Antonio Orlando Rodríguez, el niño escritor que ganó el Alfaguara

Compártelo en tus redes:

Antonio Orlando RodríguezAntonio Orlando Rodríguez ganó hoy el Alfaguara alzándose sobre más de quinientos participantes con una historia que huele a infancia: Chiquita, basada en la historia real de la artista cubana Alice Espiridiona Cenda, nacida en Matanzas en 1869 y quien en su vida adulta medía apenas 66 centímetros. Su estatura le valió el sobrenombre de «la muñeca viviente» y como tal presentó en diversos escenarios sus delicadas sesiones de canto a las que, puede uno suponer, nadie asistía realmente para oírla cantar sino para verla como fenómeno de circo, estigma que ella se esforzaba en desvanecer.

Alice Espiridiona Zenda, “Chiquita”«Por detrás del afán de Chiquita en retratarse como una gran estrella siempre brillante», dice el boletín de Alfaguara, «se deslizan de a poco las sombras de la decadencia, los desengaños amorosos, la lenta relegación a las ferias de freaks, y el drama íntimo de una artista que no quiere resignarse a ser exhibida como un mero fenómeno de circo». Hay por ahí alguna nota sobre la artista, curiosamente todas en inglés, así como un breve reportaje (PDF, 66 Kb) sobre una de sus presentaciones en el Nueva York de 1896, directamente desde el archivo de The New York Times.

“Un elefante en la cristalería”, de Antonio Orlando RodríguezPero bueno. Lo que me parece verdaderamente interesante es que Rodríguez es un autor destacadísimo en las lides de la literatura infantil, un tipo que se ha pasado más de media vida escribiéndole a los chamos. Bravo por esta fauna literaria que es capaz de seguir escribiendo (y en muchos casos, viviendo) como niños. En Cuatrogatos, revista sobre literatura infantil que editaba Rodríguez con Sergio Andricaín, puede leerse su bello cuento «Fantasmas», del libro Un elefante en la cristalería, cuya portada es la que aparece a la izquierda, al principio de este párrafo. De allí rescato este párrafo que les dejo con el encargo de que vayan a leer el cuento completo.

Si uno abraza a una chica fantasma, es como si estuviera abrazando a un puñado de aire. Y si alguna vez te levantas de noche a tomar agua y sientes un friecito húmedo en la mejilla, no te asustes: es que algún fantasma sentimental te ha dado un beso.

Si te gustó esta nota, quizás te gusten también estas:

Compártelo en tus redes:

2 thoughts on “Antonio Orlando Rodríguez, el niño escritor que ganó el Alfaguara

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

10 − 10 =

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.