José Vicente Rangel es uno de esos personajes paridos con el gen de la leyenda. Comecandela irredento y candidato sin fortuna, un buen día se cansó de todo y se dedicó al periodismo. Se encargó entonces de sacarle los trapitos al sol al gobierno de Carlos Andrés Pérez con un programa, José Vicente hoy, que literalmente haría historia. Cada domingo, José Vicente contaba en cámara lo que le había contado Cicerón, un personaje difuso que uno suponía era una especie de gremio de dateros que lo ayudaban a descubrir cuanto chanchullo se cocinara en el gobierno.
Fue José Vicente quien le dio el golpe certero al gobierno de Carlos Andrés Pérez, en 1992, cuando denunció el caso de los 250 millones aquellos que se fueron por el camino viejo. Fue apenas quince días antes del segundo golpe de Estado que enfrentó CAP, estaban entonces caldeados los ánimos hasta de las monjas y fue como mucho para el hombre que camina. José Vicente, a través de su programa de televisión y de una columna de prensa que mantenía entonces, era un lanzallamas que incendiaba la opinión pública cada domingo con un montón de denuncias en las que se evidenciaba la danza de dólares que se escenificaba entonces en las alturas del poder.
Fuera del gobierno desde enero pasado, José Vicente volvió a Televen —uno de los así llamados “canales golpistas” de televisión, aunque por alguna razón el gobierno lo ha olvidado ya— y a la prensa. Pero las cosas han cambiado, y uno podía darse cuenta de que cambiarían desde la primera vez que José Vicente tuvo que enfrentarse, ya como representante del gobierno, a un grupo de periodistas que pedían explicaciones por qué sé yo qué cosa que había dicho el presidente por aquellos días: otrora periodista combativo, José Vicente se convirtió en el cancerbero de la verdad oficial, regañando al grupo de insolentes de los que había sido colega.
La historia termina así: casi cinco años como vicepresidente de Venezuela convirtieron a José Vicente en un factor nulo, un hombre que ya no denuncia actos de corrupción. Uno quisiera pensar que es porque la corrupción ha sido exterminada, pero este país hace años que dejó de ser inocente. José Vicente ahora sólo se ocupa, en su programa y su columna, de los horrores de la cárcel de Guantánamo, la saña de los gringos contra Irak, los traspiés de Condoleezza, las contradicciones de la oposición y, claro, el plan de desestabilización. Ah, y el constante panegírico de la gestión gubernamental. De corrupción, nada: Cicerón, parece, se le murió.
espero que este señor no pase a la historia: toda la vida ha sido un vagabundo, que baila al son que le toquen. Da vergüenza ver a un actogenario bajar la cerviz con tanta agilidad para lamer la bota del jefe que le paga. Si hay un monumento al corrupto sistema que se mantuvo (y se mantiene) desde 1958 ese se llama José Vicente Rangel.
un salido!
En la historia de la jaladera es demostrable una evidente evolución: se comenzó jalando, luego, al darse cuenta el jalador que en algunos casos el resultado no era el 100% satisfactorio, degeneró hacia la lamedera… esta técnica tampoco funcionó adecuadamente ya que el lamido desarrolaba un sentimiento de desprecio, nada favorecedor, hacia el lamedor, así que a alguien se le ocurrió la modalidad del guindarse y como plus algunos incorporaron el mecerse… es decir guindarse y mecerse cual Tarzan … este método parece funcionar bastante bien, el único inconveniente que presenta es que el neo-tarzán no ve más nada a su alrededor ya que su atención está totalmente ocupada en encontrar y agarrar el siguiente bejuco.
«La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados».
Es exactamente lo que ha hecho este señor…