El afiche de Four weddings and a funeral (o, en cristiano, Cuatro bodas y un funeral) no le hace ninguna justicia a la película que pretende ilustrar: muestra una pareja sumamente elegante y risueña, en la que destacan las maravillosas encías de Andie McDowell y la impresión de que esta pareja es de esas a las que todo lo terrible de este mundo les pasa por un lado sin que se den por enterados. De hecho, otros afiches diseñados para esta película parecen adolecer del mismo problema: para muestra, este y este, en los que el ambiente festivo y la disposición de los personajes llevaría a un espectador desprevenido a pensar que se trata de una de esas desternillantes comedias con las que se hizo famoso, digamos, Tom Hanks.
Claro que Cuatro bodas es también una desternillante comedia, pero no al modo Hollywood. Es un tratado sobre la soltería, el amor y el matrimonio, y sobre todo es un compendio de las cosas graciosas que pueden suceder en una boda, que suceden en el mundo real y que, al contrario de lo que uno podría suponer, no han terminado por afectar el aura de glamour y romántica sensiblería que rodea a estos eventos. Y no es que todos quieran casarse, pero los que quieren esperan lograr una ceremonia maravillosa con mucha rimbombancia y pajes y videos y todo lo demás.
Uno de los afiches de la película la anuncia como “cinco buenas razones para quedarse soltero”. Pero en realidad Cuatro bodas es un esforzado alegato en torno a la maravilla que es estar casado (quienes en este punto hayan abrazado ya la soltería empedernida o se encuentren en plan de despecho, siempre podrán cambiar “estar casado” por un más realista “enamorarse”). Los personajes solteros son presentados como unos desgraciados, gente a la que le falta algo y que anhela profundamente conseguirlo, aunque no lo harán con la primera persona que les pele el diente.
A ver. Antes que todo, hay que decir que Charles, el papel que hizo Hugh Grant en esta película, lo marcó en cierta forma, y si una tarde de estas alguien ve en sucesión Cuatro bodas, Nueve meses, El diario de Bridget Jones y Acerca de un chico, terminará por darme la razón.
Pero para hablar en específico de Cuatro bodas, Charles es un tipo que no quiere casarse, un monógamo múltiple —como lo define una de sus plañideras-novias— que salta de relación en relación sin decidirse por una de ellas. En la fiesta de una de las cuatro bodas de la película, Charles es ubicado en una mesa donde se encuentran tres o cuatro de sus ex novias, que lo avergüenzan al recordar sus infames comentarios acerca de otra novia anterior, desquiciadamente llorona y torpe, quien escucha todo al borde del llanto pues también está presente.
Este y otros episodios similares, así como sus constantes encuentros con gente que quiere casarse o está a punto de casarse, hacen que Charles se pase buena parte de la película lamentándose por la mala pata de ser un treintón soltero. Uno de sus “colegas” de soltería, particularmente desafortunado en el amor, le dice que seguirá soltero toda la vida porque “espera un relámpago”, una mujer que lo deje tan turulato que no pueda despegarse de ella nunca más. “Yo, en cambio, me conformaría con una buena mujer que sea agradable y no sienta asco por mi físico”, termina su discurso. Por supuesto, cuando Charles se da cuenta de que esa mujer relampagueante es Carrie, el personaje de Andie McDowell, se besan bajo la lluvia y se escuchan relámpagos y uno sabe que la pareja será feliz hasta que la muerte los separe.
En general todos los solteros de la película al menos intentan dar un paso para salir de su desagradable soltería, que los pone un poco al margen de la sociedad. Fiona, la eterna mejor amiga de Charles, siempre soltera y vestida de negro, le confiesa su amor cuando descubre que él está enamorado de Carrie. Durante la película se hace obvio que el clan de solteros asiste a las bodas entre otras cosas para probar suerte y hallar pareja. Y hasta el viejo bon vivant escocés, Gareth, muere durante una boda poco después de brindar por el amor y por la posibilidad de asistir algún día a la boda de “alguien a quien realmente aprecie” y, tras su muerte, los amigos descubren que nunca fue soltero, pues mantenía una relación con Matthew, otro de los miembros del clan.
Cuatro bodas puede pasar por una comedia de equivocaciones en lo que respecta a la pareja protagonista. Cuando uno quiere o puede casarse, el otro no, y viceversa. La definición exacta la da Scarlett, la hermana menor de Charles, al explicar que no se ha casado porque “en general los tipos que me gustan piensan que soy estúpida y torpe, por lo que sólo se acuestan conmigo y me dejan, y los tipos a quienes les gusto me parecen sosos”.
Una curiosidad para terminar: Mike Newell, el director de Cuatro bodas y un funeral (y también director de la anunciada El amor en los tiempos del cólera) ha dirigido al menos otras dos películas sobre bodas: Silver Wedding y Barbara’s Wedding. Todo un experto en la materia, pues.
Estimados amigos venezolanos aquí tienen ustedes esta extraña expedición que se han inventado los periódicos españoles. La historia va de una expedición a un volcán guineano. Para verla completa solo hay que teclear en Google Caldera de Luba o visitar el siguiente foro
http://www.raimonland.net/foro/index.php?s=36ea3c6e6e5c7bd4e131b3c98ba673ec&act=ST&f=5&t=888
Si sigue usted esta historia se convencerá que la expedición es mentira
Pasa este mensaje a todos los medios que puedas, a ver si hacemos rectificar a los caballeros de El País.
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Recomiendo una película de bodas poco convencional,»australiana, llamada «La boda de Mariel»con Tony Collette en una especie de Mel Gibson antes de MaxMad. Excelente tu nota.
Querido Jorge: Soy una de las tantas escritoras letralianas. Quiero invitarte a ver mi blog: amaliagieschen.blogspot.com y a participar cuando queiras del mismo. Publiqué cuentos inéditos de Patricia Suarez (premio Clarín), Marcelo Guerrieri, entre otros artículos y poemas. Un abrazo.
Amalia
Yo fui víctima de la publicidad engañosa y pienso que quien haya diseñado la imagen publicitaria de esta película debería ser colgado. Nunca la vi sino hasta hace poco.
Creo que esta es una de las últimas comedias británicas que se filmaron antes de que hollywood oliese el dinero. Se ve en los temas, en como están pintados los personajes, en los detalles, en los riesgos. La comparación con Love Actually, compatriota y 10 años más joven, es como para hacer un estudio sobre la banalización del cine inglés (a pesar de que no es mala).
Brillante análisis. Tienes razón al decir que se trata de un alegato a favor del matrimonio.