A Iván Fresneda se le ocurrió escribir en su blog acerca de lo que no le gustaba del Instituto José Saramago, donde estudiaba, y fue expulsado. No sólo eso: el director y un profesor de filosofía lo llevaron a juicio el 22 de junio. No se quedaron en llevarlo a la oficina del director y regañarlo, lo llevaron a un juicio real. Las críticas de Fresneda se enfocaban en el abandono de las instalaciones físicas del instituto, el exceso de burocracia y la negligencia en la distribución de los periódicos destinados a los estudiantes.
Expuse brevemente que esta no era la mejor forma de que eliminase el blog, que simplemente querían que lo eliminasen porque sacaba los trapos sucios. A la pregunta sobre porque negué mi autoría en un principio respondí que por MIEDO, miedo a lo que justamente me han hecho: Expedientar y expulsar.
Existe una gran brecha entre nuestra idea de cómo debe ser el mundo y lo que éste es en realidad. En un mundo ideal, el ser humano tiene el derecho, y de alguna manera el deber, de mejorar su comunidad, su centro de estudios, su trabajo y, en fin, su entorno; en el mundo real esto es válido siempre que no deje en entredicho a la autoridad.
Me sorprende que el profesor de lengua no haya estado en el complot. Sobre todo considerando que el colega blogger usa palabras como «expedientar.» Saludos.
Digamos que los únicos culpables son los santos. Me refiero a Loyola y a La Salle, ambos responsables de modernizar e institucionalizar los salones de clase con un solo profesor y decenas de estudiantes, donde la educación se convirtió en una actitud demasiado personal (ejemplo: los reclamos de Iván), justamante por el carácter antipersonal de la enseñanza (ejemplo: la apatía del profesor de filosofía). Ahora, hablando más en serio, me atrevo a decir que, sopesando el asunto, el máximo ganador ha sido el propio Iván y la comunidad de la Blogósfera. Es probable que se haya sentido humillado en cierto momento, pero su expulsión sirvió para acreditar un nuevo tipo de periodismo-denuncia hecho a través de blogs individuales y personales. Que a estos lugares de opinión se les tome tan en serio puede poner los pelos de punta a muchos, pero visto desde la silla del poder, equivale a una eficaz maniobra de vigilancia y represión. Entonces, ¿por qué insistir en que Iván ha salido beneficiado de la querella? Porque su blog ha tenido más lectores que… El Nuevo Herald de Miami, por poner un ejemplo. Espero, eso así, que las autoridades atinen mejor en cuanto a diferenciar una amenaza real de las insinuaciones, legítimas o no, de un estudiante con respecto a la educación que – qué esperanza – representa su futuro. Gracias a tantas noticias amarillas sobre jóvenes ensañándose contra sus centros educativos podemos afirmar que, hoy en día, vivimos cargando la cruz de una nueva –esta vez maldita – trinidad: la del miedo, la ignorancia y la represión. Aunque… ahora que lo leo, esta trinidad no es nada nueva, sólo que se empeña en también abarcar sectores que parecían haberse librado de ciertas pestes. De Iván presiento que no podemos esperar nada menos que un libro, unas lucrativas memorias apadrinadas por alguna editorial morbosa, quien sabe si, inclusive, con un prólogo del propio Saramago, como si quisiera reivindicarse y, a pesar de ser ateo, seguir jurando que Loyola y La Salle no tienen la culpa de nada…
No solamente en Venezuela se cuecen habas por lo visto.
Lógicamente esto es una injusticia que podría pasar en cualquier parte del mundo, la libertad es relativa y la democracia, tal como decía Borges, un abuso de la estadística.
Suele ocurrir que son los mediocres quienes ejercen la autoridad. Lo que planteas y se comparte, es por ahora un sueño: «…el deber, de mejorar su comunidad, su centro de estudios, su trabajo y, en fin, su entorno; en el mundo real esto (no) es válido…» Y a veces, puede ser subversivo. Abrazo.
Suele ocurrir que los que están ‘abiertos’ a las críticas son los que peor las encajan.