Alejandro Vaccaro lleva años recopilando cartas y documentos de su eterno biografiado Jorge Luis Borges, que desde ayer se muestran en una exposición en la Sindicatura General de Argentina. Ya lleva 16.000. De una de esas cartas se lee este párrafo, que a los 13 años le escribía Borges desde Ginebra a su amigo Roberto Godel:
Yo ya no voi más al colegio i me estoi preparando a dar dos años en uno para acabar lijero. Tomo lecciones particulares en un instituto cerca de casa. Me estoi volviendo mui haragán i tengo un odio profundo a ese farsante de Cicerón i a las raíces cúbicas aljebraicas.
Por supuesto, los errores ortográficos de la carta han sido el centro de interés para las agencias de noticias. Explica Vaccaro que tales errores podrían ser no otra cosa que un acuerdo familiar, en virtud del cual los Borges decidieron escribir el castellano según su fonética sin atender a la ortografía, digamos, oficial.
También hay cartas de su madre escritas de ese modo. Fue una práctica que quedó registrada en escritos privados de los Borges entre la década del 10 y del 20. El último registro escrito con esta forma llega hasta la publicación del libro Luna de enfrente, de 1925, en el que Borges firma Jorje, con dos jotas.
…y yo le creo. Normalmente pienso que estas explicaciones son sólo excusas, pero la uniformidad en el uso de la i y la j, y la ausencia de errores de otro tipo —además de la reconocida formación extraordinaria que recibió Borges desde sus primeros años—, me convencen. Estos errores no eran errores.
Pido disculpas si hay periodístas por aquí, pero suelen enfocarse en lo que no es. Como en esto, en los supuestos errores de ortografía ¿Era Juan Ramón Jiménez otro que usaba la escritura puramente fonética? Tengo esa impresión…
Mauricio, el mismísimo Andrés Bello era partidario de unas reglas gramaticales que atendieran más a la fonética. Todavía en la actualidad se consigue de vez en cuando alguien que escribe con i en lugar de y.
De acuerdo con la fonética. De hecho, miren este artículo de Daniel Samper Pizano en son de joda sobre el asunto: Reformas ortográficas.
Y por cierto, Jorge, que hoy los dos hablemos de Borges es mera casualidad. La web es un aleph.
Sin dudarlo diría que son un mero ejercicio de entretenimiento, que probablemente al querido Borges le entusiasmaba.
Un saludo
Ese artículo, LuisCarlos, se ha convertido en un clásico de Internet. Así como distribuyen mensajes con flores y peluches, cada tanto me llega un correo con ese artículo. Generalmente llega sin el crédito de Samper, por cierto. Lo que quiere decir que los textos pueden tener vida propia, independiente de sus autores. 🙂
De acuerdo contigo, José M., por las razones que mencioné arriba. Los errores aparecen demasiado uniformes.