Ya he hablado antes sobre el Encuentro de Ensayo y Narrativa que se realizó en septiembre en Maracay, capital de Aragua y nuestra otrora ciudad jardín, organizado por la agrupación Pie de Página. Estuve metido en el asunto de pies a cabeza, pues me han encomendado la dirección de la revista cultural del grupo, también llamada Pie de Página, que fue presentada durante el encuentro. En el editorial de Letralia 173 mencioné a algunos de los autores que aparecen en las páginas de la primera edición. La revista es impresa y gratuita, aunque por el momento la única manera de obtenerla es pedírsela a Manuel Cabesa en la Biblioteca Municipal Augusto Padrón, en Maracay.
El encuentro estuvo muy bien. Me sorprendió gratamente la cantidad de gente que asistió, pese a que las ponencias fueron programadas en horas de la mañana y en días de semana. La experiencia del primer encuentro nos permitirá hacer algunos ajustes para que el segundo salga mucho mejor.
Una de las ponencias más esperadas por el público fue la de Ana Teresa Torres (en la foto, por cierto, al lado de Manuel), quien habló de los autores venezolanos emergentes, tema que, con dos semanas y antologías de narrativa urbana a cuestas, conoce plenamente. Aquí un pedacito:
Ya los escritores no se apenan por querer ser leídos, es decir, vendidos, y no sufren ese pudor paralizante ante la idea de la promoción, la exposición, y el acceso a audiencias más amplias que las conformadas por “la tribu”. Por el contrario, se muestran abiertos a presentarse y aprovechar las oportunidades que en ese sentido encuentren. Estos cambios que fueron ocurriendo lentamente —demasiado lentamente— generaron la atmósfera mucho más oxigenada y libre que hoy respiramos. Si bien no tenemos un mercado editorial que permita a los escritores ser verdaderamente profesionales que puedan vivir del producto de sus libros, la lectoría se ha extendido y el mercado se ha acercado a los escritores, y viceversa.
Días después del encuentro, este viernes 12, se produjo la supresión, en el proyecto de reforma a la Constitución Nacional de Venezuela, de un fragmento del artículo 98 en el que se garantizaba el reconocimiento y la protección, por parte del Estado, de
la propiedad intelectual sobre las obras científicas, literarias y artísticas, invenciones, innovaciones, denominaciones, patentes, marcas y lemas, de acuerdo con las condiciones y excepciones que establezcan la ley y los tratados internacionales suscritos y ratificados por la República en esta materia.
Es también Ana Teresa, en carta reciente, quien alerta a un grupo de escritores sobre las consecuencias que podría traer la aprobación de una reforma con tales características. Lo dice en palabras llanas:
Quiere esto decir que el derecho a la justa remuneración por el trabajo puede quedar eliminado. Es decir, que se violaría el derecho al trabajo de los escritores al eliminar su remuneración y convertirlo en actividad gratuita o ad honorem. Si bien son muy raros los escritores que en Venezuela pueden vivir del producto de sus libros, al menos reciben una compensación a través de los derechos de autor. ¿Elimina esta modificación los derechos de autor? ¿Elimina el derecho de exclusividad de los editores?
Es notorio el esfuerzo creativo con que Carlos Escarrá explica el asunto:
Una cosa es inventar y otra es los derechos económicos derivados de la invención, la explotación comercial capitalista, esa es la que se está suprimiendo. Una cosa es que tengas un hijo y otra que tú lo explotes comercialmente. La propiedad intelectual es la que tú tienes sobre una creación, ahora, los derechos económicos derivados de una propiedad intelectual son una cosa totalmente distinta.
Notorio, digo, porque el fragmento eliminado hace referencia a la propiedad intelectual, no a los derechos económicos derivados etcétera etcétera. De alguna extraña manera, Escarrá —diputado por Aragua, cónchale— iluminó a sus colegas congresistas haciéndoles ver que, para evitar el pérfido provecho capitalista de la cultura, es preciso negar por omisión el derecho de todo creador a que su trabajo le dé el sustento. Eso sí, en la misma sesión se aprobó una modificación al artículo 191 en virtud de la cual los diputados a la Asamblea Nacional —club exclusivo de quienes sí merecen que su trabajo sea reconocido y protegido— podrán ejercer cargos públicos sin perder su investidura.
La sensiblera referencia al hijo explotado es, claro, cortesía de la casa.
Estimado Jorge:
No hay duda de que esto barre el mínimo pero reconfortante estímulo que el mercado editorial estaba proporcionando a los escritores venezolanos.
Por cierto, ¿implica esto que debe eliminarse la publicidad en sitios y blogs como el tuyo, que se sostienen imagino parcialmente de esas ayudas comerciales?
Suerte en la tormenta,
Víctor
Víctor, la verdad es que aún no está claro qué es lo que implica exactamente. Pero seguro-seguro no es nada bueno.
No augura nada bueno, es cierto.
Saludos
Amigos, es extrema la ignorancia sobre el tema «no sé nada de eso pero seguro no es bueno». Qué triste que se atraganten en esos fatalismos sin base ni fundamento.
Eliminar la propiedad intelectual de la constitución es un logro enorme para los creadores, eso no quiere decir que no se podrá exigir una justa remuneración por el trabajo creativo, tan solo quiere decir que no se podrá especular con la cultura, que las editoriales cada vez tendrán menos armas para explotar a los escritores.
