El de la foto es Álvaro Saade, un habitante de Aracataca, el pueblo natal de Gabriel García Márquez. La inscripción de su franela, Aracataca y punto, tiene su razón de ser en un hecho más que curioso.
El domingo, los habitantes de Aracataca estaban citados para votar en un referendo si le cambiaban el nombre a su pueblo. El nombre propuesto sería Aracataca-Macondo. Y aunque hubo una abrumadora mayoría de votos a favor, de algo así como ¡93%!, la idea —que al parecer surgió del alcalde local, Pedro Sánchez Rueda— no rindió los frutos esperados.
Para cambiar el nombre del pueblo, el referendo debía reunir los votos positivos de una tercera parte de la población votante. De los 52.000 habitantes de Aracataca, 22.000 están habilitados para votar. Se requerían entonces cerca de 7.500 votos a favor para proceder. Ya que sólo votaron 3.270 personas, el referendo pierde su validez y, por otra parte, el que vendía las franelas con la leyenda Aracataca y punto acaba de descubrir que se metió en un mal negocio.
¿Por qué cambiarle el nombre a Aracataca? El alcalde está preocupado por la situación económica del pueblo y quiere atraer inversiones y recursos por la vía del turismo. Esta nota de ABC lo explica en términos lúgubres pero que, por otro lado, no son nada extraños para quienes vivimos por estos lares:
Son 53.000 habitantes que no tienen ni hospital, ni agua potable, ni suficientes escuelas. Más de 2.000 niños están sin estudios y cerca de 1.500 desplazados duermen en las calles.
Por cierto que esta nota de la BBC le asigna un gentilicio erróneo a los habitantes de Aracataca. En Vivir para contarla, García Márquez explica que la gente suele abreviar el nombre del pueblo y llamarlo simplemente Cataca. El nombre del pueblo es una palabra compuesta por Ara, agua clara, y Cataca, nombre de un antiguo cacique local, y el gentilicio de sus habitantes es cataqueros; la nota los llama, sin embargo, caraqueños.
Sin ánimo de banalizar la situación de los habitantes de Aracataca, creo que la iniciativa era bastante ridícula. También me lo pareció la de otro alcalde, el de Corleone, que opinaba que el nombre tenía una resonancia que desprestigiaba al pueblo.
Tal vez si el hijo predilecto de Aracataca invirtiese algo de su fortuna en construir un hospital, o dedicase menos tiempo a fotografiarse con Fidel Castro y más al trabajo solidario…
Yo qué sé.
Ciertamente, al Gabo se le critica con insistencia el que no visite Cataca desde que ganó el Nobel. En fin.
Me gustó tu blog, por cierto. Ese juego del guionista y el pianista de burdel está excelente. Se parece a la historia que contaba un amigo mío: dos profesores universitarios, uno de ellos poeta, se encuentran siempre en pugna. El profesor que no escribe va a donde el decano y le expone un rosario de defectos que le atribuye a su archienemigo. «Fulano es tal cosa, tal cosa, tal cosa… y hasta poeta es».
me gusto tu blog espero que visitese mio
http://www.lacoctelera.com/tabacoychaneL
Me gusta mucho saber sobre el Gabo y lo que acontece en torno o referente a él, en el sitio de Letralia encontré quien iba a ser la artista para El amor en los tiempos de cólera y ahora esta nota tuya sobre Ara-Cata etc.. me interesó mucho… en verdad me ha agradado demasiado tu blog, saludos