Panero contra la cordura

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Leopoldo María PaneroRecluido desde hace años en el Psiquiátrico de Mondragón, primero, y en la Unidad Psiquiátrica de Las Palmas de Gran Canaria, después —y hasta el sol de hoy—, el poeta Leopoldo María Panero se goza el tributo de sus lectores, no pocos de los cuales le consideran el mayor poeta vivo de España. Hace algún tiempo Rolando Gabrielli le dedicó esta nota en la que da cuenta de la dimensión extraordinaria de este hombre que se ha debatido con la prisión, la heroína, la soledad, la esquizofrenia y, claro, la poesía. Hoy El País publica este intento de entrevista en el que Panero, que está en Madrid asistiendo a la Feria del Libro, se resiste a sostener una conversación convencional y, en lugar de ello, habla de la Coca-Cola Light, canta el tema de Desperado y alza el puño recordando sus tiempos de transgresor comunista en la España de Franco. Ah, y ofrece contar chistes de locos.

Está vigente, no sé desde hace cuánto, la promesa de una página oficial de Panero, en cuya portada —lo único que por el momento puede verse— aparece el poeta sonriendo tras las rejas. Mientras tanto, uno puede leer algunos de sus fumes en una colección bien sustanciosa que publica el densísimo portal A media voz.

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4 thoughts on “Panero contra la cordura

  1. Curiosa la vida y obra de este genial poeta, como curioso es este, tu blog.

    Por cierto, lejos de querer hacer publicidad gratuita, os dejo, para aquellos que os pueda interesar, un enlace a mi foro de literatura, donde llevamos a cabo un concurso semanal de relato corto, entre otras actividades literarias.

    El rincón de Sherezade

  2. Sartre en El Muro cuenta la historia de un individuo a quien periódicamente atacan Las Estatuas, y él tenía toda una parafernalia montada para ahuyentarlas. Su enamorada esposa llegó a percibir en algunos momentos la llegada de las estátuas… sensación que generó una serie de reflexiones … estando, un día, asomada al balcón de su apartamento veía a la gente caminar en la calle y le parecíeron gusanos arrastrándose… y se preguntaba, «si bajo a la calle los veré en su dimensión verdadera y me sentiré intimidada». Yo me pregunto si no es conveniente quedarse asomado al balcón en un décimo piso.

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