Estoy dispuesto a conversar abiertamente sobre el tema si existe una disposición hacia la seriedad y la rigurosidad. Saludos a todos.
Francisco, me parece que todo está más que claro. Si se elimina el reconocimiento y la protección de la propiedad intelectual sobre las obras científicas, literarias y artísticas, etcétera, es claro (no sé ni por qué lo estoy repitiendo) que mi propiedad intelectual sobre mis obras ya no será reconocida ni protegida. La propuesta de reforma elimina directamente la referencia expresa al reconocimiento y protección sobre la propiedad intelectual; no hace referencia alguna a eso que dices de que las editoriales tendrán menos armas para explotar a los escritores (que somos, dicho sea de paso, una mínima parte del colectivo afectado). Por otro lado, cuando el diputado en cuestión afirma que podemos tener hijos pero no explotarlos, está siendo bastante claro. Creo, seria y rigurosamente, que ahí no hay matices. Tú me dirás.
Me mostraría de acuerdo con la reforma si se hiciera de una forma menos oscura. Eliminar un derecho en la suposición de que es nuestro derecho que se elimine, me parece perjudicial. Si la intención fuera, como dices, que se garantice que los creadores obtendrán el máximo beneficio posible de sus creaciones (es lo que infiero de lo que escribiste), lo lógico sería que se agregara al texto constitucional una coletilla en la que el Estado se encargue de garantizar que el creador no será vilmente explotado. Pero nada de eso, al menos no en lo que se ha hecho público. Insisto, tú me dirás.
Lo que Francisco Palm quiere decir es que solamente Papi Estado (i.e. Chávez) tendrá la facultad de financiar las obras, por lo tanto los artistas dejarán de ser explotados por la empresa privada, para ser explotados por Papi Estado.
Me parece que hubiera sido mucho mas sano que la estúpida reforma esta que nos quieren imponer porque tienen todo el poder y porque les da la gana y se quieren vengar, la hubieran discutido primero con todo el mundo.
Es triste porque hay una enorme confusión de conceptos, y toda la discusión la conducen hacia el odio irracional que sienten por el actual gobierno venezolano. Las personas en verdad estudiosas del tema en Europa y en los EEUU no pueden estar sino gratamente impresionados por el enorme AVANCE que implica este cambio. Jorge, te preocupas por TU propiedad intelectual de TUS obras, pero ¿en que punto tu obra no es resultado de nuestra experiencia vital, nuestra herencia cultural?, si usas la frase «las rosas son rojas» y te apropias de ella, según tú nadie más podría usarla, porque eso es lo que es la PROPIEDAD INTELECTUAL, l¿le cbrarías royalties a cada persona que use la frase?. Claro tú como individuo puedes hacer poco para imponer tales disparates, pero cuando McDonald’s señala que una frase como «me encanta» es de su propiedad, ¿quién puede detenerlo?, ¿quién le pone límites a su bufete de abogados?, de este modo sacar la propiedad intelectual de la constitución afecta mucho más a las empresas explotadoras que a los creadores.
Los derechos de autor, que es de lo que tu realmente estás hablando y no de la propiedad intelectual (revisa los conceptos amigo, estás mezclando la chicha con la limonada), Son los que te otorgan derechos de invención, producción y divulgación, y están plenamente garantizados en la reforma constitucional. Me llama poderosamente la atención ver como una persona tan involucrada en las letras pierde por completo la capacidad de comprensión lectora cuando la fuente del escrito es el gobierno venezolano.
Marcos, estás obnubilado por odio irracional, nada de lo que dices tiene el menor sentido. La reforma ha sido ampliamente discutida, con una participación sin ningun tipo de precedentes en nuestra historia, pero el país no se puede detener porque una oposición absurda ha decidido darle la espalda a la realidad venezolana. Cuando despierten podrán percatarse que otros han estado trabajando por un país mejorado que desde ya disfrutan.
Es cierto lo que dice fpalm, estas confundiendo la chicha con la limonada y era de esperarse, nos han vendido tanto el termino de «propiedad intelectual» que terminamos totalmente confundidos, para empezar el derecho de autor no es una forma de propiedad sino mas bien un derecho cultural y humano, en la propuesta para la reforma del art 98 simplemente se eliminó este termino porque éste hacia ver un derecho economico mas no cultural del derecho de autor, el hecho de que la creacion cultural sea libre no quiere decir que sea gratis ( existen muchisimas formas de ganarse la vida con la obra sin tener que ser explotado ni estafado precisamente), de hecho mas adelante dice que se seguirá incluyendo la proteccion legal de los derechos de autor, un creador podrá hacer lo que le dé la gana con su obra y no estará atado de manos antes nadie que quiera explotar su obra de intelecto.
Pregunta: si usted escritor, crea una obra y la vende a la editorial que mejor le oferta, pero luego de tenerla (la editorial), no la difunde o no ejecuta precisamente la difusión que usted esperaba, entonces por tener un contrato de «incautación» perdón de «exclusividad» con su obra a favor de esta casa editorial, lo que usted creó se perdió.
Muchas gracias amigo fpalma, pero es triste tener que apagarle la vela a muchos que no se han deado cuenta que ya llego la electricidad … Sin animos de ofender gracias