió en la primera mujer en ganar el Premio Nacional de Literatura en República Dominicana. Su vida estuvo marcada por un sentido romántico del misterio: perturbadoramente bella, la joven Hilma se alejó del requerimiento social que impone que las mujeres de bien asuman su «destino social femenino —matrimonio, maternidad, familiarismo—«, y se dedicó a la literatura.
Siempre que miro hacia atrás me recuerdo escribiendo. Escribo desde niña; gracias a la literatura nunca he sabido lo que es el aburrimiento. (…) Yo soy amante de la soledad, del silencio, poco comunicativa.
Hilma se permitió un único amor —o al menos es sólo uno el que ha permitido que se conozca—, un intelectual español exiliado, un hombre casado con el que vivió una relación clandestina hacia los años 40, y que caído en desgracia durante la época de Trujillo salió del país y vino a morirse en Venezuela, en 1976.
Desde entonces se ocultó del público, y sus textos sólo aparecieron cuando la presión de los amigos se le hacía insoportable. De ella dice Rafael García Romero que es un fenómeno de la moderna narrativa dominicana. Su biógrafa, Ylonka Nacidit-Perdomo, habla en este trabajo sobre sus estudios, su biblioteca, su vida personal, su obra literaria. Conózcanla, al menos, en cuanto lo permite su relato de 1953 «La espera», dotado de especial delicadeza.
Esa bella espera hace añorar las que uno ha tenido. Excelente cuento.
qué bello relato! gracias por mostrarmelo, por presentarme a Hilma.
Trataré de encontrar esa novela, «La tierra bramando» (qué título tan hermoso).
Yo también escribo cuentos, una bibliografía pasiva que quiere convertirse en activa a través de mi blog.
un abrazo, seguiré aprendiendo contigo aquí
una mujer de valores, una figura digna de imitacion, de verdad me encanta.¨la espera¨bueno me a dejado impresiona como es que podemos aferrarnos a cosas que nisiquiera hemos visto y mas cuando nisiquiera hasemos el intento de buscarlo.