Madrid me recibió con los bares abiertos. La noche del lunes se aparecieron Doménico Chiappe y Linda, su esposa (a la izquierda en la foto), por la Casa de América, y nos abdujeron a Thea Pitman, Claire Taylor, Héctor Perea, Consuelo Triviño y a mí. A Doménico ya lo conocía de cuando estaba aún en Venezuela, aunque sólo por teléfono. Al rato se aparecieron Juan Carlos Chirinos (con camisa anaranjada) y Pablo Sánchez, de Conocer al Autor, con quien voy a grabar un video dentro de un rato para algo que ya les contaré. Fue una agradable noche en que las hordas venecas aprovechamos de promover nuestro país hablándole a los extranjeros de arepas y fines de semana en Choroní. Quise decir a los otros extranjeros, pues aquí casi todos lo somos.
La velada fue en La Bardemcilla, un bar de Javier Bardem y su familia en el llamado barrio gay de Madrid, de cuya actividad nocturna ya me habían hablado. En los baños del sitio, que por supuesto es frecuentado por miríadas de fans del protagonista de El amor en los tiempos del cólera y tanta otra buena película, han dispuesto muy amablemente una caja de tizas para que los visitantes rayen las paredes. Ahí dejé lo mío, una frase de algo que estoy escribiendo. Linda reportó que en el baño de damas uno de los grafitis dice: “Javier, somos Fulana y Sutana y queremos tener un hijo tuyo”.