Sé que es un tópico que “maten” varias veces a los dictadores, pero creo que el caso de Fidel Castro, quien antes del 31 de diciembre de 1959 ya se había muerto algunas veces, no tiene precedentes.
Una de sus muertes más recientes fue a finales de marzo de este año, cuando alguien publicó en Indymedia el falso anuncio y éste fue repetido por algunos medios internacionales. Cada anuncio está rodeado de circunstancias que al anunciador de turno le sirven para apuntalar su teoría y afirmar que “si no es verdad, de cualquier modo el fin está cerca”, ejemplo de lo cual es este falso anuncio de 1997. Claro que con ochenta años a cuestas y el hecho particular de haber emitido la que muchos definen (no sin sorna, o esperanza) como su última proclama, es dado pensar que el fin está cerca. Otra vez.
Castro se ha muerto tantas veces, entre otras cosas, por la ansiedad que produce un régimen de medio siglo, ansiedad que arropa no sólo a quienes le adversan, como en entrevista reciente en El Universal advierte el escritor Carlos Alberto Montaner:
Periódicamente se anuncia la muerte de Fidel Castro porque es una noticia ansiosamente esperada por todo el mundo (incluidos sus partidarios, que son los que más ansiedad padecen) y surgen indicios que apuntan en esa dirección. Como va a cumplir 80 años dentro de unos días, ha sufrido varias isquemias cerebrales y muestra síntomas de decrepitud, es predecible que muera a corto plazo o que quede totalmente incapacitado.
¿Realmente se sustenta un régimen durante medio siglo por la influencia de una sola persona? ¿Cuánta complicidad interna e incapacidad de sus adversarios han coincidido para mantener el poder de Castro durante tanto tiempo? El pastor presbiteriano Martín N. Añorga admite esto, agriamente, en esta nota:
El tema de la muerte de Castro nos ha afectado políticamente, de tal manera que estamos en receso en cuanto a la lucha frontal se refiere, esperando que el “tipo” se caiga sin necesidad de que lo empujemos. Hoy día, por ejemplo, se habla de transición a partir de la desaparición del “comandante”. No existe opción de que seamos nosotros los que le hagamos “desaparecer”. Esperar por la muerte de un enemigo como Castro no creo que haya sido una estrategia positiva.
La situación actual de Cuba no puede ser más confusa. Con el poder delegado en Raúl Castro —apenas cinco años menor que Fidel— y una comitiva compuesta por José Ramón Balaguer Cabrera, José Ramón Machado Ventura, Esteban Lazo Hernández, Carlos Lage Dávila, Francisco Soberón Valdés, Felipe Pérez Roque, los cubanos de Miami se han sentido con ganas de celebrar toda la noche y algún medio empieza a difundir la biografía de Fidel (hasta con álbum fotográfico). Habrá que ver si realmente esta vez llega el lobo.
tu eres un maldito fidel castro hijo de la puta muerete